Almería

Doña Paquita abre su casa en vísperas del premio andaluz

  • Francisca Díaz, promotora del legado del Parque Natural Cabo de Gata, recibe el domingo el título de Hija Predilecta de Andalucía · Abre su casa y su historia a los almerienses

Si la vitalidad marcase el paso de los años, Francisca Díaz, 'Doña Paquita', viviría en plena juventud a pesar de sus 99 años. La propietaria de la finca El Romeral, de 3.300 hectáreas en el entorno de la Bahía de San José, y presidenta honorífica del Grupo Playas y Cortijos abría ayer las puertas de su casa en la Plaza Emilio Pérez, obra de Guillermo Langle y adquirida y rehabilitada por el marido de Doña Paquita, José González Montoya, tras la Guerra Civil. Este hecho, motivado por el título de Hija Predilecta de Andalucía que recibirá el próximo domingo en Sevilla y que la convertirá en la primera almeriense en recibirlo, trasciende a la historia de Almería.

Francisca nos recibe en su casa. Baja las escaleras acompañada de su sobrina Nina Torres, reconoce encontrarse "divinamente" y muy contenta por el premio, que irá a recoger en persona y sobre el que ironiza con un "por algo será", cuando le preguntan sobre el reconocimiento que le hace la Junta de Andalucía.

Presumida y coqueta se dirige a los fotógrafos diciéndoles "quiero salir bien", pero ella está radiante, desprende alegría por los cuatro costados.

Su hogar, en pleno centro de la capital, huele a historia. En sus pareces cuelgan pinturas y láminas, desde Checa, el ceutí Rivas Lara, el pechinero J.Gómez Abad al acuarelista de Fiñana Julio Visconti. En las vitrinas, Francisca guarda colecciones de lo más variopintas como juegos en miniaturas de teteras o de zapatos de rídiculas dimensiones, y sobre los burós del recibidor y otras salas retratos de su juventud.

Al conocer la noticia de que había sido nombrada Hija Predilecta de Andalucía, "se puso muy contenta porque ella tiene sed almeriense y andaluza. Sí que es verdad que como no tiene mucha memoria se le olvida y se lo tenemos que recordar. Cada vez que se lo contamos vuelve a estar encantada", cuenta su sobrina Nina Torres.

La empresaria almeriense lleva una vida muy tranquila. "Casi todas las mañanas pasea hasta la Puerta Purchena, va a Misa cada día y conserva sus costumbres de desayunar a la misma hora, comer a las dos, tomar el té a las seis y cenar a las nueve. Tiene tradiciones inglesas porque su marido se educó en Inglaterra y las mantiene. Recibe a amigas y familiares, pero sigue una vida muy ordenada y que creo que es lo que le hace mantenerse como está". Postrada junto a la ventana de la segunda planta es donde más le gusta estar. Es el rincón favorito de su casa. "Le gusta ver pasar a la gente y se entretiene durante horas", añade su sobrina.

Francisca, de padre almeriense y madre nijareña, nació en Morella (Castellón) en 1911 donde su padre estuvo destinado como magistrado y, allí, residió un año. "A ella le duele que en su carné de identidad ponga que nació en Morella porque se siente almeriense de los pies a la cabeza", dice Torres. A los 21 años se casó con González Montoya y juntos han sido los encargados de preservar todo el Parque Natural de Cabo de Gata ante la agresión urbanística. Al no tener hijos, se unió a su sobrino César Torres, al fallecer su marido para constituir una empresa y continuar con el legado.

"A lo mejor ellos fueron los primeros ecologistas sin saberlo", dice Nina cuando se habla de la concienciación sobre el cuidado del medio ambiente allá por los años 30. La apuesta por la sostenibilidad se mantiene en Doña Paquita a lo largo de las décadas. En 1993 constituyó la sociedad Torres y González Díaz S.L. (Grupo Playas y Cortijos) con su sobrino y presidente de la empresa César Torres, "para que la sostenibilidad esté sustentada en una estructura económica y rentable que la garantice", señala el máximo responsable de la firma.

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