Almería

Los precios de frutas y hortalizas, en manos de los intermediarios

  • Las prácticas especulativas de algunos eslabones de la cadena agroalimentaria provocan el descenso de las cotizaciones y riesgo de impagos, que afectarán a un 10-15% del sector

El pepino es uno de los cultivos que más subió a mediados del pasado mes de noviembre. Ahora Almería cultiva el 95% de lo que hay en el mercado y, sin embargo, no controla el precio.

El pepino es uno de los cultivos que más subió a mediados del pasado mes de noviembre. Ahora Almería cultiva el 95% de lo que hay en el mercado y, sin embargo, no controla el precio. / javier alonso

Cuarta semana de 2017. Las cotizaciones hortofrutícolas almerienses pulverizan todos los registros y los calabacines rozan los cuatro euros el kilo, las berenjenas superan los tres euros y los pepinos, los tomates y pimientos sobrepasan ampliamente el euro por kilo comercializado.

Estos precios se han registrado por la conflucencia de dos factores, principalmente: la ola de frío ralentiza el ciclo vegetativo de los cultivos, lo que provoca un menor ritmo de producción; y los daños en las zonas de competencia directa con Almería, tanto en Murcia, como en el exterior, ya sea en el sur de Francia, Holanda, Italia, Grecia, Turquía, Marruecos e Israel.

En el 'ojo del huracán', las empresas que no poseen producción propia y que especulan

El campo respiraba feliz, los astros se alineaban a su favor. Eran días de hacer caja para contrarrestar el mal inicio de la campaña, en el que, a mediados de septiembre hubo agricultores que se vieron obligados a arrancar sus explotaciones de pepino y calabacín para apostar por una nueva cosecha orientada al mercado de invierno.

Desde que a finales del pasado mes de noviembre comenzaron a descender las temperaturas, y con ello, aumentar los precios de las hortalizas, todo apuntaba a que, unido a la ola de frío de enero, la campaña horotofrutícola almeriense podría ser histórica. Y es que, ante la gran escasez de producción y las perspectivas climatológicas, Almería se consolidaba como la única zona capaz de abastecer a los mercados internacionales durante los próximos meses.

Sin embargo, en apenas tres semanas, todo se tuerce. Es cierto que la temperatura aumenta y el ciclo vegetativo acelera el ritmo de los cultivos, pero teóricamente no es suficiente motivo como para que las cotizaciones mermen hasta los niveles del mes de octubre.

¿Qué es lo que ha ocurrido entonces? La comercialización de frutas y hortalizas en fresco, al tratarse de un producto tan perecedero, está sujeta a una gran volatilidad. A ello se une la especulación de determinados agentes que intervienen en el proceso.

Una parte de lo que ha sucedido viene de la mano de las empresas que no poseen producción propia, que se limitan a comprar producto y colocarlo en el mercado. En aquellos días de precios tan caros, con el afán de lucrarse, no han sido pocos los que bajo este modelo de negocio han acudido a las subastas para adquirir producto, por el que han pujado muy alto para llevárselo, aunque luego no lo han vendido al nivel que esperaban, sino por debajo del que compraron, generando pérdidas e incertidumbre entre aquellos a los que compraron ante posibles impagos.

Esto puede haberle afectado a un porcentaje de entre un 10 y un 15%, según las estimaciones del secretario general provincial de Agricultura en Almería, José Antonio Aliaga, que recuerda que las cooperativas trabajan de otra forma y apunta que quizá alguna alhóndiga puede haberse visto perjudicada por esta práctica, aunque no es lo habitual.

Además, las grandes empresas y las alhóndigas contratan pólizas para cubrir este tipo de circunstancias, algo menos común en el caso de los intermediarios de menor tamaño o los empresarios individuales conocidos como brokers.

Asaja Almería explicaba esta semana que ni a supermercados ni a las empresas locales les interesan los precios altos. En el caso de la distribución, apunta su presidente, Francisco Vargas, ganan más dinero cuando las cotizaciones son bajas. Las plataformas de compra tantean la cantidad de kilos que hay a principios de la semana y llegan a penalizar a aquel que no les acepta su precio de compra sin hacer un pedido en semanas.

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