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El E. coli eleva el pepino almeriense a la categoría de "símbolo nacional"

  • Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid analiza el tratamiento que le dieron los medios de comunicación a esta crisis alimentaria-sanitaria que sacudió los cimientos del campo almeriense a finales de mayo y principios de junio de 2011

"Tras observar de cerca las campañas a favor del pepino llevadas a cabo por varios medios, personalidades, gobiernos, personajes anónimos, etc, concluimos que una crisis de estas características puede llegar a despertar una especie de 'orgullo patriótico', que en este caso convirtió a una simple hortaliza en un símbolo nacional. El análisis de este apoyo, sumado a las entrevistas realizadas a expertos sobre este tema, indica que estas campañas no sólo ayudaron a paliar los efectos de la crisis, sino que la imagen del sector hortofrutícola andaluz, resultó reforzada positivamente".

Esta es una de las principales conclusiones del trabajo de investigación realizado cinco alumnos para un curso de Experto en Periodismo Gastronómico y Nutricional, titulado 'Medios de comunicación y crisis alimentarias. El caso del brote E. coli en 2011: la crisis del pepino'.

Ha transcurrido ya un año y medio desde aquellos aciagos días de finales de mayo y principios de junio de 2011, cuando la senadora de Sanidad de Hamburgo (Alemania), Cornelia Prüfer-Storcks, acusó directamente a España y, concretamente, a Almería (junto a Málaga) de ser la culpable de las víctimas mortales que estaba habiendo en el país como consecuencia del brote de una bacteria de Escherichia coli (E. coli) en una partida de pepino.

Sin prueba alguna de lo que estaba diciendo, puso el dedo acusador en un modelo agrícola y, por extensión, en el modelo económico principal de toda la provincia de Almería, a la vanguardia en materia de calidad, seguridad alimentaria, tecnología e I+D, respetuoso con el medio ambiente y sostenible en sus mecanismos de producción, con el uso progresivo de fauna auxiliar en detrimento de los químicos, y todo un ejemplo para la comunidad autónoma andaluza en la exportación de frutas y hortalizas.

El sector hizo piña y la sociedad española también, en torno a un asunto que pasó a ser prácticamente una afrenta del país rico frente al pobre, del que toma las decisiones frente al que las acata, del que se lleva el mayor margen comercial vestido de traje frente al que se gana el pan sudando la camiseta bajo el plástico del invernadero...

Y la agricultura almeriense, a pesar del daño económico, 27 millones percibidos por lo que se tiró a la basura, y el de su imagen, aún hoy imposible de calcular, supo salir reforzado, a tenor de las cifras que ha arrojado en la siguiente campaña hortofrutícola, la 2011-2012, con una producción récord, de algo más de tres millones de toneladas, y unas ventas de 2.336 millones de euros, la más alta de su historia, dando un golpe encima de la mesa de los mercados internacionales y demostrando al mundo su fortaleza en materia de calidad y seguridad alimentaria, con unos mecanismos de trazabilidad que funcionan a la perfección, como quedó demostrado con el E. coli.

La importancia y repercusión nacional e internacional de esta grave crisis sanitaria ha sido objeto de este estudio, llevado a cabo por cinco estudiantes, Begoña Contento Jiménez-Valladolid, Marina Domínguez Blázquez, Daniel García Padilla, Juan José Mateo Socorro y Jimena Yagüe Cuadrado, que han desarrollado su análisis de campo durante algo más de medio año y cuyo trabajo acaban de culminar y está a punto de publicarse, bajo la coordinación de la doctora Yanet Acosta, escritora, periodista e investigadora en la Universidad de La Laguna, autora de numerosas publicaciones académicas relacionadas con el sector agrícola.

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