AGR Almeria

"He tenido mucha suerte en la vida por trabajar en lo que quería"

  • Rafael Font es investigador en el Ifapa, donde trabaja en el campo de la poscosecha Cordobés de nacimiento, llegó en 2007 para hacer aún más fuerte el campo almeriense

El sector agrícola almeriense está en buenas manos. Cada vez hay más conciencia de que la innovación es la clave para que el principal motor económico de la provincia, junto al turismo, siga creciendo y se haga aún más fuerte.

En este contexto, los investigadores son los que tienen la llave para la consecución de esta realidad y trabajan duro para ello sin tener los medios que desearían para ello, pues los últimos años de crisis no han sido ajenos para nadie.

Rafael Font Villa es uno de esos investigadores que trabaja a diario para que el campo almeriense esté a la vanguardia y sea una referencia. Nació en Córdoba en 1962 y es doctor en ciencias Biológicas por esta Universidad. "Al acabar la licenciatura comencé mi doctorado en el Instituto de Agricultura Sostenible (CSIC), versando mi tesis doctoral sobre el uso de la Espectroscopía NIR para el análisis de alimentos. A lo largo de esos años y en los siguientes, mi formación académica la fui incrementando con la recibida en distintos centros de investigación y universidades nacionales y europeas, como el Scottish Agricultural College de Aberdeen, la Universidad de Génova o la Universidad Libre de Bruselas", explica Font sobre su amplia experiencia formativa.

En el año 2007 se incorporó al Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA. En un primer momento llegó como investigador contratado, para más tarde, en 2008, accedió a una plaza de titular en el centro de La Mojonera.

Curiosamente, en casa de Font, la investigación está muy presente. Y es que tanto su mujer como él se dedican profesionalmente a esto. Tienen una hija en común y, sobre su futuro, reconoce que, al contrario que sus progenitores, "parece estar más inclinada al estudio de las Ciencias Sociales, aunque aún no está en la Universidad. Siempre le decimos que debe apostar por aquello por lo que sienta vocación. Las necesidades que una sociedad tiene de determinados perfiles profesionales cambian con el tiempo. Lo que antes era una apuesta casi segura después podría no serlo. Pero aunque la vocación y la constancia suman mucho, no lo son todo. El resto lo pone la suerte".

No cabe duda de que las ramas profesionales derivadas de la investigación, requieren de una gran formación y, por ende, de un gran sacrificio. Horas y horas de estudio y dejar muchas cosas de lado cuando aún eres muy joven. "En mi opinión la investigación es una profesión siempre vocacional que necesita de un alto grado de paciencia hasta conseguir los objetivos . Tan sólo en un porcentaje pequeño se consigue estabilidad laboral. Y no suele ser a edad temprana. Hasta donde mi recuerdo alcanza siempre quise dedicarme a la investigación, aunque en aquellos tiempos no sabía exactamente a qué campo en concreto. Las oportunidades que encontré a lo largo de mi vida determinaron finalmente que fuese en el ámbito de la agricultura y alimentación", recuerda Font, quien se sintió fielmente respaldado por sus padres para tomar una de las decisiones más importantes de su vida: apostar por la investigación. "Mi padre era veterinario aunque dedicó su vida profesional a la industria farmacéutica. Él y mi madre me apoyaron en mi decisión de ser biólogo, aunque en aquel entonces, como hoy, era una carrera universitaria con poca salida profesional. Una apuesta que en mi caso salió bien. La gran mayoría de mis compañeros de promoción terminaron dedicándose a otras actividades. He tenido mucha suerte en mi vida al poder trabajar en aquello que quería".

Font se incorporó al Ifapa de La Mojonera con la idea de poner en marcha líneas de investigación y transferencia al sector en el campo de los transformados de hortalizas, apoyando las iniciativas empresariales en la provincia que necesitasen soporte técnico y científico para sus proyectos. Los productos mínimamente procesados o de IV gama, así como los platos preparados de alta calidad organoléptica y nutricional (conocidos como V gama) son formatos que dan mayor valor a las hortalizas frescas. "Ayudar a las iniciativas empresariales en este sentido es un objetivo prioritario de mi trabajo. Un producto transformado será de alto valor si la materia prima es de primera calidad y las tecnologías aplicadas son las adecuadas a cada caso", explica Font, quien reconoce que " Almería produce hortalizas de una calidad difícilmente superable por las producidas en ningún otro lugar del mundo. Eso sitúa a la aún escasa industria transformadora almeriense en una posición muy ventajosa. Hay que aprovechar esta coyuntura, como ya lo están haciendo con éxito empresas que han apostado por la industrialización de frutas y hortalizas, como las deshidratadas, mínimamente procesadas o comercializadas como platos preparados", explica.

En su campo, la investigación en productos transformados que presenten una alteración mínima de su calidad nutricional y sensorial, a la vez que manteniendo sus compuestos bioactivos y la seguridad desde un punto de vista microbiológico, es un reto donde muchos grupos desarrollan su actividad.

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