Los agricultores y vecinos de Las Norias en El Ejido no pueden estar más preocupados por el nivel del agua que continúa en aumento en la 'temida' Balsa del Sapo. El resultado, tras las intensas precipitaciones que vienen azotando a toda la provincia y al Poniente Almeriense, ya son más de 70 hectáreas las afectadas ya que como aclara el portavoz de la Asociación Cañada Las Norias, Juan Bartolomé Escobar, "a últimos de diciembre ya había más de cien agricultores afectados pero calculamos que con las últimas lluvias la superficie afectada a podido aumentar hasta en un 20% más".

Según datos arrojados por la concejalía de Agricultura y Medio Ambiente del Ayuntamiento de El Ejido el nivel del agua ha aumentado hasta en 190 centímetros, de los que al menos 30 centímetros han subido únicamente desde el pasado 15 de febrero. El problema, como recuerda Escobar radica en que "aunque hay cuatro bombas extractoras de agua tan sólo funcionan al mismo tiempo dos porque las restantes se quedan de reserva, pero a este nivel del agua necesitamos al menos tres funcionando al mismo tiempo". En este sentido, apostilla el portavoz del colectivo, "creemos que tras estudiar el bombeo durante los meses anteriores a las lluvias, no se ha mantenido el nivel mínimo establecido".

Pero tras esperas y reivindicaciones que suman años en el tiempo, los integrantes de la asociación se personaron el pasado martes en la capital para exigir un encuentro con el delegado provincial de Medio Ambiente, Clemente García. De allí sacaron en claro que el Parlamento Andaluz ha declarado la instalación de un emisario que evacue el agua hacia el mar como obra de interés general, por lo que a partir de ahora pasa a ser competencia del Estado. De este modo, del 3 al 5 de marzo se celebrará un nuevo encuentro en el que estarán presentes técnicos de la Consejería de Medio Ambiente y del Ministerio de Medio Ambiente.

Así las cosas, los vecinos y agricultores de Las Norias tan sólo esperan a que esa solución llegue en el plazo de tiempo más corto posible, al tiempo que observan al cielo con la esperanza de que la fuerte lluvia no se asome.