Andalucía

El objetivo de las tres culturas

Como un apéndice pegado a su nombre, Córdoba presume de ser abanderada histórica de la tolerancia y la convivencia. Sin embargo lo hace en una realidad muy distinta a una época que ya pasó pero que lucha por volver. El discurso de la alcaldesa, Isabel Ambrosio, habla de ello. La regidora caracteriza sus discursos en actos como el de ayer, un encuentro con embajadores de países árabes, con referencias a la época dorada de una ciudad que aún conserva vestigios de aquello.

Con el aniversario de Casa Árabe y la ambición de Córdoba de convertirse en sede para futuros encuentros que ayuden a resolver los trasiegos del panorama internacional, aparece en el imaginario de la ciudad algo de historia reciente. Recuerda toda esta ambición a aquellos años en los que Miguel Ángel Moratinos fue ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación. Durante más de seis años, Moratinos, que era diputado por Córdoba, evidenció esa intención de que la ciudad recuperara parte del esplendor perdido y lo hiciera como ese eje que fue, el que consiguió unir culturas y dejar de lado todas las diferencias que ahora suponen una auténtica brecha casi imposible de salvar.

De momento, la ciudad vivió ayer un trasiego al que está poco acostumbrada. La visita de casi una veintena de altos representantes diplomáticos de otros tantos países árabes convirtió al casco histórico en un auténtico fortín. El entorno de la Mezquita está asiduamente vigilado con refuerzos especiales de la Policía Nacional, pero la cosa fue más allá, con accesos cortados en espacios por los que iban a pasar los embajadores y el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, y con un tráfico por los alrededores algo más lento de lo habitual. La visita al monumento era obligada y así lo destacó Dastis, quien confesó que como ministro aún no había viajado a Córdoba.

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