Juan Alfonso Torrecillas, Director Financiero del Grupo NATIVAN, lleva cuatro meses al frente del departamento económico de la empresa. Dice haber apostado por el Grupo NATIVAN porque, en veintiún años de profesión, no ha encontrado a un empresario más decente que Juan Espín Muñoz. Asegura que "Juan Espín volverá a poner azulejos si hace falta, pero no dejará de pagar. Es un hombre que antepone a todos los que han trabajado y trabajan para él a su bienestar y economía".

-¿Es cierto que NATIVAN va de cabeza a la suspensión de pagos?

-No, en absoluto. Al menos de forma voluntaria, NATIVAN nunca se ha planteado un proceso de concurso de acreedores.

-En el sector de la construcción se da por hecho.

-Sé, pero no me importa, qué hacen otras empresas. Juan Espín ha puesto incluso todo su patrimonio que, por cierto, está a nombre de la empresa, para pagar a proveedores, subcontratistas, a todo el mundo. Sería una maniobra que dejaría en la quiebra a muchas pequeñas y medianas empresas, y no lo vamos a hacer.

-Bien, son buenas palabras. Déme algo tangible.

-Estamos pagando a proveedores endosando todo el patrimonio. El grupo NATIVAN no quiere dejar de pagar a nadie mientras le quede patrimonio, si al acreedor le parece bien. Propiedades inmobiliarias, maquinaria, vehículos, cualquier cosa que al acreedor le venga bien para cobrar su deuda. No disponemos de liquidez, pero sí de treinta y cuatro millones de euros en patrimonio.

-Ya, pero el patrimonio se acaba, no se puede estirar. ¿Y después, qué?

-No estamos trabajando solamente para pagar deudas, también para dar continuidad a la empresa. En estos momentos tenemos firmadas operaciones con distintos bancos por importe de millones de euros. ¿Cuándo los tendremos? Cuando los bancos tengan liquidez. Por otra parte, el Estado nos debe más de tres millones de euros por devoluciones de IVA.

-Los bancos están dando beneficios, tal vez es que no se fían de ustedes...

-Puede ser, pero la crisis que estamos pasando es crisis financiera, no es crisis del ladrillo. La gente tiene miedo de comprar por la precariedad del trabajo. También hay miles de compradores con la hipoteca rechazada.

-¿No será por falta de garantías? Al fin y al cabo, el banco mira por su negocio.

-¿Y hace unos meses, hace un año? Las entidades financieras nos han cortado el cuello. Ahora, los únicos tratos que conseguimos son los referidos a la deuda, no nos dan tesorería. Nos están obligando a recurrir al sector privado para financiarnos con elevadísimos intereses.

-¿Va a decirme que no esperaban esta caída?

-Mire usted, esto no es de ahora, viene de mucho antes. No nos explicamos que no se haya tomado ni una sola medida para salvar cientos de miles de puestos de trabajo directos y otros tantos de indirectos.

-O sea, ¿la culpa es de otros?

-No quiero decir eso. Digo que no se puede crear un clima general de confianza, de bonanza, cuando en esferas de alto nivel se tenían datos que a nosotros nos faltaron.

-¿Qué tal las relaciones con Obrascampo?

-Bien. Antonio Pérez y Juan Espín intentan ayudarse.

-Disculpe, pero debo preguntarle ¿sabe dónde tiene guardado dinero el Señor Espín?

-No tiene dinero. Ni aquí, ni en ningún sitio. Tiene la obsesión de pagar y si tiene que volver a poner azulejos en las cocinas, lo hará. La única preocupación de Juan Espín es pagar. Tenemos terrenos para continuar construyendo. Tenemos cinco promociones terminadas, cuatro comenzadas y tres sin comenzar. Juan Espín, NATIVAN, va a pagar y a seguir. Y no tiene ningún dinero escondido, no se equivoque.

-¿A qué cree que se debe cierta animosidad contra NATIVAN?

-Llevo poco tiempo aquí para tener una idea concreta. Entre las muchas hipótesis que barajo no excluyo la política.

-Dígame, ¿a usted le han contratado para liquidar la empresa?

-No, tajantemente no.