El reportaje

El Mediterráneo y El Ejido

EL mar Mediterráneo está muy presente en el devenir histórico de El Ejido, su posición geoestratégica hacía que se viera afectado por las relaciones de España con el Magrheb, las cuales, a raíz de la conquista cristiana del Reino de Granada, se convierten en un peligro, siempre latente, de incursiones piráticas en sus costas.

Se hizo necesario, desde el principio, establecer el sistema defensivo para evitar, en la medida de lo posible, que la población en continuo crecimiento, todavía a mediados del siglo XVIII, dejara de verse alterada de sobresaltos ante la desagradable visita de los temidos piratas, circunstancia de la que Simón de Rojas en 1805 se hace eco: "se supone que el no tener edificio ni seña alguna el Baño de Guarda Vieja es porque no lo hallen los moros, que solían venir a ellos hasta no muchos años ha".

El mariscal de campo Antonio Bucarelli, en el dictamen elaborado en 1762 para el "Resguardo y Seguridad" de la Costa del Reino de Granada, expone: "una legua a el levante de esta torre (Balerma) está la punta que llaman de la Guardia Vieja, que se eleva insensiblemente formando una especie de maceta inmediata a el mar, a propósito para construir una batería capaz de seis cañones de a veinte y cuatro, alojamiento para un oficial y cuarenta soldados por mitad de infantería y caballería, y los almacenes de pólvora y pertrechos. Tendrá por objeto cubrir uno de los parajes más expuestos de la costa, por lo accesible de sus playas y por su distancia de poblado; poner en seguridad los Baños del mismo nombre, donde concurren muchos enfermos, a buscar la salud, aun a costa del riesgo a que se exponen; y que la caballería patrulle con menos incomodidad, desde este puesto por poniente a el río de Adra, y por levante a darse la mano con la torre de Los Cerrillos con la que salga de Roquetas" (Archivo General de Indias de Sevilla, Indiferente General, L.3.121). En otro apartado de su dictamen Bucarelli matiza respecto a la seguridad: "el agua está más que tibia y aseguran que son muy frecuentados, y en los que se experimentan muchas curaciones, lo que se prueba con ser tan frecuentados en un sitio tan expuesto, y en el que para estar la noche con alguna seguridad se entran una legua de tierra adentro".

Como hemos visto durante varios siglos el riesgo está muy presente en la costa ejidense, por los efectos de vecindad del Norte de África, con unas posibilidades de amenaza siempre presentes. El cordón defensivo, frente a la piratería morisca y bereber (siglos XVI-XVIII) lo integraban el castillo y posterior torre de Balerma, la torre primero y castillo después de Guardias Viejas, la torre de Las Entinas, y la torre de Los Cerrillos. Este sistema respondía a cierta concepción político-militar-arquitectónica que tenía especial intensidad en las costas andaluzas orientales, especialmente desde la conquista del Reino de Granada, siendo un reflejo de existencia y de historia, con modos de vida militares encuadrados en sociedades agrarias tradicionales.

El Castillo de Guardias Viejas se convertirá en el símbolo de la política de reconversión, en la costa ejidense, de las vetustas e inoperativas defensas en fortificaciones de nueva planta, impulsadas por Carlos III, el rey de los reformistas.

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