Salir de un poblado chabolista y empezar una gira por España como una de las actrices protagonistas puede convertirse en un cambio drástico en sus vidas respecto a sus experiencia. Lole del Campo, que encarna a Martirio en La casa de Bernarda Alba, señala lo importante que ha sido esta obra de Federico García Lorca en su vida.

-¿Cómo comienza esta aventura del teatro?

-Empezamos como un juego para que las mujeres y niños de El Vacie no estuvieran en la calle. Nos invitaron a una obra para verla. Nosotras dijimos queremos hacer una como estas y al final nos llamaron y nos dijeron que sí, que nos proponían La casa de Bernarda Alba. Nosotras no sabíamos que era.

-¿Cómo aprendieron el texto?

-Nosotras no sabemos escribir ni leer. Aprendiamos las frases conforme nos las iban diciendo, las memorizábamos. Estábamos en la chabola y no parábamos de repetir las frases para aprendernos los diálogos. Fue muy difícil.

-¿Ha cambiado mucho sus vidas?

-Ahora no nos miran de la forma que lo hacían antes y hemos conocido mucho mundo, pero estamos en la misma miseria.

-Las críticas son excelentes.

-Vino una sobrina de Federico García Lorca y se fue muy orgullosa de como lo estábamos haciendo. La gente nos dice que somos muy naturales y que ofrecemos un toque de realidad.

-¿Qué relación tienen?

-Nos llevamos muy bien. La mayoría somos familia. Ya no está la mujer que hacía de abuela y hay otra compañera que la sustituye, que la tratamos con mucho cariño.

-¿Qué ha sido lo más novedoso?

-Todo para nosotras está siendo nuevo: los aviones, dormir en un hotel, una bañera...

-¿Cómo ha sido el trabajo con PepaGamboa?

-Al principio nos daba mimos, pero cuando se acercaba el estreno era más dura. Nosotras teníamos mucho cachondeo.

-¿Saldrán de El Vacie?

-Eso esperamos, salir de aquí. La esperanza nunca se pierde.

-¿Os han propuesto otras obras?

-Tienen otros proyectos con nosotras con otras representaciones.