Crónicas desde la ciudad

Francisco Villaespesa Repatriación (II)

  • En tres ocasiones, "oficiales", regresó el poeta y dramaturgo a Almería, recibiendo en todas ellas numerosas pruebas de afecto y consideración. En agosto de 1931 regresó de América para ya no volver

PARA mí, la poesía ha sido más bien que una disciplina clásica, un desahogo romántico. He amado sobre todas las cosas a la Naturaleza y he procurado cantarla incesantemente. El Amor, la Patria y la Muerte son temas también esenciales de mi poesía. Me he inspirado para mi obra lírica, épica y dramática en la Historia de España y América: en la Historia de la Raza

Tras la excelente acogida del poemario La copa del rey de Thule, el éxito de El Alcázar de las Perlas, estrenado (08/11/1911) en Granada por la compañía de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, supuso para Francisco Villaespesa el gran espaldarazo como autor teatral. A la semana siguiente llegó a Almería en la que sería su segunda visita tras avecindarse en Madrid. La primera fue a su natal Laujar (1904) en la que apadrinó a su hermanastro y también poeta, Francisco Villaespesa Baeza, nacido del tercer matrimonio de su padre. Encabezada por el alcalde y presidente de la Diputación, la muchedumbre que ocupaba el andén de la Estación en la mañana del 14 de noviembre prorrumpió en aplausos y "vivas" al descender del tren-mixto el poeta y dramaturgo, al tiempo que los alumnos del Instituto entonaban canciones e himnos. Los ágapes se sucedieron: del propio Instituto o de la Diputación; mientras que el Ayuntamiento le agasajó con un "vino español", amenizado por la Banda de Música, en el hotel Simón, del Paseo, donde se alojaba y donde recibió a numerosos familiares y amigos que le mostraron su admiración y respeto. Al mes siguiente, el Municipio acordó que la calle Olimpo (en el lateral del teatro Cervantes) llevase el nombre de "Poeta Villaespesa". Como corolario a las continuas atenciones, fue invitado de honor al Teatro-circo Variedades en el que actuaba una compañía lírica y en la que Don Paco recitó el soneto "Fuentes de Granada". El día 17 embarco hacia Málaga donde la pareja Guerrero-Díaz de Mendoza reponía El Alcázar de las Perlas. Lamentablemente, y pese a las gestiones emprendidas, no fue posible traerlos a Almería

Doña María de Padilla

Definitivamente encumbrado, vuelto a casar y asiduo a las tertulias literarias en su Madrid de residencia, Don Francisco había ya dado a la imprenta, entre otros muchos títulos, los poemarios "Andalucía" y "Carmen", en los que vierte con pasión y casticismo su alma andaluza, y de los que me ocuparé cuando tratemos su relación con el Flamenco. Antes de emprender en 1917 la aventura americana tiempo tuvo para visitar nuevamente Almería y desplazarse al Laujar de su infancia. Seis meses más adelante vería la luz "Aben Humeya", otra de sus obras cumbre escenificadas en verso. En mayo de 1913 el formidable dueto Guerrero-Mendoza había estrenado en Sevilla "Doña María de Padilla", drama histórico en tres actos, y ahora, en medio de una expectación inusitada, actuarán en el Variedades (solar de la actual Delegación de Hacienda). Procedentes de Granada, el seis de junio llegan a bordo de un espectacular coche mientras que el resto de la compañía lo hace en tren. A la eximia actriz le dedican la antigua calle de la Bomba (en "recuerdo" a las arrojadas por los Cantonales en 1873). En una ciudad de sesenta mil almas, el teatro Variedades, único dedicado a tal menester (el Apolo no contaba y el Cervantes estaba en sus cimientos), vio como se agotó el "papel" de las seis funciones previstas.

La noche de este viernes seis, primera del abono, estaba anunciada "Doña María la Brava", de Marquina, pero al tener noticias de que ese mismo día llegaba Francisco Villaespesa (todos se hospedaron en el hotel Simón) tuvieron la deferencia de cambiarla y reponer la celebérrima "Doña María de Padilla". Las expectativas del público se cumplieron. Toda la compañía, además de la pareja titular, brilló a gran altura. La orquesta abrió con una escogida sintonía a la que siguió el entremés "El Caprichito" y el esperado plato fuerte. Así se expresaba un gacetillero local:

"Menos lírica que El Alcázar de las Perlas, brilla sin embargo en ella el estro del vate en la inspirada trova de Sevilla, la sentidísima plegaria del final del segundo acto, en la escena de un intenso calor pasional entre doña María y doña Blanca, al descubrir ambas los encontrados y profundos sentimientos amorosos que en sus pechos anidaban… Desarróllanse los dos primeros actos en Sevilla y el tercero en un castillo de Medina del Campo…

A esta siguieron la citada obra de Eduardo Marquina; "La noche del sábado", de Benavente, "Locura de amor", de Tamayo, "El Alcázar de las Perlas", "Mamá", de Martínez Sierra, y "Malvaloca" (Merecía esta serrana / que la fundieran de nuevo/ como funden las campanas), de los hermanos Jacinto y Serafín Álvarez Quintero.

Mientras que Carmen de Burgos es aplaudida en París durante un ciclo de conferencias, el Casino agasaja a todo el elenco femenino de la compañía con una merienda en su terraza ("se bailaron y cantaron a los compases del piano sevillanas y otros bailes andaluces"); en cambio al trovador alpujarreño y a Díaz de Mendoza le ofrecen un opíparo almuerzo La Garrofa, venta a la que se desplazaron en varios coches de caballos. Entre gambas y jamón, finos y olorosos, brindis y recitados ajenos y del interesado, detectamos la presencia de su padre, el Juez Francisco Villaespesa Arias, a la sazón retirado en su casa de Laujar, villa a la que acompañó antes de desplazarse a Málaga

Hijo Predilecto

Después de lustros de éxitos y reveses la estancia en América tocaba a su fin. Hizo regresar a España a su mujer e hijos, propios y ajenos, mientras el recalaba (1929), maltrecho, en Brasil. Aún tuvo energías para, por encargo del presidente de la República, iniciar la traducción al castellano de poemas y canciones de autores en lengua portuguesa. Sin embargo, el 14 de mayo del 31 sufrió una grave hemiplejia por la que debió ser internado. En estas circunstancias fue repatriado por el Gobierno de la II República a iniciativas del ministro Alejandro Lerroux (posteriormente le asignaron una pensión vitalicia de ocho mil pesetas anuales). En la tarde del 18 de agosto -en plena Feria- el trasatlántico "Argentina" fondeaba en el puerto y a las cinco Don Francisco era recibido por el alcalde, concejales, Banda de Música y cientos de paisanos congregados en la Escalinata Real. Con él venía su hija mayor, Elisa (embarcada en Cádiz), y no su esposa María como ayer escribía (esta se desplazó desde Madrid en tren y se fotografió en grupo en el hall del hotel Continental). El Ayuntamiento le nombró Hijo Predilecto y organizó una gran fiesta en el parque Nicolás Salmerón, a la que asistieron, entre otros su buen amigo Álvarez de Sotomayor y la no tan amiga "Colombine". Marcial Lalanda le brindó un toro, sus paisanos lo vitorearon en Laujar y a comienzos de septiembre marchó a Madrid para no volver jamás. El 9 de abril de 1936, jueves Santo, la irrepetible cigarra universal, valedor del Modernismo español, cerró definitavemente los ojos.

La Fortuna rueda mucho,

y quien sabe si algún día

la mano que da limosna

tendrá también que pedirla…

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