Almería

La pedanía sigue sin pasar página medio siglo después

Los poco más de 1.700 vecinos de la pedanía almeriense de Cuevas se han cansado de esperar. Quieren pasar página porque llevan medio siglo anclados en un capítulo de la Guerra Fría, pero no lo consiguen, la contaminación nuclear sigue allí. Cincuenta años se cumplen hoy del accidente de dos aviones norteamericanos que aquel 17 de enero de 1966 los convirtió en el núcleo más radioactivo del país, algunos investigadores aseguran que incluso el de mayor contaminación por plutonio del planeta, superando los valores registrados en Chernóbil . Demasiado tiempo sufriendo las consecuencias de un episodio que ha marcado, siempre para mal, la imagen de su pueblo. Están más que hartos de que la localidad sólo haya quedado retratada desde entonces en el imaginario colectivo por las fotografías en blanco y negro de las cuatro malditas bombas, por la literatura que inspirara la Operación Flecha Rota y por el baño recogido en las cámaras del NODO del que fuera ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, junto al embajador de los Estados Unidos, Angier Biddle Duke, casi dos meses después del siniestro en pleno mes de marzo. Medio siglo de contaminación y convivencia con el plutonio es un intervalo tan considerable como para que ya no estén la mayoría de sus protagonistas. Primero falleció el diplomático norteamericano en 1995, después Francisco Simó Orts -más conocido como Paco el de la bomba- en 2003 sin llegar a cobrar la compensación económica que se le prometió por el hallazgo, también el que fuera director del Ciemat y uno de los que más trabajaron por la rehabilitación de los terrenos, Juan Antonio Rubio, en 2010 y, por último, aquel ministro y senador del célebre bañador meyba en 2012. Ya ha pasado un año desde la firma de un convenio entre el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, la que iba a dar pie a una comisión mixta de supervisión que coordinaría los trabajos con un plazo de entre 12 y 24 meses y una inversión de alrededor de 400 millones de euros. Sin embargo, nada se sabe aún del futuro de la comisión, sobre todo con la incertidumbre del reciente resultado de las elecciones estadounidenses que echa por tierra la palabra sellada con la administración de Obama.

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