Almería

Antonio Jiménez, periodista

  • El maestro de los profesionales de la información de Almería falleció ayer tras una vida dedicada a su trabajo y su familia

Jamás pensé que esto de escribir causara tanto dolor, que una ausencia causara tantas lágrimas. Si algún día decidiera encararme con la literatura y escribir mis memorias, en el primer capítulo diría algo así como que "tuve el honor y el placer de conocer y trabajar con Antonio Jiménez". Han sido más de diez años de muertos, pateras, accidentes y días en los que nos consolábamos de no tener ni una sóla línea que escribir. Trabajé a su lado y cada momento lo disfruté porque lo hacía único. Quería a Antonio como lo quisimos todos los que le conocimos. Sus anécdotas llenarían varios ejemplares de este periódico y aún quedaría alguien capaz de contar alguna más. Coincidió el día de ayer con una comida en la que antiguos compañeros y amigos de la primitiva redacción de La Voz de Almería en la avenida de Montserrat y hoy repartidos por distintos medios de comunicación (Ideal, La Voz y Almería Actualidad), colaboradores y responsables de prensa de partidos e instituciones. Cada uno siguió su camino pero todos recordábamos a ese enorme periodista que, como dice mi compañero de página, jamás pisó universidad alguna y se convirtió en maestro de todos. También él estaba con nosotros.

Durante diez años compartimos confidencias, abrazos, cafés y cigarrillos. Era imposible caminar por las calles de Roquetas y mantener una conversación con él sin que fuera interrumpido por alguna persona que le llamara.

Me ha acompañado a lo largo de mi vida en Almería de tal manera que sería incomprensible sin él. Miles de horas al teléfono (acompañado con alguna amenaza mía con cortarle la cabeza si no se ponía los dientes), compartiendo la historia más negra de Almería: yo en el lugar de los hechos y él con sus "filtros"; miles de confidencias, de secretos, de confesiones, de dificultades y de alegrías, porque Antonio era sobre todo eso, un hombre alegre, porque era un hombre bueno. Ya se que esto siempre se dice de alguien que falta, pero es que en su caso era verdad. Nunca escuché algo malo sobre él, sencillamente porque jamás hizo nada malo.

Antonio era un auténtico PERIODISTA; así, con mayúsculas. Se convirtió, sencillamente con su trabajo diario, en un ejemplo para todos nosotros, en alguien en quien mirarnos y admirar su trabajo. Mantuvo con la Guardia Civil y la Policía de varios pueblos, sus diferencias porque para él la noticia, el suceso, lo era todo. A pesar de esas diferencias, estoy convencido de que media Comandancia de Almería, medio cuartel de Roquetas y media Comisaría de Almería, lloró ayer su pérdida y hoy le acompañarán en su último paseo por su adorada Roquetas donde su Ayuntamiento también recordará su paso y su trabajo para y por el pueblo que quería con locura.

Su vida es para escribir un libro. Desde escaparse con su mujer, Puri que nos dejó hace poco más de un año, hasta escaparse de casa (algo que jamás se perdonó), hasta dejarse la vida por su hijo, Antoñico; si el amor por alguien existe, estaba en la habitación de Torrecárdenas donde vivió sus últimas horas.

Me dijeron ayer por la mañana que Antonio murió de tristeza. La ausencia de su familia le pesó como una losa. Siguió trabajando hasta el final, porque le encantaba su trabajo.

Quiero contar qué tipo de periodista era. En el funeral de su hijo, le pasó a mi entonces compañero y siempre amigo Miguel Cabrera, varios papeles con los sucesos del día para que los incluyera en el periódico del día siguiente.

Inolvidables crónicas deportivas, indescifrables crónicas de sucesos, su vida fue una pelea constante por contar al resto lo que estaba pasando. Lo que decía, un periodista "en la copa de un pino". La frase es suya.

Acostumbrados a considerarnos el centro del universo, los periódicos hoy recuerdan a quien fue espejo de todos nosotros.

Jamás pensé escribir estas líneas sobre la muerte de mi amigo; jamás este oficio me costó tanto; jamás una persona me marcó de esa manera; jamás nadie me enseñó tanto. Descansa Antonio. Te lo has ganado amigo, maestro, PERIODISTA.

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