Almería

Espadas y la ley de Murphy

  • La entrada de la comitiva reflejó el peso masculino de la cúpula de poder del nuevo Gobierno

El nuevo Gobierno andaluz es paritario, pero en el reparto de poder no. Y esa realidad se escenificó en la llegada de la comitiva al Monasterio de Santa María de las Cuevas. Los cuatro hombres fuertes que marcarán el ritmo político y mantendrán el pulso económico de los próximos cuatro años llegaban juntos. Chaves en el centro, flanqueado por sus vicepresidentes Gaspar Zarrías y José Antonio Griñán, y por el titular de Innovación, Francisco Vallejo. Un trío de ases que, pese a mezclarse con el resto de la baraja de consejeros en el estrecho pasillo de la capilla, fueron los primeros ya en el altar en prometer, que no jurar, su lealtad a la Constitución y al Estatuto de autonomía y guardar secreto sobre los asuntos debatidos en Consejo de Gobierno.

Tras ellos los demás, con la misma fórmula y sin errores, hasta que llegó Juan Espadas, el nuevo responsable de Vivienda. Con él llegó la primera ley de esta legislatura, la de Murphy, aquella que puede resumirse en que si algo puede salir mal, saldrá mal, jugándole una mala pasada hasta el punto de llevarle a confundir la Casa Rosa con La Moncloa y a Chaves con Zapatero: prometió que no desvelaría lo que se discutiera en el Consejo de Ministros.

La carcajada general le hizo salir de inmediato de su error, pero los nervios ya no le abandonaron. Tras su promesa corregida intentó volver raudo y veloz a su puesto de salida sin percatarse de que lo hacía sin saludar a su jefe y de la presidenta del Parlamento, Fuensanta Coves. Chaves, indulgente con el primer lapsus -en el que él mismo incurrió en su primera toma de posesión como presidente, tras dejar el Ministerio de Trabajo-, le advirtió a tiempo del segundo para que la novatada no fuera a más.

El acto concluyó igual que empezó, con saludos a muchos familiares, charlas con compañeros de partido y antiguos colaboradores, y con muchas prisas. Las de quienes tenían que recoger ya su nueva cartera y las de quienes tenían que entregarla, o hacer las dos cosas a la vez, como Evangelina Naranjo, la única que hacía doblete traspasando el departamento de Gobernación a Clara Aguilera mientras cogía el relevo en Justicia a María José López. Un departamento tan desconocido como colapsado y cuestionado tras el caso Mari Luz del que no se atrevió a decir qué hará hasta que no haya superado su primera asignatura: "Estudiar".

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