Almería

Relato completo, extraído del archivo histórico de la Diputación Provincial

  • La bárbara agresión de la escuadra alemana se realiza bombardeando la ciudad con una cobardía sin límites

Para expresar la tragedia del lunes por la bárbara agresión de la escuadra alemana, se resiste nuestra pluma a emplear los conceptos que se merecen, porque si saliera una ‘intergención’ de nuestros labios, se mancharían, y si tuvieran que salir de nuestra pluma, se enmohecería también de vergüenza ante la cobardía de esos “kultos” que a mansalva asesinan a una población

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La agresión puede conceptuarse como un incidente más de la constante provocación a que quieren someter las huestes de Hitler a la Humanidad. Ese yugo hasta ahora goza de la impopularidad del mundo entero y nada importa que este prosélito de la “Cruz Swática” quiera encerrar en un puño el anhelo de libertad de todos los trabajadores. Tanto este tirano como Mussolini, llevan un objetivo de ambición que los facciosos le ofrecieron y no tuvieron inconveniente en arrastrar a sus respectivos países a una era de impopularidad, llevándose la maldición de todas las madres que vieron sucumbir a sus hijos y a sus deudos en una lucha fratricida donde dos reacciones colaboran con los facciosos para apoderarse de las fuentes de producción (minera sobre todo) y sin luchar con una alteza de miras y con ese noble afán que todos los pueblos deben poner para su redención y para su desenvolvimiento en la economía nacional.

Tuvo un gesto despótico el contraalmirante de la flota alemana que ejercía sus funciones de Control en la zona mediterránea y dirigió un telegrama al Ministro de Defensa Nacional, participándole que habían caído bombas cerca de los barcos alemanes y que no estaba dispuesto a consentir que se repitiera el caso; pues de lo contrario tomaría las medidas oportunas como represalias. A esto contestó el Ministro de Defensa Nacional, que en primer lugar debían estar a diez millas de la costa, que era lo pactado en el Comité de No Intervención y además que dicha zona (Baleares) no estaba destinada a su inspección, sino a Francia.

Transcurrieron cuarenta y ocho horas y dos aparatos nuestros fueron a hacer una explosión en la isla de Ibiza y Fomentera y en cuanto éstos hicieron su aparición un buque alemán surto indebidamente en aquel puerto disparó sus baterías antiaéreas contra los aparatos leales. Estas son las causas originarias de la lamentable tragedia que hemos pasado y que en venganza ruin, no han tenido otra cosa que hacer los “kultos” alemanes que bombardear una ciudad abierta con toda la alevosía y la premeditación del más vulgar criminal, asesinando con su metralla vilmente a mujeres y a niños inocentes.

El cañoneo de la ciudad

A primeras horas de la madrugada del lunes se dejaron sentir las señales de alarma de las sirenas por haber participado los operarios que prestan servicios de vigilancia en nuestra rada que habían observado la presencia de varios buques sospechosos.

Próximo a las seis y media, se sintió un enorme cañonazo que aterró la ciudad. La gente se lanzó a la calle en busca de refugios, pues ya habían notado algunos que se habían levantado, la presencia de varios barcos de guerra extranjeros que se situaban en línea de combate frente a nuestra ciudad. Estas unidades las integraban un  acorazado, cuatro ‘destroyers’ y dos submarinos, y simultáneamente después del primer cañonazo empezó un intenso bombardeo sobre toda la ciudad en proporciones aterradoras. Los obuses que lanzaban en forma de parábola asolaban los edificios, que caían desmoronados en parte ante la metralla de los buques alemanes. Daba una sensación de horror presenciar el cuadro trágico de la cobarde agresión.

Muchos de los obuses pasaban por alto con un silbido ensordecedor y una intensa columna de humo cubría por entero toda la ciudad de una altura de más de treinta metros, sin que se pudieran distinguir los edificios que se encontraban envueltos en la intensa bruma. Duró el cañoneo próximo a tres cuartos de hora y lanzaron más de trescientos disparos. Empezaron el fuego en forma de abanico y puede decirse sin temor a equivocaciones que no existe una calle de la ciudad que no tenga un impacto. Además de los obuses disparados por buques alemanes, lanzaron granadas rompedoras, graduadas para que explotaran al llegar a cierta distancia y la metralla esparcida ocasionó infinidad de víctimas.

