Almería

Los invernaderos reducen casi un grado la temperatura en Almería

  • Sin el efecto albedo, la temperatura media de parte de la provincia se iría casi a los 20 grados, siendo ya la más alta a nivel nacional

  • En el Poniente baja 0,75 grados desde 1985

Vista aérea del mar de plástico que viste desde hace décadas el paisaje del municipio de El Ejido.

Vista aérea del mar de plástico que viste desde hace décadas el paisaje del municipio de El Ejido. / diario de almería

La temperatura media anual de la provincia de Almería es de 18,9 grados. Y sin los invernaderos sería más. El campo de Dalías está frenando el cambio climático en el Poniente almeriense y, por ende, en buena parte de la provincia almeriense. El responsable es el efecto albedo, es decir, proporción existente entre la energía luminosa que incide en una superficie y la que se refleja que refleja a la atmósfera. A ello se llega mediante superficies blancas como los hielos polares, pero también las que crea el hombre, caso de los invernaderos.

el efecto del calentamiento global en el sur de España a partir de 1972 (en tasas elevadas de unos +0.5 ºC por década desde 1984), mientras que en el observatorio del aeropuerto de Almería la temperatura no ha subido desde 1989 e incluso presenta un leve descenso en la actualidad. Pero lo más sorprendente es la tendencia opuesta detectada en los 2 observatorios del Campo de Dalias: una tasa de enfriamiento de -0.3 ºC por década.

La simulación climática suele ser uno de los métodos de investigación más utilizados en el estudio del cambio climático. A través de este método, que utiliza supercomputadoras, el profesor de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Almería (UAL) Pablo Campra constató su hipótesis de que los invernaderos almerienses contribuyen a disminuir la temperatura del planeta y reducen el efecto del cambio climático. Estas infraestructuras son capaces de generar un enfriamiento de la temperatura local a consecuencia de la reflexión de la luz solar sobre los plásticos: "Descubrimos que en la zona de invernaderos no ha habido un aumento de temperaturas desde el año 84, sino un enfriamiento", explica el profesor.

Conforme va aumentando la superficie reflectante va bajando la temperatura; por lo que cualquier ocupación urbana en la que aumentes el albedo supone un enfriamiento local en esa zona", recalca Campra.

Existen diversos casos de simulación en ciudades de EEUU, pero no en España: "Tiene que haber una superficie suficientemente grande para que afecte a la temperatura en el tamaño de una ciudad", explica el investigador de la UAL. Lo importante, pues, no es el invernadero sino el efecto albedo: "Cualquier ocupación urbana en la que aumentes el albedo supone un enfriamiento local en esa zona". ¿Para qué nos sirve saber esto? Para adaptarse a olas de calor que se suponen que van a ser cada vez más intensas y frecuentes así como para mejorar el confort en esa zona y disminuir el consumo de energía para climatización.

Este investigador acaba de finalizar un estudio de simulaciones de efecto albedo en Madrid -con resultados similares como una reducción de temperaturas y una serie de efectos colaterales- y se embarca en otro en el que realizará simulaciones en ciudades españolas con grandes superficies de invernaderos como Almería, que cuenta con 30.000 hectáreas de estas infraestructuras. La empresa que le suministra en este caso la supercomputadora para el método de simulación climática es una spin-off de la Universidad de Barcelona, Meteosim, que le suministra el sistema clúster (potencia necesaria para construir modelos de alta complejidad).

Anteriormente, Campra desarrolló un estudio en Estados Unidos (con bas en Almería), que publicado en la revista estadounidense Environmental Science & Technology (ES&T), demuestra, mediante esta simulación climática, que los invernaderos de Almería son capaces de generar un enfriamiento de la temperatura local a consecuencia de la reflexión de la luz solar sobre los plásticos. El modelo muestra que se produce una reducción media en la temperatura de 0,4 grados en verano que puede llegar a los 1,3 grados centígrados en días muy calurosos. Todo se debe al efecto albedo, que ocasionan también los hielos polares. Su superficie blanca refleja gran parte de la radiación solar que reciben y, al devolverla al espacio, evitan que la superficie terrestre se caliente.

Sobre esta base partieronlas dos líneas de investigación, la americana y la almeriense, ahora unidas por el mismo interés de aplacar el cambio climático. El investigador almeriense explica que, durante el verano, la temperatura en las ciudades sube de tres a cinco grados debido al asfalto y a los techos oscuros, mientras que el campo no alcanza estos incrementos. "Blanqueando se logra resolver esa diferencia, pero no es el blanqueo mediterráneo que actualmente se realiza, ya que los techos ahora se ponen de teja cuando antes en Almería, por ejemplo, no era así. Es el mismo efecto que tienen los invernaderos", agrega.

Del estudio se desprende que a lo largo de 25 años la temperatura media del Poniente almeriense ha descendido 0,75 grados gracias a la cubierta de los invernaderos. Berkeley National Laboratory trabaja en determinar qué ocurriría si 100 ciudades se acogieran al blanqueo urbano, una propuesta que EEUU pretendía defender ante el G-20. Además, el científico almeriense está colaborando en el desarrollo de los planes estratégicos norteamericanos para evitar el calentamiento de la tierra mediante el blanqueamiento de edificios y carreteras.

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