josé rodríguez de la borbolla. ex presidente de la junta de andalucía

"Susana Díaz es la más capaz"

  • El histórico dirigente socialista recuerda los inicios de su partido en el nacimiento de la autonomía y el proceso por el que pasa ahora el PSOE

José Rodríguez de la Borbolla (Sevilla, 1947) ha alcanzado la categoría de viejo roquero, dejó hace muchos años la vida concebida como sacerdocio político, pero no abandonó la política. Estudioso del marxismo, bético irreductible y ornitólogo por familia -fue su padre quien le inició en la identificación de aves-, lee todos los documentos ideológicos que siguen saliendo de todas las almas de la izquierda española, participa en la vida de partido y, sobre todo, tiene mucho tiempo para pensar en el proceso que atraviesa su partido. Fue presidente de la Junta durante seis años de la década de los ochenta, hasta 1990, y antes secretario general del PSOE en Andalucía. Participó como organizador de las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977 y fue uno de los actores del 28 de febrero, la cita del referéndum por la autonomía.

-Es algo tremendo que de los cuatro ex presidentes de la Junta que viven, dos estén casi apartados de la vida pública: Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Casi ni se les invita a los actos. Esto es un poco terrible, ¿no?

A mí también me podría haber pasado lo de Manolo y lo de Pepe; ni ellos ni la generalidad tuvo la voluntad ni el conocimiento de saltarse la ley"

-Es terrible, sí; en España se prima más la alarma social que la investigación de los hechos. Prima el escándalo, es así.

-No sé si ha pensado que a usted, como presidente de la Junta, le podía haber pasado algo así.

-Estoy seguro, pero el clima era otro. Yo estoy seguro de que ni Manolo Chaves ni Pepe Griñán ni la generalidad de los imputados en estos casos ha tenido intención de vulnerar la ley. Ni el conocimiento. Ahora, muchas veces, las investigaciones policiales no se limitan a reflejar hechos, sino que van mucho más allá y deducen calificaciones jurídicas que son tarea de los jueces y no de los cuerpos de Policía. Hay un poco de escenificación de lo negativo.

-¿Sus relaciones con ellos, con los dos ex presidentes, cómo son?

-Hemos tenido algunas diferencias en cuanto a lo orgánico, sobre la vida dentro del partido, pero siempre han sido buenas relaciones entre compañeros. Con Manolo he hablado algunas veces últimamente y con Pepe intercambio whatsapps sobre artículos, reflexiones, sí.

-En cierto modo es una anomalía que un mismo partido, el PSOE, lleve gobernando tanto tiempo una comunidad autónoma, con presidentes que se suceden mediante dimisiones y nombramientos, aunque después sean refrendados por las urnas.

-Jaques Cheban-Delmas fue un político gaullista. Fue primer ministro, lo conocí como presidente de la región de Aquitania y llevaba más de 40 años como alcalde de Burdeos. No era anomalía. Le pregunté: ¿y usted cómo se mantiene tanto tiempo sin perder? Y me contestó: "Es que soy como de la familia". No es anomalía. Los socialistas en Alemania gobernaron en Renania del Norte-Westfalia desde 1966 hasta 2005 y volvieron a ganar en 2012. En Suecia, los socialdemócratas gobernaron casi desde la Segunda Guerra Mundial hasta no hace mucho. Un alcalde de Jerusalén, Teddy Kollek, gobernó 28 años. No son anomalías. En Andalucía, ha habido una especial relación entre el partido y los habitantes de este territorio. Cuando llegó la democracia, el PSOE ya fue el primer partido, en 1977, por eso la Junta cuando se constituyó como preautonomía tuvo un presidente socialista, Plácido Fernández Viagas, porque teníamos la mayoría. En 1976, nosotros llegamos como partido de la clase trabajadora e, incluso, queríamos la dictadura del proletariado. Después, entre 1977 y 1979, nos convertimos, primero en Andalucía, hacia lo que hoy se llama transversalidad y entonces llamábamos bloque de clases. Ya en el congreso del PSOE de Andalucía en 1977 hablábamos de bloque social. Y en el congreso federal de 1979 ya dijimos que el socialismo era un proyecto de felicidad, nos habíamos orientado hacia una mayoría social. En Andalucía, quisimos consolidar un proyecto de mayoría, de ahí que llevásemos por lema Un gran partido para un gran pueblo, el gran partido de los andaluces. Y después, en defensa de la autonomía, ideamos el 4 de diciembre de 1977, pedimos a los demás que se sumasen al Pacto de Antequera de 1978, antes de la Constitución... Trabajamos políticamente para hegemonizar Andalucía. Y lo completamos con políticas. Para alcanzar la hegemonía había que tener, hay que tener, ideología, desarrollar un discurso y tener políticas. Eso es lo que hicimos, y otros se equivocaron. Los que no querían autonomía plena, como UCD, se equivocaron, y los que se conchabaron con la UCD para tener una vía tramposa, el Partido Andalucista, se equivocaron. Fuimos recogiendo nuestros frutos de los aciertos propios y de los errores de otros. Y todavía no habíamos comenzado a gobernar.

