Almería

Reivindicando la figura de Isabel Millé (I)

  • Apellido. Con sus hermanos, constituye una estirpe que ha honrado a Almería y ha florecido en Buenos Aires dado su prestigio en la investigación, en las letras y en las artes

En esta casa nació la erudita

Dª Isabel Millé Giménez

(Almería, 1894-1990)

Filóloga, Archivera y Poetisa

ASÍ reza el mosaico con que la AA.VV. Casco Histórico-Ayuntamiento (vía oficina del Plan Urban) honrará el mes de enero -en el marco de las fiestas de san Antón- la memoria de tan ilustre vecina, sobre la fachada del nº 11 de calle La Reina, noble caserón esquina a Arráez (frente a la Casa de los Jover, hoy Archivo Municipal "Adela Alcocer") según proyecto del arquitecto Enrique López Rull. No se trata de entablar un estéril concurso de méritos entre la docena larga de personajes que la precedieron, pero lo cierto -aquí debo entonar el mea culpa- es que tal distinción debería haberse plasmado hace varios años. No en vano nos hallamos ante la figura femenina de mayor rango intelectual y completo currículo académico de toda la historia almeriense, a la par que la menos estudiada y reconocida. "Hija de Andrés Millé y Carmen Giménez, ilustre poetisa, con sus hermanos constituye una estirpe familiar que ha honrado a la ciudad de Almería y ha florecido en Buenos Aires, debido a su prestigio en la investigación, en las letras y en las artes"; el laudatorio párrafo corresponde al fallecido sacerdote, cronista indaliano y caricaturista Bartolomé Marín, en el prólogo a El regreso y otros cuentos.

Además de quien fue su director espiritual, de Isabel se ocuparon tiempo atrás los también prologuistas José María Artero (Cosmogonia) y Joaquín Mª Linde, SJ (Ana María); Tapia Garrido (Almería hombre a hombre), Florentino Castañeda (Tierra de Poetas), Pura López Cortés (Revista Algazul), Concha Castro (Diccionario IEA), Mª Luisa Andrés (75º Aniversario AHPAL) y yo mismo desde las páginas de Diario de Almería. Conocedor del paño y de como se las gastan mis paisanos, soy consciente de la dificultad (más bien quimera) de que su nombre se incorpore al callejero de la ciudad que la vio nacer y morir; que titulen en su honor una cátedra o centro educativo y de que luzca su busto en un parque. Aunque seguiré reivindicando su relegada figura con iniciativas como la citada propuesta a la AA.VV., escribiendo de ella o procurando la dignificación y renovación, más o menos pronto, del nicho que ocupa en el cementerio municipal de san José. Hoy conviene contextualizarla en su entorno familiar y adelantar la intención de Mar Sánchez Marchori, sobrina-nieta residente en Valencia, de elaborar una tesis sobre su vida y obra.

EL PADRE

Catalán de ascendencia levantina nacido en 1867, Andrés Millé Vilarasau estudió Ingeniería en la Universidad de Barcelona y recaló en Almería al abrigo del próspero sector minero provincial. Llegó en el último tercio del s.XIX como apoderado de una firma industrial barcelonesa y casó en los años ochenta con Carmen Giménez García. A partir de 1884, del matrimonio nacieron ocho hijos (José, Andrés, Carmen, María del Mar, Isabel, Juan, Antonio y Manuel), en distintos domicilios: calles Arráez, León, Marín y Gerona. María del Mar fue la única que no emigró a Argentina, marchó a vivir a Valencia tras casarse, mientras que Manuel falleció a muy corta edad. Hombre emprendedor, pronto la prensa daría cuenta de su actividad. A la gacetilla inicial le siguió, a modo de tarjeta de visita, el agasajo ofrecido en la Cervecería Inglesa tras la firma en arrendamiento de las minas de hierro "Carmen y Concha" en nombre de la compañía representada:

"Máquinas.- Obligados a dar conocimiento a nuestros lectores de todo lo que reporte positivas economía en su uso… no vacilamos en aconsejarle a los industriales y empresas mineras y agrícolas, la adquisición de máquinas para el desagüe de las minas, movidas por vapor; material de construcción para ferrocarriles y tranvías económicos mineros… conforme con los últimos adelantos de la ciencia que nuestro particular amigo, el ingeniero D. Andrés Millé, representante de una importante empresa catalana, recibe en esta capital".

EMPRENDEDOR

Perfectamente integrado en la sociedad almeriense, especialmente entre la colonia francesa (del francés tradujo un par de folletones técnicos para La Crónica Meridional), figuró como directivo del Círculo Literario, donde llegó a exponer aceptables pinturas al óleo; fue secretario del reorganizado primer cuerpo civil de Bomberos (junto al arquitecto Cuartara), fiel contraste de pesas y medidas y delegado del Banco Aragonés de Seguros. Entre las diversas iniciativas comerciales destaca la oferta ganadora en concurso público de tres potentes grúas (fabricadas por una factoría de Manchester) con destino a la carga y descarga del muelle portuario en construcción y la representación para toda Andalucía de selectas "cepas y vides americanas", comprometiéndose al análisis de las tierras y al suministro de guano y abonos. Sin embargo sería una fábrica de descortezado y elaborado de ramio (fibra vegetal de origen oriental empleada en hilaturas textiles) la que le proporcionó mayores beneficios… y la que finalmente le llevó a la ruina. Se repetía la renuencia de los agricultores de la Vega a innovar con cultivos no tradicionales como ya ocurriera con la caña de azúcar para el ingenio de Montserrat. Con moderna maquinaria y numerosos empleados, se instaló en la zona de Haza de Acosta, pero pese a la bondad del producto tuvo corto recorrido, debiendo cerrar y reciclarse en otra de trenza de esparto para alpargatas, cáñamo en rama, soguería, tejidos de algodón y lonas. También dio en quiebra financiera. Entre estrecheces económicas y víctima de una larga enfermedad, Andrés Millé Vilarasau dejó de existir (meningitis) el 22 de marzo de 1919, a los 52 años de edad.

LA MADRE

Su viuda, Carmen Giménez García, era el contrapunto vital del matrimonio: él liberal y cosmopolita, ella profundamente religiosa y conservadora. Perteneciente a la media burguesía provincial y poseedora de tierras en el bajo Andaráx, había nacido en la capital en febrero de 1864. Nieta del abogado, concejal y escritor Juan de Mata García Guisado, autor de las obras poéticas La nave de Gracia (referente a la arribada de la Virgen del Mar en Torregarcía) y Urbanidad. Su esmerada educación literaria le llevó a publicar versos y rimas en el diario La Independencia, a cultivar la pintura aprendida con André Giuliani y a deleitarse ante el piano que presidía el salón de su casa, sus dos grandes aficiones. Al quedar viuda, obligada por necesidades económicas debió emigrar a casa de sus hijos en República Argentina, de donde regresó tras permanecer un lustro. Cumplidos los 87 años falleció en su domicilio de c/. Martínez Campos a consecuencia de una neumonía el día de Navidad de 1951, confortada con la presencia de sus hijas Carmen e Isabel, ambas solteras. En Buenos Aires había editado Poesías Íntimas y, a título póstumo, su hija Isabel hizo lo propio (1982) con la obra inédita Poesía Incompleta, prologada por su buen amigo y confesor Bartolomé Marín.

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