Almería

En primera persona del desastre

  • Los habitantes de Pueblo Laguna cuentan cómo vivieron unas horas del viernes que ninguno de ellos olvidará. Lucharon contra la crecida de las aguas y sobrevivieron a una tragedia que les tocó de cerca

LEl gentío acudía ayer en romería al santuario de la maldita catástrofe de Pueblo Laguna. La desgracia ajena nos atrae tanto como nos repele, una contradicción más del ser humano. Los enfangados hasta el alma murmuraban que menos fotos, menos vídeos, y más brazos, más ayuda, más colaboración. El caso es que la gente quería verse en el tuiter y en yutú con el fondo de una vivienda destruida o ante un coche estampado contra un árbol. Porque eso es lo que hay en Pueblo Laguna y en otros lugares de la comarca del Levante: destrucción. Viviendas, vehículos, establecimientos y, sobre todo y especialmente, vidas perdidas. Y la vida sigue irremediablemente pese y gracias a todo.

Tras las casas anegadas, establecimientos destrozados, coches arrojados al mar o a las playas en el mejor de los casos cuando no empotrados en los árboles, hay personas con nombre y apellidos, personas con sufrimiento que al mal tiempo ponen buena cara porque, además, no hay otro remedio a no ser la compensación del seguro que ya veremos si las compañías responden o no. Bien, pues algunos de esos nombres y apellidos nos cuentan cómo y qué supusieron para ellos los terribles momentos vividos.

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