-Después vino lo del voto cautivo.

-No, quien defiende eso que estudie. Eso del clientelismo no es así. Piense en dos pueblos similares, por ejemplo, Conil y Chiclana, ¿son parecidos?

-Mucho.

-¿Y quiénes han gobernado? En uno, PSOE e IU, y en el otro, PSOE y PP. Y son casi iguales en su composición social. Entre El Viso y Mairena, que están casi juntos, ha habido grandes diferencias. En Alcalá de Guadaíra y Dos Hermanas llevan desde los setenta y los ochenta, respectivamente, con alcaldes socialistas, y allí hay muy poco empleo rural y muy poco jornalero. No es voto cautivo.

-Pero después de tantos años de autonomía, hay algo muy preocupante. Es cierto que Andalucía ha dado un salto económico importante, pero no se ha producido un salto comparativo con otras comunidades. Seguimos estando a diez puntos de la media española de empleo y en el furgón de cola de otros muchos parámetros. Cuando comenzó la autonomía, era esto lo que se quería evitar.

-A principios de los ochenta la población activa agraria en Andalucía estaba en torno al 27%, ahora está sobre el 7%. Por otra parte, la población ha crecido desde entonces en dos millones de personas y se han creado, en términos globales, algo más de un millón de empleos. Parte de esa población agraria pasó a la construcción, y este sector se vino abajo con la crisis. Habría que ver otros parámetros. ¿Cuánto han crecido las rentas familiares? ¿Cuánto han crecido los depósitos en entidades privadas?...

-... Pero en términos comparativos, estamos donde estamos.

-En términos comparativos se avanzó hasta los años noventa, Andalucía crecía más que España, después fuimos creciendo de modo paralelo. Pero, mire, el porcentaje del PIB andaluz es mayor ahora en el PIB español. Eso es revelador. El jueves pasado estuve en un instituto en Lora del Río. Me invitaron a dar una charla a unos ochenta alumnos de 2º de Bachillerato. Les pregunté: ¿de aquí, cuántos de vuestros padres trabajan en exclusivo en el campo? Y es un pueblo de la campiña, rural, y levantaron la mano ocho o diez. ¿Cuántos vivían de otros trabajos? El resto. Y otra: ¿cuántos de vosotros tienen sólo al padre o a la madre trabajando? Diez o doce al padre y otros tantos a la madre. Se ha producido un cambio brutal, y muy rápidamente y muy pacíficamente. Aquí hay algo que nadie valora, y es que entramos a gobernar con mucha gente que creía que había que volver al Frente Popular, que estaban en el mito del irredentismo del jornalero y la reforma agraria expropiatoria. Cada vez que había una campaña de recogida se producían problemas jornaleros, graves, eso se ha olvidado.

-Pero deberíamos haber estado mejor, ¿no?

-Lógicamente ha habido fallos y continuados. Se podía haber apostado por otro modelo productivo, pero había otras urgencias. El modelo productivo andaluz no es suficientemente moderno y competitivo, y no hemos sido ágiles en adecuar la Administración para impulsar de manera proactiva la economía.

-¿Qué quiere decir con eso?

-Que hay muchas trabas administrativas aún, que habría que simplificar. No se pueden tardar meses para un informe de una comisión de patrimonio o meses para un informe de impacto ambiental o que cualquier ley, cualquiera, dependa de un informe de género. Lo que sostienen los informes anuales de Davos es que el problema español es la calidad institucional, es lo que tira hacia abajo.

-Usted no confiaba mucho en Susana Díaz al principio.

-No, eso no es así. La conocía desde 1994, cuando era delegada de curso en Derecho y yo era profesor. Lo que ocurrió es que yo pensaba que no era necesario convocar elecciones primarias para resolver la sucesión, que bastaba con una decisión tomada en el Comité Director del PSOE andaluz. En ese momento expresé mi opinión, y lo dije por escrito, escrito que envíe a la Ejecutiva federal del partido. Lo suyo era el Comité Director.