Inmediatamente empezaron a funcionar las ambulancias de la Cruz Roja española, que rivalizaron en los servicios de asistencia. Había organizado los servicios el capitán de guardia, Francisco Marín, el teniente Francisco López González, el oficial Enrique Álvarez y el sargento Eusebio Morales, que distribuyeron el personal convenientemente para que fueran atendidos debidamente los servicios de ambulancia. La Casa de Socorro Municipal también estaba debidamente atendida; allí vimos al Jefe de los Servicios Sanitarios Municipales, Martínez Limones. Estaban de guardia los doctores Domingo Artés y Francisco Pérez, pero todos los médicos de la Beneficencia Municipal se personaron en el establecimiento para asistir a los innumerables heridos que allí recibieron asistencia.

Fueron curados más de cincuenta y salieron tres cadáveres; de los heridos, seis de ellos eran gravísimos. Lo mismo ocurrió en el Hospital Militar adonde asistieron a veinte y siete. En este centro fallecieron cinco de los que recibieron asistencia facultativa. Procuramos intentar hacer una información de todo lo ocurrido y aún tropezando con múltiples dificultades vamos recorriendo toda la ciudad, pues se puede decir que toda ella ha sido asolada por la metralla enemiga.

Las primeras víctimas

Uno de los primeros obuses cayó en la Avenida del Primero de Mayo, próximo al establecimiento que posee el industrial Gabriel Carvajal. Estaban a la puerta formando cola para adquisición de azúcar varias mujeres y allí fueron víctimas una mujer y una niña de doce años.

Varios cascos de metralla penetraron en el domicilio que habita en la calle del Pueblo el oficial del Ayuntamiento don Francisco Terriza, atravesando varios tabiques, sin que ocurrieran víctimas. En el Ayuntamiento se encontraba de servicio el guardia municipal Pío López Monroy y, al asomarse a la calle de Almanzor cayó otro obús que destrozó la casa de la Federación Local de Sindicatos Únicos, privó de la vida al guardia mencionado y a una mujer que se hallaba a poca distancia del mismo. También resultó herido de este obús el guardia municipal Antonio Artero Rodríguez. Otra víctima fue el oficial de Depositaría del Ayuntamiento Diego Martínez López, el cual iba acompañado de su mujer en la calle Conde Ofalia, frente a la perfumería “Nike”, donde encontró la muerte por otro casco de metralla, sin que le ocurriera nada a su compañera. En el establecimiento mencionado y en la barbería “La Madrileña” ocurrieron grandes desperfectos. Otra víctima fue José Urrutia, padre del ordenanza del Ayuntamiento, que se encontraba en una cueva de la Fuentecita y tuvo la mala suerte de salir en ese momento para encontrar la muerte.

Nos encaminamos hacia la Avenida de la República y calles adyacentes. En la calle de Concepción Arenal (antes Sebastián Pérez), cayó otro proyectil en la panadería que existe al desembocar en la Plaza de Canalejas; destruyó el interior del edificio sin que ocasionara víctimas. Otro proyectil pasó por encima del “Hotel Español”, ocasionando desperfectos y en el patio interior derribó varias habitaciones. Todos los cristales de dicha calle quedaron hechos añicos.

Vamos hacia el Mercado, donde encontramos al subdelegado de Abastos, camarada Laureano Morales. En circunvalación del Mercado cayó otro proyectil que destruyó el Café Bar propiedad de los herederos de don Juan Martínez Ramos. Tampoco hubo víctimas. En la calle de Aguilar de Campoó cayó otro proyectil que no llegó a estallar y que tenía más de un metro de altura. Esta es la calle que da entrada al Mercado. El proyectil atravesó tres o cuatro edificios del Paseo (Avenida de la República) y llegó en su trayectoria a caer en los sótanos del “Hotel Inglés”, donde está habilitado un refugio, el cual se encontraba lleno de gente. De haber estallado, seguramente hubiera derrumbado el edificio y hubieran perecido cuantos allí se encontraban.

Este proyectil penetró en el edificio donde está instalada la peluquería de señoras del industrial Clemente, frente al “Hotel Simón”, y después de atravesar cuatro edificios más vino a caer en los sótanos que hemos referido del “Hotel Inglés”. No hubo víctimas afortunadamente, pues las familias que habitan dichos pisos se encontraban ausentes. Los dormitorios todos, quedaron destrozados.

