Almería

La Rambla (y IX)

  • Desolación. Amén de cuantiosos daños en enseres, domésticos y animales, viviendas y comercios, la trágica riada en la mañana del 11 de septiembre de 1891 se cobró más de veinte vidas en la ciudad

La Rambla (y IX)

La Rambla (y IX)

La rambla de Amatisteros

le dijo a la de Belén:

agárrate prima hermana

que yo te acompañaré

cuando las aguas estén bravas.

Se cogieron de la mano

y atrancaron a correr…

¡Se han llevado el Barrio Alto

y la calle san Miguel!

Gracias le demos al cielo

que la nube fue de día,

si llega a ser de noche

fenece toda Almería

FIN del trayecto iniciado en la cabecera de Belén, en las presas de contención de las torrenteras nacidas del circo montañoso que circunda a la capital. Parada y fonda en la plaza de las Velas y fuente de los 103 surtidores, tantos como pueblos en la provincia; maloliente desde el primer día y con problemas técnicos incomprensiblemente sin solucionar. Añadidas a otras deficiencias, justifican el malestar vecinal - en especial de sus tramos altos- ante la insuficiente y/o desidia en el mantenimiento del espacio abierto. Sin embargo, estos no desacreditan, insisto, el espléndido proyecto de Antonio Góngora Sebastián que, además de embellecer el entorno, logró vertebrar la ciudad dividida por el otrora cauce abandonado a su suerte. Un ramblazo árido transitado -valgan dos ejemplos dispares- por carros uveros caminos del Muelle, para el embarque de barriles; o carretas de bueyes portando "jaulas" con los toros a lidiar en el coso de Vílches: de la estación del ferrocarril a la plaza. Una Avda. García Lorca palenque hoy de múltiples actividades lúdicas y escaparate de multidisciplinares exposiciones. La última -en el mirador frente al Instituto Celia Viñas-, "Génesis", de Sebastiao Salgado: 38 grandes soportes con fotografías y textos que muestran la abrumadora belleza de diferentes enclaves naturales alrededor del mundo y que al mismo tiempo los reivindican: Amazonia, Patagonia, África, Ártico, etc. A esta se suma la permanente estatua de La Caridad (originariamente dando frente a la plaza Circular) y Juan Bautista de La Salle, más tres esculturas de considerable tamaño, una de ellas alegórica a los donantes de sangre.

TEATRO LAS VEGAS

Los desastres naturales (terremotos, sequías crónicas, lluvias torrenciales) se asemejan en nuestra provincia a una recurrente maldición bíblica. La riada más letal de la que se guarda memoria se remonta al 11-IX-1891, lo que motivó, como veremos, el encauzamiento de la rambla. Casi un siglo después, hacia el mediodía del 2 de abril de 1970 las turbulentas aguas arramblaron con todo lo que encontraron a su paso, causando enormes destrozos en el teatro Las Vegas -humilde instalación portátil de variedades ubicado a la altura de la Escuela de Formación- en el momento en que ensayaba la compañía de Carmen Morell, conocida cantante que formó popular pareja con Pepe Blanco:

Las aguas y lodo, en su curso, arrasó sillas, vestuarios, amplificadores y otros enseres, calculándose las pérdidas en dos millones de pesetas. En el recinto del Teatro quedaron cascotes y escombros por parejo como un metro o más de altura. La tormenta ocasionó destrozos en todas las instalaciones, llevándose muchos enseres hasta el mar y quedando otros a lo largo del cauce de la Rambla.

La tromba se cobró la vida de siete personas (en la rambla de La Chanca, arrastrados al mar en el interior de coches y entre escombros), cuantiosos daños materiales y la ruina del modesto empresario Gómez Cabezas. Tras la decisión del Sindicato de Espectáculos de ceder el cuadro folclórico "Virgen del Mar", Educación y Descanso organizó en el teatro Apolo una doble función benéfica el 7 de ese mes. El mismo montaje escénico, De América a España, encabezado por Carmen Morell, repitió al día siguiente en el Cervantes con enorme éxito de público.

¡¡CARIDAD, COMPASIÓN, PROTECCIÓN!!

Este fue el desgarrador llamamiento a España entera del diario decano, La Crónica Meridional, en nombre de una Almería de 45 mil almas:

¡Caridad para los desgraciados! La miseria de Almería no tiene límites ¡qué invierno nos espera! Qué desesperado porvenir el de tantas familias como han perdido su hogar, sus medios de subsistencia y sus enseres. Almería está de luto. España ha de fijar sus ojos compadecidos en este mísero rincón. A todos pedimos ¡Caridad, Compasión y Protección!

La súplica fue respondida generosamente desde los cuatro puntos cardinales del pais a través de la colecta nacional abierta. Tragedia, la del 11 de septiembre de 1891, que bien podía haberse minimizado si el Ayuntamiento hubiera acometido la canalización de las ramblas de Belén y del Obispo propuesta por el arquitecto municipal, Trinidad Cuartara, después de las salidas de madre de estas en 1879 y1888, afortunadamente sin víctimas aunque sí serias pérdidas materiales, de Las Almadrabillas a la Vega. Sin embargo, el Consistorio, alegando falta de fondos, desestimó el proyecto (AMAL, legajo 826) y tampoco tuvo el coraje político de exigírselo al Gobierno de Madrid. En la riada que comentamos, en escasas tres horas 154 litros diluviaron sobre la ciudad, sembrando el terror desde las calles que en abanico confluían en Puerta de Purchena, Paseo, Obispo Orberá o La Tiendas. En total fueron 21 las personas directamente fallecidas, arrastradas por el agua y fango (algunas devueltas por el mar) o bajo los muros y casas derruidas.

Al tiempo de que el Municipio atendía las más perentorias necesidades de personas y hogares, la magnitud de la tragedia y el clamor popular llegó a la Corte a través de las autoridades locales. La reina Regente, María Cristina, se vio obligada a nombrar una Comisión que de aquí en adelante se encargaría de solucionar a los problemas planteados y canalizar las ayudas llegadas del exterior, entre las que se incluyen las muy considerables de la prensa madrileña (La Época, El Globo, El Liberal), quienes construirán a sus expensas el barrio de La Caridad (próximo al Quemadero) y el de La Misericordia, en Los Molinos de Viento. Al frente de dicha Comisión Regia figuraron Ventura García Sancho y Manuel Eguilior y Llaguno, los dos con calle en la ciudad, al igual que los ingenieros Javier Sanz y Valero Ribera. Estos acometieron el encajonamiento y nueva alineación hasta el mar, convertidas ya ambas ramblas en una sola. Los trabajos comenzaron en 1894 y concluyeron en 1897.

ESTATUA DE LA CARIDAD

Fue el único elemento decorativo que se permitieron para perpetuar la memoria de aquella caótica jornada. Aunque importante dado su carácter simbólico, monumentalidad y el ser la primera que lució en una capital huérfana de ornamentos callejeros. La Comisaría Regia aceptó la idea insistentemente solicitada por el diario LCM y la ejecutó con fondos propios, por un montante total de 5.296 pesetas. El proyecto se debe al arquitecto Enrique López Rull -con la colaboración de Carlos López Redondo, director de la Escuela de Artes y Oficios-, "sin riqueza de mármoles y bronce". Fundida en los talleres Francisco Oliveros y Cía. por Antonio Ceballos, según el boceto de otro paisano: Luis Fernández Cortés, "el cual ha hecho cuanto humanamente es posible, dado los pocos recursos de que disponía... Sin ceremonial alguno fue inaugurada en 1898.

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