Almería

Regreso al desierto

  • Los 82 niños y niñas saharauis que pasaron el verano con familias de acogida almerienses ya están en casa · Mientras unos retornan, 17 menores aterrizan para pasar el curso escolar

Es el último sábado de agosto. Después de dos meses, las vacaciones de verano de los niños y niñas saharauis del proyecto Vacaciones en Paz tocan fin. Mientras Almería se entrega al final de la Feria, casi 80 niños se despiden de sus familias de acogida. Los mayores de doce años, por última vez.

 

Hace un calor bochornoso en la explanada frente al Hospital Torrecárdenas. Un coche espera con un cartel: "comisión sanitaria". Es para depositar los análisis médicos que las familias han hecho a los niños durante el verno. Sobre todo, de sangre y orina, aunque también han acudido al dentista y al oculista.

 

Comienza la tarde y conforme van llegando los viajeros, se registra su equipaje y se carga en un camión. Llevan cajas de cartón identificadas con el nombre de su dueño, una foto y la wilaya de destino.

 

Entre el equipaje, ropa nueva, zapatos, medicinas para la familia y algo de comida para llevar a casa. Por delante, muchas horas de viaje hasta reencontrarse con sus familias. Hasta bien entrada la mañana del día siguiente, estos pequeños no llegarían a los campamentos. En el primer tramo por carretera  había que alcanzar el Aeropuerto de Málaga. Después les esperaba un vuelo hasta Tinduf, una ciudad argelina fronteriza con el Sáhara ocupado y Marruecos, previa escala en Orán. De ahí a casa, un viaje en camión por el desierto. Para los más afortunados, de media hora hasta la wilaya de El Aaiún. Para los menos, de casi cuatro horas hasta Dajla.

 

El trayecto hasta Málaga fue una fiesta. Los pequeños demandaban música saharaui para cantar por el camino. Así, los cánticos en hassanía, el dialecto árabe de los saharauis, no cesaron hasta llegar al Aeropuerto. 

 

Y aún más. En el desierto, por supuesto, no hay túneles. Cada vez que el autobús atravesaba uno en la carretera, un estruendo de gritos y risas retumbaba en el grupo. Los pequeños viajaban encantados.

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