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Los Refugios de la Guerra Civil, un recorrido lleno de historia

  • Hay 4 kilómetros y medio de galerías, con capacidad para acoger a unas 35.000 personas

La céntrica Plaza Manuel Pérez García de la capital todos los días es transitada por miles de almerienses y turistas, pero muchos no conocen la realidad que esconde en su interior. Almería fue bombardeada por mar y aire en 52 ocasiones, cayendo un total de 754 bombas que destruyeron la ciudad. Tras el actual encanto de esta céntrica plaza, años atrás se vivía una situación muy distinta en la que la población vivía con miedo, hambruna y desesperación. Nos remontamos al año 1936, la catastrófica Guerra Civil española y nos adentramos en los refugios que construyeron los almerienses, con sudor y sangre, para buscar cobijo ante la masacre.

Los Refugios de Almería poseen la estructura original, únicamente han rehabilitado el suelo poniendo hormigón. Guillermo Langle fue el arquitecto encargado en realizar esta obra, pero fueron los ciudadanos los que hicieron, palmo a palmo, estos cuatro kilómetros y medio que hay de galerías repartidas por los principales barrios de la ciudad.

Había 67 bocas de acceso a los Refugios y ahora hay colocados kioskos para taparlas

La visita comienza con un vídeo explicativo de aquella época tan real como duro. "En aquellos años lo que no había era dinero, veías a la gente llorando por todos sitios. No había dónde comer y sólo se hablaba de la guerra", rememora con ojos tristes un anciano que vivió esta situación. Otro señor, afirma que se tiraba "una noche entera haciendo cola para poder coger una barra de pan".

Explican que en esos años no había colegios, ni feria, ni nada de alegría. Todos se acuerdan de la temible alarma que alertaba a toda la ciudad cuando había que refugiarse porque llegaban el bombardeo. Cuando finalizaban, sonaba la "sirena de la tranquilidad" para alertar a la población de que el peligro había pasado. "Yo no lo olvido, a mi me quedará siempre. Ni debemos olvidarlo para que no vuelva a ocurrir nunca", sentencia un superviviente.

Los Refugios se encuentran a 9 metros de profundidad y tenían capacidad para acoger a 35.000 personas. Había un total de 67 bocas de acceso, en la actualidad hay un kiosko colocado encima de cada entrada. Fueron tapiados tras la guerra y en 2006 se volvieron a abrir para convertirlo en uno de los atractivos históricos con más valor de Almería. En estos pasillos no se permitía encender velas ni bombillas para no ser vistos desde el cielo. Poseían una zona de despensa y un quirófano. La gente lloraba desconsolada por el miedo a las bombas. "Muchas personas murieron al salir y entrar por ir corriendo. La única moneda de cambio en los refugios era una sonrisa", recuerdan.

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