Almería

La falta de dinero inunda las playas con un tsunami de barbacoas

  • Cientos de personas aprovechan las noches de verano para reunirse en familia en torno a las moragas. El barato boom ha tenido que ser regulado mediante bandos de alcaldes

Hasta el mismo Georgie Dann se quedaría asombrado. La barbacoa ha resurgido con tal fuerza que ha dejado de ser el recurso cutre de las noches de verano para convertirse en una de las primeras alternativas a la crisis económica. Los bolsillos condolidos y la imperante necesidad de gastar lo mínimo, unido a las ganas propias de las vacaciones de pasarlo bien, han ahogado sus incomodidades y reconvertido a muchos detractores en verdaderos profesionales de las cenas en la playa. Lo atestigtua el litoral almeriense, donde cada noche se dan cita miles de familias almerienses.

La casa no se ensucia, todos colaboran, se está fresquito, los niños corretean alegramente ante unos despreocupados padres pero, por encima de todo, resulta barato. Es el compendio de bonanzas que ha anulado las incomodidades de comer sobre la arena. "Es increíble, la playa por la noche está repleta y los chiringuitos vacíos. Hay gente que se lo monta genial, vienen con sus tapers de canapés y sus copas de buen vino. Hemos vuelto a los años 70, pero mejor montado", comenta Amparo Ruíz, residente en uno de los edificios cercanos a la playa Ventilla, en Aguadulce, Roquetas de Mar.

Este municipio, que reposa en el turismo uno de los pilares de su riqueza, ha visto como desde que comenzara la recesión sus playas se cubren, sobre todo las noches de los fines de semana, en un improvisado, y aborrotado, restaurante de arena. La Ventilla es solo una de ellas y su imagen es la misma que años atrás presentaban las plazas de El Zapillo, en la capital almeriense.

Cuesta encontrar un hueco donde poder plantar la mesa y los hay quienes las colocan junto al paseo marítimo. Aprovechan el alumbrado público y alumbran también la otra cara de la barbacoa: las molestias que pueden llegar a provocar a los residentes de los edificios cercanos y a los usuarios del paseo marítimo. "No soy partidario de las prohibiciones en general, pero de alguna manera se debe regular el ruido y las bofetadas de olor a sardina. Se cena oliendo", apostilla José Pérez.

Cada Ayuntamiento ha interpretado como ha podido el equilirio entre el derecho a divertirse y el derecho al descanso. El capitalino tuvo que prohibir hace cinco años las barbacoas en las playas, un restricción que ha venido siendo respetada hasta esta temporada estival. En la zona de Nueva Almería, por ejemplo, han reaparecido.

Un bando del alcalde ha sido la solución encontrada por el Ayuntamiento roquetero como medida previa al cambio de la ordenanza que regula el uso de las playas el próximo año. "La realización de una barbacoa en principio es algo que se ve saludable por el Ayuntamiento al ser una forma natural de cocinar y resultar agradable para todas las edades reunirse y conversar en torno al fuego si bien, al ser una actividad que se realiza en espacios públicos y abiertos, puede molestar a personas ajenas a la misma, fundamen talmente por el humo y olor que genera".

Tras este preámbulo del regidor de Roquetas, Gabriel Amat dicta las normas. Las barbacoas están prohibidas antes de las 14:00 horas y deben ubicarse a una distancia no superior a los 20 metros desde el rabalaje y separado de los usuarios al menos 10 metros. No pueden efectuarse directamente en el suelo ni emplearse bombonas de gas o líquidos inflamables.

El bando recoge también las playas donde las barcacoas están autorizadas: Ventilla, Los Bajos, Las Salinas, La Romanilla, La Bajadilla y Serena/Cerrillos. Unos límites en exceso abiertos, en opinión del Grupo Municipal de Izquierda Unida. "Es prácticamente la totalidad del litoral del municipio", refuta Ricardo Fernádez, quien detaca que son muchas las quejas recibidas. "No tanto por el hecho de la cocción de alimentos, sino por el peligro potencial de quemaduras a terceros, la suciedad que genera y la presencia de equipos de música portátiles con una alta intensidad de contaminación acústica". Según el represetante de la oposición, son muchas las quejas ciudadanas que su Grupo ha podido escuchar por lo que a principios de la temporada estival presentó una moción sobre la barbacoa y los usos de las playas roqueteras.

Aún así no es IU partidario de una prohibición generalizada de la barbacoa, pero si aboga por su regulación mediante ordenzanza, acotando zonas concretas en ensanches de la playa que, incluso, propone pueden ser equipadas para tal fin como se ha hecho en otras capitales españolas.

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