Almería

El Toblerone inicia su despedida

  • La empresa comenzó a tirar los suelos de lo que fueron las oficinas de la empresa. También se realizaron catas sobre los muros de cara a un posterior desmontaje de las estructuras metálicas.

A la imponente estructura del Toblerone, que ha marcado la imagen de la capital almeriense en los últimos 40 años, le quedan días para seguir haciéndolo. A primera hora de la mañana de ayer, comenzaban los trabajos de demolición controlada, de desmantelamiento para que sus triángulos sean solo un recuerdo entre los almerienses. La empresa navarra encargada de llevarlo a cabo, comenzó con el derribo de algunas estructuras de hormigón, aquellas que servían de sustento a una serie de oficinas, a la vez que se aprestaba a realizar una serie de catas que culminarán con el desmontaje de las estructuras triangulares que le dan el nombre.

Las sociedades privadas copropietarias de El Toblerone, Inonsa (Osuna) y Suncrest (Jarquil y Almerinvest), han solicitado ya a la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Almería su autorización para proceder al desmontaje del viejo silo del mineral. De momento, la demolición efectiva deberá esperar a la obtención de unos trámites que, al menos hasta ayer, nadie estaba seguro de que habían sido concedidos.

La operación que se pretende llevar a cabo a partir de ahora será minuciosa. Lejos de un derribo, similar a otros símbolos urbanos de la capital que cayeron con anterioridad, como el edificio de Trino o las torres de la Térmica, esta nave, de 30 metros de largo y 200 metros de altura, será desmontada prácticamente "pieza a pieza". La intención es aprovechar todo lo aprovechable como el hierro de su estructura y otros materiales que posteriormente puedan venderse y restar cifras al coste de la actuación contemplada en su totalidad.

Esa minuciosidad llegó incluso a sorprender a los propios vecinos de la zona, que no han sido advertidos por nadie del comienzo de las mismas. Algunos de ellos, preguntados por Diario de Almería, aseguraron que hoy mismo se presentarán en las dependencias del Ayuntamiento para proceder a la exigencia de dicha licencia de demolición, a pesar de que en un principio, se trata de una acometida que tardará aún en llevarse a cabo.

Las excavadoras trabajaron desde primera hora de la mañana de ayer, aunque en menor medida de lo que se suponía. Ni una sola voladura amenaza a nadie; las catas sobre las paredes dejaban unos restos que se podían ver desde un exterior plagado de curiosos que querían inmortalizar los que serán los últimos momentos de una estructura cuyo valor artístico es más que cuestionable, pero que el sentimental parece estar más arraigado de lo que se suponía.

Por parte de Suncrest, que posee el 17% de la edificabilidad permitida en la pastilla -el resto es de la sociedad gestora del soterramiento, Almería Alta Velocidad-, no se ha querido concretar cifras, si bien el concejal de Economía y Territorio, Pablo Venzal, avanzaba en febrero que esta actuación podría requerir una inversión "bastante inferior" a los tres millones de euros, un presupuesto calculado en anteriores legislaturas.

Sea cual sea su coste, la desaparición de El Toblerone del paisaje urbano será vista por los responsables políticos como el símbolo del logro de los pasos dados en los dos últimos años para la consecución de las plusvalías necesarias que respalden el soterramiento de las vías del tren en el futuro y el inicio, más cercano en el tiempo, de una nueva imagen de la ciudad, más conexionada, mediante la creación de un espacio verde de unos 18.930 metros cuadrados, fruto del acuerdo de cesión del suelo comprendido por la antigua estación de trenes y Las Almadrabillas por parte del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif).

El planteamiento municipal es utilizar a la empresa de la vivienda del Ayuntamiento, Almería XXI, para que actúe como agente urbanizador, lo que abarataría los costes de la preparación de los terrenos. Al ser mayoritariamente el suelo de la pastilla de El Toblerone propiedad pública, en un 81%, la intención del Consistorio, según explicó hace escasos meses Venzal, es que sea también Almería XXI la que se encargue de la edificación de las viviendas libres correspondientes a la parcela de Almería Alta Velocidad y locales comerciales. 

Estos saldrían a concesión pública por varias décadas, incrementando los ingresos a las arcas públicas para la obtención del capital necesario para ejecutar el soterramiento de las vías del tren.

El responsable de la Gerencia de Urbanismo y consejero delegado de Almería XXI espera tener sobre la mesa el próximo mes el proyecto de reparcelación de El Toblerone, en el que quedará especificado, entre otros aspectos, la nueva distribución de calles y la permeabilidad de este espacio, que pretende, con la desaparición del viejo silo,  servir de nexo de unión entre los barrios situados al levante, como Ciudad Jardín y El Tagarate, con el centro urbano de la capital. Es un planteamiento compartido con los titulares privados del suelo que apuntan a las pastilla de El Toblerone como el centro geográfico de la capital.

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