Continuamos por la Avenida de la República y hemos podido observar que otro obús ha caído en la rotonda del edificio del Banco Español de Crédito: éste ha quedado completamente destruido. Un carabinero que se encontraba en la Compañía de Alsina para sacar un billete resultó herido de consideración. Un casco de este obús rompió la tubería de agua de un sector de la población y allí vimos al inspector de los servicios, camarada Tonda, con el personal a sus órdenes reparando la avería. La Administración de Loterías número 2 y otros edificios contiguos sufrieron grandes desperfectos.

En el Puerto, también fue víctima un carabinero y los carros que esperaban hacer sus faenas sufrieron las consecuencias, muriendo tres caballerías por la metralla. En la barriada denominada del Llano, quedaron destruidos más de veinte edificios habitados en su mayoría por modestos pescadores.

En a calle de Almanzor Alta, cayó también otro obús que destruyó diez viviendas. Allí hubo dos víctimas. A las siete de la tarde aún quedaba un cadáver entre los escombros. En la calle de Narváez, esquina a la calle de la Almedina, calleron dos obuses. Destrozó la vivienda que habita el Agente de Policía marítima don Manuel Rodríguez y frente a ésta otros tres edificios, uno habitado por el periodista don Vicente Burgos y los bajos por un industrial.

En la casa contigua habitada por el maestro panadero Manuel Sánchez Pomedio, sufrió la misma suerte este individuo con una bomba que arrojaron los facciosos en la calle de Majadores y que ocasionó ocho muertos. En la misma quedó enterrado, salvándose milagrosamente. Parece que le persigue la fatalidad, pero se ha salvado por segunda vez.

La dependencia de depositaría del Ayuntamiento, el Archivo y otros departamentos sufrieron también graves desperfectos. Tampoco hubo víctimas por no ser horas de oficinas. El Alcalde, camarada Santisteban, a los pocos momentos de ocurrir el intenso cañoneo se encontraba en su puesto, dando órdenes para que el personal atendiera los servicios de urgencia.

La calle de Pablo Iglesias sufrió iguales consecuencias. Otro obús perforó la casa que habita el industrial Cristóbal Amate Alías, el cual se encontraba con su esposa, Trinidad Mayorga, y su cuñado, Enrique Mayorga, resultando lesionado éste último al desprenderse una puerta que les sirvió de refugio.

Otros proyectiles cayeron en el Cuartel del Batallón de Transportes. Allí resultaron varios heridos, dos de ellos de gravedad, que fallecieron posteriormente, entre éstos José Arjona, al que le amputaron una pierna y otro chófer norteamericano. En la Plaza de los Olmos también cayeron otros trozos de metralla causando desperfectos. En la Agencia de Manuel Pérez, sita en el Paseo de San Luis, otro obús destrozó varias habitaciones, sin causar víctimas. En la calle de Eliseo Ibáñez, donde estuvo instalada la Federación de Sociedades Obreras, cayó otro obús, produciendo considerables desperfectos.

En la calle de Granada, en el Establecimiento del Industrial Ignacio Núñez, cayó otro proyectil, destrozando parte del mismo y ocasionando otra víctima. En la calle del Cenotaño y adyacentes resultaron destruidos más de veinte edificios. La calle de las Cruces también se llevó su parte destruyendo la vivienda número 7. En la de Rafaela Jiménez, Carmen y Alfareros, varios obuses destrozaron cinco viviendas haciendo un proyectil un recorrido que atravesó tres de ellas, después de entrar por el jardín de plantas.

En la calle del Alcalde Muñoz penetró otro proyectil que perforó tres pisos viniendo a caer en la Botica municipal, haciendo grandes desperfectos. También penetró otro proyectil en la Iglesia de San Sebastián sin que causara mayores daños. En el camino de la Estación, otro proyectil privó de la vida a un Guardia de Seguridad y resultaron heridos dos más. Otro obús penetró en el “Hotel Comercio”, sito en la plaza de San Sebastián, destruyendo infinidad de habitaciones, no ocurriendo víctimas afortunadamente. En la calle de Infanta y prolongación de Guzmán, cayeron otros dos obuses destruyendo tres viviendas, una de ellas contigua al Cuartel de los Guardias de Asalto.

Nosotros no podíamos pasar desapercibidos de la metralla alemana. Dos grandes proyectiles entraron en el piso principal y, derribando dos grandes muros de piedra, cayeron en los talleres enterrando totalmente la sala de linotipias y tipografía. Quedó destruida una linotipia y la máquina plana con grandes desperfectos. Todo el material tipográfico quedó enterrado. Un salón de la Redacción quedó deshecho y el mobiliario y biblioteca entre los escombros. Afortunadamente, ese día no trabajaba el personal y por eso no ocurrió una verdadera tragedia.


