Almería

Ni el Escorial, ni la Sagrada Familia

  • Toda una generación lleva privada de practicar deporte en un pabellón que comenzó a construirse hace 14 años y lleva una inversión de 12 millones · El inmueble, que está cerrado y sin movimiento, se deteriora

Existe un dicho popular que explica con claridad cuando la ejecución de un edificio se prolonga en el tiempo: Esto dura más que las obras de El Escorial, esa sucesión superlativa de monumentos en la sierra de Guadarrama para las que se emplearon casi 21 años y que se ha convertido en una joya arquitectónica. No es semejante comparar este patrimonio con el pabellón deportivo de Carboneras, pero algo de esa demora infinita entre el comienzo de la obra y la ceremonia de inauguración puede importarse a esta instalación deportiva. Tampoco nada tiene que ver con la Sagrada Familia, pero se ha convertido en otra eterna construcción como esta iglesia barcelonesa que se empezó en 1880 y cuya finalización se ha anunciado para el 2020.

Pero lo que iba a ser un pabellón deportivo de referencia a nivel provincial, e incluso autonómico, se ha convertido en un inmueble cerrado y sin uso, que el paso del tiempo deteriora y parece conformar lo que la psicología ha dado en llamar falacia de planificación.

El actual gobierno, una coalición entre el grupo independiente Gial y el PP, ya reconoció en tiempos pasados la lentitud y mala gestión en el transcurso de una obra heredada del anterior equipo socialista, que esta infraestructura comenzó a construirse hace más de una década.

Si la memoria no falla la primera piedra se colocó en 1998 y en la que se han invertido alrededor de 12 millones de euros a través de fondos municipales, regionales y nacionales.

Pero mientras los políticos se enredan en dimes y dirites, son los vecinos de Carboneras los que están privados de disfrutar de unas instalaciones que realmente son necesarias para poder practicar deporte.

Son los niños, jóvenes, adultos y mayores los que no disponen de un espacio acorde para no tener que hacer deporte bajo el abrigo de la intemperie. Son los ciudadanos de este pueblo levantino los que se tienen que desplazarse a otras localidades, la más cercana a unos 20 kilómetros, para usar, en muchas ocasiones por prescripción médica, una piscina cubierta.

Aunque hace unos ocho meses se vio el final a una obra interminable, y los carboneros creían que el pabellón abría sus puertas, que decir que todo fue un espejismo. Fue algo anecdótico que, en su pista central, se disputase en el mes de abril la fase de ascenso a Segunda División Nacional de Balonmano y que se disputaran varios partidos en las disciplinas de balonmano y baloncesto en las fiestas patronales en honor a San Antonio del pasado mes de junio.

Sea por la razón que sea, pues no hay respuesta institucional, el Pabellón Municipal continúa cerrado y no se sabe por cuanto tiempo será, lo que si saben los vecinos de Carboneras es que hasta el momento ha sido toda una generación la que ha estado privada de disfrutar estas instalaciones deportivas.

Y como las hemerotecas no engañan y están al alcance de todos, sólo recordar que la memoria del proyecto inicial decía que por motivos económicos "el proyecto se desarrollará en fases sucesivas hasta octubre de 2005". Esa era la fecha de finalización de una obra, que muchos definen como "mastodóntica y sin sentido".

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