El lado oscuro de Almería

¿Quién mató a Estefanía?

  • Veinte años después, el asesino de la pequeña almeriense de ocho años sigue en libertad. La investigación se encuentra en punto muerto desde que en la década de los noventa se detuviese a un joven de Los Molinos

SI hay un crimen que haya marcado especialmente a la sociedad almeriense fue el asesinato de la pequeña de ocho años, Estefanía Úbeda Simón el 7 de diciembre de 1989, apuñalada tres veces y rematada por su salvaje asesino destrozándole el cráneo con una piedra de medianas dimensiones. Su asesino sigue en libertad. Se trata de uno de los grandes casos ocurridos en la provincia convertido en un misterio sin resolver. Almería siempre ha mostrado su apoyo a esta familia, que viene sufriendo en silencio durante veinte años su terrible desgracia.

La Policía, pese a su interés por que el crimen no quedara impune, cuando han pasado dos décadas del asesinato, la situación está estancada con lo mismo con que se empezaron las investigaciones.

La detención a mediados de los años noventa de un adolescente de la barriada de Los Molinos, conocido como "El Monaguillo" fue sin duda un grave error por parte de la Policía, por que no existían pruebas sólidas de la incriminación del joven en dicho asesinato.

Las débiles pruebas consideradas por la Policía, examinadas por el juez, no valieron absolutamente para nada y el muchacho quedó de inmediato en libertad. Eso sí, posiblemente marcado por los perjuicios de su presunta implicación en tan desagradables hechos y ser injustamente cuestionado de manera irreflexiva por los propios vecinos de la barriada, aunque la familia de la pequeña Estefanía desde el primer momento proclamó la inocencia del muchacho.

La línea de investigación, centrada en la localización de un joven, posiblemente menor de edad, ha sido desde el principio la de mayor consistencia. Sin embargo las pruebas incriminatorias fueron escasas y débiles. Solo existían vagos testimonios de niños, quiénes sometidos a la presión policial, coincidían en declarar haber visto la noche del suceso a un joven, quizás hasta conocido de la pequeña, merodeando por las inmediaciones del Ingenio.

Tras el crimen de Estefanía, la publicación de una foto robot del supuesto autor facilitada por la Policía, confeccionada por el Gabinete de Policía Científica, no valió nada mas que para sembrar de confusión a la población.

La foto robot fue confeccionada por los datos morfológicos aportados por los diferentes testigos durante la instrucción de diligencias, que señalaban a un joven entre los 15 y 20 años como autor del horripilante crimen de la pequeña.

La repercusión de la muerte de Estefanía a escasos metros de su vivienda junto a la vía férrea en la barriada de Los Molinos, fue extraordinaria. Desgraciadamente era la primera vez, que en la capital ocurría un hecho de semejante naturaleza. La muerte de la niña provocó entre los almerienses una enorme reacción de repulsa.

Distintas manifestaciones vecinales recorrieron las calles almerienses pidiendo justicia. Más de 3.000 personas de Los Molinos recorrieron la barriada y se presentaron ante el Gobierno Civil de Almería pidiendo eficacia para resolver el caso y más seguridad en el barrio.

Mientras tanto los informes remitidos por la Policía Científica al Instituto Anatómico Forense de Madrid conteniendo diferentes muestras y posibles huellas, junto a las manchas de sangre y restos de cabellos en el lugar del suceso, no aportaron nada probatorio o que permitiera determinar la presencia de algún elemento decisivo a la hora de poder esclarecer el asesinato.

Estefanía Ubeda Simón, murió una noche no muy fría del siete de diciembre de 1989. Antes del crimen, la niña confiada, jugaba junto a otros niños a menos de treinta metros de su domicilio, donde se ubica la empresa Toldos Úbeda propiedad de los padres de la menor.

Las investigaciones coinciden en que la muerte se produjo entre las nueve y las diez de la noche. Apareció tres veces acuchillada por la espalda y su cabeza destrozada por una piedra, en una de las naves semiderruídas de la antigua azucarera de "El Ingenio".

Tras casi una hora de búsqueda por las inmediaciones cuando la menor fue echada en falta por la familia, uno de los vigilantes jurados del recinto, donde circunstancialmente se había habilitado para el rodaje de la película "Navy Seals", en uno de los espacios abandonados encontró el cuerpo.

Tras recoger los primeros datos y versiones de los vecinos y familiares, comenzó la búsqueda y localización de una persona de determinadas características morfológicas e indumentaria que había sido visto por las inmediaciones, cuando la pequeña jugaba en la calle.

Los testimonios de los niños, entre cinco y nueve años, fueron confusos. Se valoró la información aportada por un funcionario de prisiones, quien sobre esa hora, detectó a un recluso de permiso por el puente de Los Molinos, quien precisamente cumplía condena por un delito de abusos a una menor.

Fue considerada la versión facilitada por uno de los vigilantes jurados de las naves del Ingenio, quien sobre esa hora observó como un joven de características morfológicas similares a las descritas por los niños que jugaban con Estefanía, caminaba junto a los laterales de la antigua azucarera en dirección al Polígono Puche, vistiendo una indumentaria parecida a la que los niños contaron a la Policía. Desde el asesinato de la pequeña Estefanía, se han movilizado centenares de personas.

A Estefanía se le vio con vida jugando con otros niños de la calle hasta las nueve de la noche. Según los menores, a esa hora un joven entre los 20 y 25 años se la llevó cogida de la mano hacia la zona del Ingenio. Parece ser que la menor no opuso resistencia y debía de conocer al que sería su asesino.

A principios de enero de 1996, saltó de nuevo a la actualidad el caso de Estefanía Ubeda. Tras una rocambolesca historia, procedente de la localidad madrileña de Móstoles, se filtró a los medios de comunicación, que la Policía había detenido en esta población a un individuo, José C.R. implicado en el atroz asesinato.

El juez instructor del sumario de Estefanía ni siquiera le tomó declaración por este caso, decretando su inmediata libertad, tras haber ingresado en El Acebuche.

Desgraciadamente, hoy como ayer, todo sigue igual. Quien mató a la pequeña no ha purgado aún su horripilante crimen. A pesar de los veinte años transcurridos, es muy difícil que los almerienses olvidemos este trágico suceso.

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