-Nunca le han ido bien las primarias al PSOE. O es que, a lo mejor, ha habido pocas.

-Un partido político es una organización que debe construir consensos consecutivos. Se va a una asamblea, se acuerda, y eso ya es un acuerdo de síntesis. Al siguiente escalón, vamos con otras propuestas, y así de modo sucesivo. Una organización política, si quiere ser útil, debe ir aprobando consensos en sucesivo, y las primarias son luchas en última sangre. En último término, sin posibilidad de síntesis, sin posibilidad de consensos, sin acuerdos comunes, se elige a alguien. Las primarias son duelos simplistas. A última sangre, se elige algo secundario. Michael Ignatieff sostiene que el referéndum simplifica la democracia.

-En estas elecciones primarias sí va con Susana Díaz.

-No sé si se va a presentar.

-Si se presentara.

-En el panorama político español, la persona que puede presentarse para tener una responsabilidad global es ella. Y teniendo la situación de España, en la que va a ser necesario la capacidad de encuentros políticos, es ella. Susana Díaz es la persona más capaz.

-¿Pedro Sánchez fue un error?

-Pedro Sánchez es un poquito aventurero, un poquito inconsciente, un poquito mentirosillo y un poquito abandonista.

-Vaya.

-Es lo que yo veo, son sus actos y es lo que escribe. Ha renunciado, de entrada, a la victoria electoral, eso es grave, Ha renunciado a que el discurso socialista pueda convencer a una mayoría social.

-¿Y si es realista?

-No, no, no. En Francia, en los años setenta, la idea del Partido Socialista era la unión de la izquierda. ¿Por qué? Porque pensaban que no podían ganar las elecciones. En Italia, en los sesenta, el compromiso del Partido Comunista era con la Democracia Cristiana. ¿Por qué? Porque pensaban que no ganaban las elecciones. En los años setenta, nosotros, en España, en vez de la unión de la izquierda, hablábamos de compromiso social y por el socialismo. ¿Por qué íbamos a renunciar de entrada a conseguir una mayoría?

-¿En el fondo, ése no ha sido el debate de Podemos, entre la transversalidad y la hegemonía de la izquierda?

-No. Cuando nosotros hicimos esa evolución, no pensábamos sólo en esquemas electorales, sino en el interés de la mayoría. En Podemos hacen un recurso retórico para mover, sentimentalmente, al electorado, más que buscar políticas racionales para solucionar problemas. He leído a Pablo Iglesias, me he leído la tesis doctoral de Íñigo Errejón y en 1986 leí a su mentor intelectual, Ernesto Laclau. La realidad no existe, la condicionan con un discurso. A la gente hay que decirle a dónde vamos no quiénes son los malos.

-¿Pero qué es esa masa social de la que usted cree que no debe renunciar el PSOE como gran electorado?

-Son trabajadores, son empleados, pequeños empresarios, son funcionarios, son maestros y profesores, son personas del ámbito de la ciudad y de lo rural, son gentes de la sanidad. Son la mayoría.

-¿Y cree que Pedro Sánchez ha renunciado a eso?

-No es que haya renunciado, es que su propuesta, escrita, es una propuesta de alianza.

-Los pedristas dicen que ustedes se han derechizado al apoya las abstención al PP.

-Son descalificaciones retóricas. Que me ponga Pedro Sánchez a mí a discutir sobre mi derechización. Eso es como los hechos alternativos de Donald Trump o la posverdad. Yo lo he escrito, lo escribí el 27 de diciembre de 2015, es lo que había que hacer.

-¿Patxi López no entronca con ese PSOE que usted defiende?

-Patxi López tiene un perfil que podía ser, pero creo que Susana tiene empatía, le gusta la gente, hay políticos a los que no le gusta la gente. Por ejemplo, creo que a Julio Anguita no le gustaba la gente. Lo suyo no es una pose. Yo creo que a Pablo Iglesias la gente le importa un pepino, son unos intelectuales de izquierda que han elaborado un discurso, pero es un elitista. Segundo, Susana Díaz tiene capacidad de integrar y, tercero, tiene capacidad de absorción de todo tipo de conocimiento.

-¿Cree que después de las primarias se puede integrar al contrario? ¿Usted lee lo que se dicen entre compañeros?

-No las miro.

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