Crónicas desde la ciudad

La Rambla (VII)

  • Sanidad y Enseñanza. A la obra asistencial '18 de Julio' se le sumó en la Rambla el sanatorio del Dr. Artés, mientras que a La Salle le acompañan el IES Alhamilla y el colegio Stella Maris

La negligencia y/o insuficiente grado de conservación a lo largo y ancho de la Avda. García Lorca han aflorado desperfectos puntuales. Incluida la estatua de La Caridad, llorando nuevamente ríos de óxido y suciedad sobre el basamento diseñado por López Rull, algo que ya los restauradores de Dromos adelantaron que sucedería. No obstante, tales deficiencias no cuestionan en absoluto la bondad y belleza del original proyecto de Góngora Sebastián. Tampoco su denuncia –para la que existen otros foros- es motivo de esta serie dedicada a glosar su historia y espacios más emblemáticos.

Desde la Farmacia Meléndez, esquina a Santos Zárate –abierta ante la demanda farmacológica del sanatorio “18 de Julio”- a Obispo Orberá (trayecto al que desembocan las calles Dolores Rodríguez Sopeña y Terriza), el arcén derecho está colmatado por edificios de 8-9 alturas sobre antiguos solares baldíos, almacenes y casitas bajas; entre ellas todo el lienzo propiedad del convento (a su espalda) de la Compañía de María. En el margen izquierdo destacan (o destacaban) dos señeras instituciones: La Salle y sanatorio del Dr. Artés Guirado (fallecido este, fue demolido y en su lugar Sevillana de Electricidad edificó su sede).

Aceptada por el Ayuntamientos la solicitud (noviembre, 1946) del Dr. Artes para la construcción de un inmueble de dos plantas (con fachadas a la Rambla y c/. Giménez Canga-Argüelles), el arquitecto Langle Rubio firmó los planos y memoria que contemplaba –sobre un terreno de 1067 m/2, incluido el jardín- la vivienda particular y el sanatorio, ocupando este la planta baja. En 1950 ya estaba a pleno rendimiento el centro privado en el que, además, pasaban consulta y operaban médicos de diferentes disciplinas. Cabe señalar entre el personal sanitario a los ATS Enrique Asensi, García Santisteban y Luis Criado; asistidos por experimentadas enfermeras: Soledad, Carmen y Maruja, entre otras.

EL BISTURÍ DE LOS TOREROS

De carácter jovial y cercano a pacientes y amigos, Domingo Jesús Artés Guirado logró aunar vocación médica con una acendrada afición taurina al responsabilizarse en 1942 -por encargo del Montepío de Toreros- de la enfermería del coso de Vílches, en calidad de cirujano-jefe. De abril de aquel año a agosto de 1965 firmó 39 incidencias facultativas: cogidas de distinto pronóstico sufridas por profesionales del toro, servidores de la plaza o espectadores. A todos atendió –asistido por el correspondiente equipo quirúrgico- con diligencia y profesionalidad. Entre sus pacientes -famosos unos, humildes otros- el novillero Niño del Barrio fue el primero en pasar por el quirófano y Curro Romero el último. En la Feria de 1965 el camero sufrió una aparatosa cornada; estando durante su convalecencia en el sanatorio acompañado por su esposa, Concha Márquez Piquer.

Natural de Tabernas (diciembre, 1902), falleció el 11 de agosto de 1972 a consecuencia de una hemiplejia. Casado con la jiennense Gloria Cruz García, no tuvieron descendencia. En Almería estudio el bachillerato, Medicina en Granada y las especialidades de Aparato Digestivo y Cirugía General en Madrid, ingresando en el Colegio de Médicos de la Provincia en 1929. De su extenso currículo destaca la pertenencia en 1935 al cuadro médico de la Asociación de la Prensa, con consulta en Concepción Arenal, previa a la abierta en c/. Murcia. Durante la guerra civil, Domingo Artés fue vocal y tesorero en la Agrupación (Colegio) de Médicos y en la posguerra titular de la Casa de Socorro. La vocación profesada desde joven le llevó a participar en becerradas en Granada y Almería y a ejercer de eventual empresario, dando oportunidades a modestos aspirantes locales. Fue jurado del Trofeo Relampaguito y cultivó la amistad con aficionados tan solventes como el Dr. Paco Pérez, José Durbán Quesada, Pepe Rodríguez Orta, los hermanos Jerónimo y Rafael Molina, los Gómez Angulo, José Tara, etc.

COLEGIO LA SALLE

Debo agradecer a Antonio Galindo la oportunidad de visitar la, a mi juicio, joya de la corona del centro lasaliano: el Museo de Ciencias Naturales, extraordinario logro científico de Rufino Sagredo Arnáiz (1899-1991), sobre la base recopilada por tres hermanos que le precedieron. Una vastísima colección botánica enriquecida con miles de plantas autóctonas de la provincia almeriense y norte de África. Igualmente espectacular es la muestra de fósiles marinos y terrestres, rescatados tras una prolongada labor investigadora; muy especialmente los huesos y colmillos de ballena hallados (1972/73) en la serrata de Alhamilla, trasladados con la ayuda del citado amigo y profesor de Biología y otros alumnos. Con motivo del centenario descubrieron en la Rambla una estatua del fundador, Juan Batista de La Salle (1651-1719), obra de J. Leal, y editaron un libro conmemorativo coordinado por Mª Elena Palanca y Pilar Navarro,

Coincidiendo con el recrudecimiento en 1909 de la guerra en el Rif y los desórdenes en Barcelona, una gacetilla en La Independencia (28-VIII) da cuenta de la llegada de los hermanos docentes: “Habiéndose trasladado a esta capital el acreditado Colegio de los Hermanos de la Doctrina Cristiana que tenían en Orán… quedará abierta la matrícula para el próximo curso, admitiéndose alumnos internos, medio pensionista y externos. La espaciosa casa que fue de don Miguel Barbarín, en la calle baja de Almanzor, con su hermoso jardín adjunto, han sido oportunamente acondicionado a los fines de la institución… “. Ese mismo año comenzaron las clases en el colegio “San José”, con doce profesores de nacionalidad francesa dirigidos por el hermano Attale. Remitimos a los interesados en la historia lasaliana al antedicho libro, en el que se recogen las incontables vicisitudes de la institución, referente en Almería de la educación privada: nuevo profesorado, sustitución de los hermanos franceses por españoles, supresión del internado, fusilados en la guerra civil, nuevo grupo escolar gratuito en Las Chocillas, profesorado laico, alumnado, etc.

Propiedad del empresario Manuel Vicente y destinado a cuartel de la Guardia Civil (quizás para compartirlo con el cuerpo de Carabineros), el colegio comenzó a edificarse a principio de los años treinta, según planos de Guillermo Langle. En julio de 1935 su nuevo propietario (la sociedad barcelonesa “Instrucción Popular”), solicitó permiso para las necesarias reformas “a fin de poderlo dedicar a la enseñanza de la juventud masculina con el título de Colegio La Salle”. El proyecto se quebró con la guerra civil, siendo ocupado como cuartel y cárcel de la zona republicana. En septiembre de 1939 el nuevo director, hermano Gabriel de Jesús, lo recuperó y acometió las obras definitivas organizadas en tres plantas de estética neobarroca, dirigidas por el mismo arquitecto. Antes pidió al Municipio la retirada de los escombros procedentes del refugio construido en su patio principal. Recinto, con entrada por Altamira, escenario de actividades lúdicas, en especial Festivales de la Canción y Festivales de Flamenco.

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