Apasionado del folclore almeriense

Francisco Martínez Botella, cura

  • El párroco de Turre, que también lo es de Los Gallardos y de Bédar, está recopilando, junto con unos amigos, repertorios folcloricos de Almería: fandangos, seguidillas, jotas, soleares y malagueñas

El párroco de Turre -lo es también de Los Gallardos y de Bédar- abre la puerta de la casa del Padre. Nada más entrar, pone rodilla en baldosa, hace la señal de la cruz, se encamina a la sacristía y habla de música, de la música tradicional almeriense, una afición germinada en el regazo de su abuela, allá en el Benizalón de cuando era pequeño.

Nacido en Albanchez, don Francisco, Francisco, Paco, según quién, es cura gracias a Dios: "Desde siempre quise ser cura, ya de pequeño fui monaguillo y con catorce años ingresé en el seminario. Estudié el bachillerato y, a continuación, Teología".

La sacristía de la Parroquia de la Purísima de Turre, es espartana de mobiliario, tirando a celda de cartuja. Paco saca del armario una sotana: "La uso tres o cuatro veces al año, en ocasiones muy especiales. La sotana es larga y de color negro porque…". Entonces le sale la vena histórica, porque a Paco le gusta la Historia y sabe la tira.

"En segundo año de Teología me salí del seminario, no lo veía claro. En esta etapa estudié Magisterio. Tras aquel periodo, entendí que mi camino era seguir a Dios en el ministerio sacerdotal. Soy feliz. Lo que somos, somos por la gracia de Dios, estoy convencido de ello y así intento vivirlo: con la gracia de Dios".

En equipo con unos amigos, Paco, el párroco de Turre, Los Gallardos y Bédar, está recopilando repertorios folclóricos de Almería: fandangos, seguidillas, jotas, soleares, malagueñas, así como los instrumentos con los que se tocaban. Encima de la mesa de la sacristía reposa una guitarra tenor.

"Saco el tiempo de donde no hay, con la ayuda de Dios. Los domingos tres misas, si, además, tengo un entierro, dos bautizos, humanamente es imposible sin la ayuda de Dios". Dios y Jesucristo, Jesucristo y Dios, dos palabras, dos nombres, acampados en su conversación, en su fe. "Sin fe yo no sería nada, sin el Señor no podemos vivir, es lo que da sentido a la vida. La vida no es un camino de rosas, cada uno tiene su cruz, pero yo no me cambio ni por nada ni por nadie".

Cierto y seguro que cientos de miles de seres humanos tampoco se cambiarían por Paco, Francisco, don Francisco, según quién. "Dios es el ser que más respeta al hombre. No obliga a nadie, sencillamente se muestra, aquí estoy. En la vida no se trata de renunciar, sino de elegir. Estamos constantemente cuestionándonos todo. Damos tumbos porque no estamos cerca de Dios, eso creo".

A trancas y barrancas, en los escasos momentos libres, Francisco Martínez Botella, el cura de Turre, Los Gallardos y Bédar, está realizando un estudio estadístico de la evolución demográfica de Turre desde el siglo XVII. La Historia, que le tira.

Hombre y cura de este tiempo, Paco sabe la que está cayendo en la doctrina católica, la iglesia, la jerarquía "hoy día, lo que más se demanda es que los cristianos tenemos que ser luz para el mundo. Dios no nos pide imposibles. No hay que tener miedo a la verdad, y que cada cuál aguante su palo. Pero la verdad verdad, no la verdad que interesa en cada momento".

Hay un dicho que dice: "Cuando la fe sale por la puerta, la superstición entra por la ventana". La pregunta es: ¿en qué o en quién se puede creer? "La fe es un regalo. Podemos mantenerla o dejar que se desparrame, podemos incluso perder la fe. Pero la fe no es creer cosas, la fe es fiarse de Dios. Intentar buscar un sentido a todo al margen de Dios, es coger la pendiente hacia una sociedad neurótica inmersa en el consumismo y hay parcelas en el ser humano que no se pueden llenar con el materialismo".

¿Por qué tanta miseria, tanto sufrimiento? Una parte del mundo padece, otra parte pasa de todo y alguna parte, pues alguna parte, se pregunta: "Jesucristo, cuando se subió a la cruz, sufrió por el ser humano, con todos los que sufren". Es la respuesta de Paco, el cura, el hombre, que también sufre: "Los peores momentos son muchos, sin embargo, cuando hay que enterrar a un niño, es uno de los momentos humanamente más duro".

Juan el Bautista predicaba a la gente y Juan los bautizaba en el río Jordán. Para Paco, el cura de Turre, Los Gallardos y Bédar, es una alegría dar la primera comunión, bautizar, dar la comunión a un enfermo. "Como sacerdote y cristiano, seguir a Jesucristo es algo maravilloso porque es lo único que da la felicidad. Dios no abandona nunca".

Las paredes blancas de la sacristía de la iglesia de Turre han sido el lienzo de los grafitis allí estampados con formas y colores de palabras, reflexiones, pensamientos, dudas, historias. Al salir a la calle parece que el tiempo se haya detenido y, efectivamente, el reloj de la iglesia marca la misma hora de hace dos horas. Está estropeado. ¿Hay algún relojero por ahí?

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