La multinacional holandesa Koppert conmemora en 2014 sus veinte años de implantación en España y cuenta con una amplia presencia en la provincia, tanto física como en materia de negocio, ofreciendo soluciones integrales para el agricultor de frutas y hortalizas. Un periodo en el que ha registrado varios hitos que han influido de manera decisiva en el devenir del campo almeriense en estos últimos años y que sigue trabajando por augurar un futuro asegurado, utilizando para ello las herramientas más novedosas fruto del intenso trabajo que desarrollan constantemente los investigadores de esta empresa.

Uno de los artífices del éxito de Koppert en la provincia es una de sus cabezas visibles. Su director comercial, Kris de Smet, belga de 47 años que aterrizó en Almería en el año 2004.

Smet es ingeniero agrónomo por la Universidad de Lovaina y reconoce que "siempre me llamó la atención la biología. De hecho, mis padres, ambos, son biólogos. Sin embargo, yo quería un contacto más directo, algo más práctico. Por eso, desde prácticamente el primer momento quise dedicarme a la producción hortofrutícola".

La producción en su país natal dista mucho de la española, y más aún de la almeriense, que son una referencia a nivel europeo y mundial. "En Bélgica también hay invernaderos, pero con un enfoque mucho más diversificado y también en una cantidad muy inferior a lo que existe en Almería. Holanda sí es una referencia en este sentido, mientras que en Bélgica lo que más se trabaja es el sector ganadero y los piensos".

Este belga afincado en Almería 'fichó' por Koppert, donde trabajó en su sede holandesa durante algo más de un lustro. Una época, entre 2008 y 2004, en la que sus viajes a Méjico, Estados Unidos y Canadá eran permanentes como apoyo a nuevas investigaciones de control biológico en aquellos territorios.

Un cambio en la dirección le brindó la oportunidad de poner rumbo hasta Almería; y hasta el día. Kris de Smet lleva ya una década siendo partícipe con Koppert del desarrollo de la agricultura almeriense, que ha ido ligada a los avances en control biológico en los que han ido trabajando y que hoy son una realidad. "En 2005 descubrimos el swirskii, precisamente en un momento en el que existía una crisis profunda en el pimiento con Alemania y nosotros demostramos el éxito de este depredador en esta variedad. Sinceramente, no sé que hubiera pasado con el pimiento en Almería si no se llega a producir este descubrimiento".

El campo almeriense ha evolucionado mucho en muy poco tiempo, hecho que Smet reconoce que no habría sido posible sin "las ganas de innovar de los agricultores y su afán por ser siempre mejores que el resto".