Almería

Calma tensa en Cuevas tras la muerte de un inmigrante

  • Guardia Civil se afana en controlar la situación después de la detención del autor del disparo · Unas 300 personas se manifiestan en el pueblo para pedir justicia

En la Avenida de Barcelona de Cuevas del Almanzora, a escasos metros del cruce con las calles del Aire y de Las Lisas, a la anochecida del pasado viernes, un cuantioso grupo de personas de raza negra se agolpa ante el portal de una vivienda. Agentes de la Guardia Civil cortan el tráfico de la Avenida, mientras no quitan ojo del gentío visiblemente airado que intercala voces en español con otro idioma para demandar justicia. Arriba del pueblo, detrás del Castillo, un hombre de etnia gitana ha matado a un compatriota suyo de dos tiros de pistola, eso dicen. El alcalde de Cuevas del Almanzora, Jesús Caicedo, cita para esa misma noche en el Ayuntamiento a una representación de inmigrantes originarios de África. Poca gente transita las calles cuevanas, se percibe una neblina de excitación apostada en la noche sin apenas estrellas en el cielo.

Entre la Cuesta del Calvario y el Lugar del Vergel, un conglomerado de techos cobija a la colonia de inmigrantes de Gambia recalados en Cuevas del Almanzora. El andurrial es indefinible, sólo la necesidad fuerza a vivir en condiciones tan ásperas, tan deplorables. En un solar colindante, la Guardia Civil tiene acotada una zona. Supuestamente es el lugar donde el joven Mahamadou cayó herido de muerte. La presión zarandea los ánimos; amigos y vecinos del joven fallecido se congregan alrededor del lugar en el que vivía. La Guardia Civil pide al periodista que se vaya, el periodista hace valer sus derechos, la Guardia Civil argumenta, el periodista rebate, las voces suenan unas más altas que otras. La Guardia Civil amplía el perímetro de terreno acordonado. La tensión ha alcanzado niveles fronterizos; después, pelillos a la mar, cada quién a su trabajo. La suerte del hombre gitano nacido en Cuevas del Almanzora, supuesto asesino, es contradictoria a esas horas de la noche: se dice que se entregó a la Guardia Civil de Águilas, lugar de su residencia; otra versión narra que ha sido la Guardia Civil quien lo ha detenido camino de Águilas.

Hamador cuenta que su amigo Mahamadou regresó del trabajo porque ése día tuvo la fortuna de tener trabajo, que se duchó, y que llegó el gitano para decirle a Mahamadou que tenía que dejar la 'casa' y que el gambiano le dijo que por qué y que el gitano le dio dos tiros. Las lágrimas de un hombre negro son incoloras como todas las lágrimas de cualquier raza. Mahamadou acudía a clases de español en la sede de la Cruz Roja de Cuevas. Por el andurrial se propaga el rumor de que ante la puerta del Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora se han concentrado numerosos compatriotas de la víctima. La iluminación del Castillo ya está apagada.

En uno de los balcones del Ayuntamiento cuevano se ve luz. La Policía Local de Cuevas del Almanzora, a los que es de justicia valorar extraordinariamente su trabajo, tiene totalmente controlada cualquier contingencia que pudiera darse que, afortunadamente y de momento, no se dio. Mientras en el interior del Consistorio continúan reunidos el Alcalde, Concejales y representantes de la Asociación de Inmigrantes, en la acera la agitación aumenta. Hay gambianos que no dejan tomar fotografías, es la excitación del momento; de alguno de ellos se escucha algo que suena a deseos de venganza. Uno de los inmigrantes eleva la voz, se lamenta de "que dicen que somos los morenos los que tenemos peligro. Nosotros sólo trabajamos. No matamos a nadie. A los morenos no nos hacen caso cuando ponemos una denuncia. Siempre los morenos y los morenos no hacemos nada". El resto de los inmigrantes agrupados asiente con la cabeza y con la mirada.

Pasada la medianoche, la puerta del Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora se abre lo suficiente para acceder a su interior. El alcalde Jesús Caicedo, los concejales Juan José Pérez y José Haro, entre otros, y Mahamadou Diallo, representante de la Asociación de Senegaleses de Cuevas del Almanzora, finalizan un encuentro en el que han aflorado razones y sentimientos. Caicedo valoraba lo sucedido como "una cosa muy desagradable, es una cosa puntual independientemente de la valoración que pueda hacer cualquiera, no es un asunto de color. Estamos sufriendo, es la pérdida de una vida humana en el municipio y en estas circunstancias. El acercamiento del colectivo es normal, es como si a un español le pasa algo en otro país los españoles que haya alrededor irán a apoyar y demostrar su impotencia y su rabia. Esto ya está en manos de la Justicia, esta persona ya está detenida y a partir de ahí serán los cauces judiciales quienes hablen. He estado con este colectivo de inmigrantes en todo momento y ya hay la tranquilidad que corresponde con la impotencia y la rabia que también corresponde en estos momentos". Momentos tensos que aún perduraban en el día de ayer, si bien parece que el viento de Poniente se llevaba los malos augurios. Ciudadanos de Cuevas del Almanzora hablaban de que ojalá este fuera el último capítulo de acontecimientos trágicos en el municipio.

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