"Éste es el único vino ecológico que hay ahora mismo en el mundo. Fino, oloroso, amontillado y con la peculiaridad de ser afrutado; lo que prevalece en él es la fruta, no el alcohol". Francisco Robles, gerente de Bodegas Robles en la localidad cordobesa de Montilla, realizó la presentación de los vinos criados en las tierras de Sierra Morena en un acto que tuvo lugar en la galería de arte 'la nave blanca' de Azucena Bretón y Javier Ausejo. "Manejamos la vid en ausencia de productos químicos, es decir, no utilizamos ningún tipo de herbicida, insecticida ni abono químico, indicó Robles. Éste es el sello que distingue un producto ecológico de uno convencional".

La producción de este vino se inició en 1990 y desde entonces se ha procurado "que huela y sepa a lo que tiene que oler y saber, como cualquier alimento". Para ello, se ha asegurado una cubierta vegetal en el suelo -plantas y flores que van a atraer insectos- "y es el viñedo, el entorno, el que tiene que generar todo lo que se necesita para que la planta se reproduzca y de una buena cosecha". Robles destacó el carácter suave y elegante de estos vinos frutales, "que conjugan perfectamente en este ámbito con la naturaleza como base". Y es que esta degustación se fusionó con la apertura de la exposición de arte Paisajes de la Sierra de los Filabres, con obras realizadas por el denominado Grupo de Aulago, Tremedad Gnecco, José Miguel Gómez Acosta, Javier Huecas, Carlos Villalobos, Francisco Carreño, Tello González, Pedro Gamonal, Jordi Garriga y Javier Hidalgo. Ambas actividades junto a la proyección del vídeo sobre la gran travesía del Himalaya, de Javier Campos, conforman la muestra La Montaña al Natural, "que pone de manifiesto la extraordinaria capacidad de apreciación y sensibilidad de los participantes para transmitirnos los infinitos matices y estados anímicos que la montaña, la tierra en definitiva, es capaz de generar en quienes se aproximan a ella con los ojos del sentir".