La labor de las autoridades

Todas las autoridades estaban en sus puestos a raíz del infamante cañoneo de la escuadrilla alemana. El Gobernador, las autoridades de Marina, que se distinguieron especialmente con la dirección de la Base Naval avisando oportunamente en los momentos de peligro. Las Autoridades Militares todas, en fin, cooperaron a la mayor defensa del atropello de que había sido víctima la ciudad.

El Alcalde de la ciudad recibe los siguientes telegramas

Comandante del Jaime I al Alcalde: En nombre propio de dotación y de Delegado político Pradal manifestóle emoción de que la agresión criminal contra esa querida ciudad hecha por barcos extranjeros para mayor ignominia de los traidores a nuestra patria, nos llena de indignación y enardece nuestra voluntad de luchar con todo entusiasmo hasta el aniquilamiento de los causantes de tanto dolor y tanta ruina. Sobre la canalla fascista levantaremos firme y gloriosa nuestra República.

Como contestación a éste fue expedido el siguiente por el Alcalde, camarada Santisteban: En nombre propio del Ayuntamiento que presido y de la ciudad, agradezco su sentido telegrama de pésame por la criminal agresión sufrida por nuestra querida ciudad, hecha por barcos extranjeros de nuestra Patria. Seguiremos firmes en nuestro puesto de lucha, sirviendo estas agresiones para robustecer nuestra voluntad de luchar hasta el completo triunfo sobre los causantes de tanta ruina, determinando triunfo absoluto de nuestra República. Salúdale, el Alcalde de Almería.

   

El Gobernador también recibió los siguientes telegramas

Comandante destructor Juan Lazaga a Gobernador Civil: Dotación este buque hacen suya indignación y sentimiento por cobarde agresión ha sido víctima esta noble ciudad. Respetuosos saludos.

Comité Provincial de la Federación Socialista de Gijón: Rogamos transmita familiares criminal bombardeo escuadra alemana nuestro más sentido pésame cuantos esfuerzos hagan Alemania, Italia, Franco, Mola, Queipo de Llano se estrellarán contra los pechos de las bravas milicias republicanas. ¡Viva la República! ¡Viva el Frente Popular!

Los bárbaros han llenado de luto Almería. Exprésole pueblo mis sentimientos llenos corazones pena por víctimas inocentes vibran pechos encorajinados para aplastar a esos hijos de la gran canalla fascista. BENIGNO FERRER.

Como antiguo gobernador español y republicano protesto indignado ante criminal bombardeo asociándome emoción ese heroico pueblo. C. PALENCIA.

Solidarizado estrechamente en sentimientos ante cobarde atentado infligido gran pueblo almeriense por vandalismo teutónico deshonra al mundo civilizado significámosle fraternal condolencia anhelosa legítima vindicta. Alcalde de Vallecas.

Giro telegráfico envíole 450 pesetas importe día de haber 47 almerienses componentes 23 batería antitanque ayuda víctimas salvaje agresión buques alemanes. ¡Viva Almería! ¡Viva la República! RUIZ VICENTE.

El concejal, camarada Maturana, que se hallaba con su esposa cuando el bárbaro bombardeo en la finca de los Acosta, se tuvo que arrojar por un terraplén, salvándose de la explosión de una granada. Resultó con lesiones y magullamientos en diferentes partes del cuerpo.

La conciencia universal eleva su más enérgica protesta ante el vandálico atropello de la ciudad de Almería. Ha habido manifestaciones de protesta entre los proletarios del Mundo entero y se produjeron manifestaciones en París, en Londres y en Norte América. Formaron más de un millón de trabajadores contra la barbarie fascista.

Agradecidos

A poco de ocurrir el accidente en los talleres de ¡ADELANTE! recibimos la visita de Pepe Campos como cariñosamente le llamamos sus amigos, director de “Lucha”, como asimismo la de don Juan Carretero Tonda, propietario de los talleres de “Renovación”. Ambos condenaron lo ocurrido y se nos ofrecieron personalmente para todo aquello que pudieran ser útiles. También nos visitaron los abogados Pérez Almansa y Villegas Murcia, que recorrieron las distintas dependencias de nuestra casa, apreciando los grandes desperfectos ocasionados por el criminal bombardeo. A todos, nuestro más ferviente reconocimiento. También nos visitó el camarada Presidente de la Federación Local de la U.G.T., Pedro Pérez, expresando su desagrado por el bárbaro atropello.

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