Almería

La lenta agonía del Toblerone durará hasta el mes de agosto

  • El alcalde de Almería asegura que tienen todos los permisos necesarios para la demolición Cultura dice que no hay petición de que se proteja el inmueble como BIC.

Fue una victoria simbólica, como tantas otras que suelen emprender los colectivos más concienciados de Almería, pero una victoria al fin y al cabo. Apenas 18 personas consiguieron paralizar las obras de derribo del Toblerone durante poco más de dos horas. Después fueron convencidos para que depusieran su actitud, se les tomó nota de su identidad y fueron citados en Comisaría. Las tareas de derribo continuaron y, al menos según indicó el alcalde de la capital almeriense, "tardarán ocho diez o quince días, poco más". No obstante, por la tarde se precisó más la fecha, ya que la empresa encargada de llevar a cabo la demolición anunció que esperará hasta el mes de agosto para evitar que el polvo que se pueda levantar afecte a las actividades del colegio Rafael Alberti situado en el solar de al lado. Eso es lo que le queda a un símbolo de la capital almeriense que parece haber resucitado después de casi 17 años sin que nadie se ocupara de él. Las licencias están concedidas, aprobadas y la Delegación de Cultura no tiene registrada petición alguna para que una catalogación de urgencia conllevara la orden de paralización cautelar de las obras. La suerte de la chocolatina de chapa llena aún de mineral de hierro, está legalmente echada.

Desde poco antes de las 8:00 horas de ayer, los colectivos agrupados en la plataforma Salvemos el Toblerone, pusieron en práctica la decisión que la tarde anterior habían adoptado. Consiguieron juntar a 18, los suficientes para que en sus camisetas se pudiera leer SOS Toblerone. Durante más de dos horas fueron lo efectivos que querían ser. Consiguieron paralizar los trabajos de demolición que una empresa navarra realiza desde hace dos días y que han echado abajo la estructura de las oficinas del inmueble. Vigilados por patrullas de la Policía Local y Nacional, se colocaron en la repisa que separa la zona metálica de la de hormigón del edificio. Cada vez que se trasladaban a una zona, las máquinas aprovechaban para entrar en acción hasta que regresaban al lugar que impedían su trabajo. Ese juego del gato y el ratón se prolongó durante dos horas hasta que la policía decidió que era suficiente; fue entonces cuando se les conminó a bajar del lugar so pena de ser desalojados y detenidos; si lo hacían por su cuenta, una identificación daba por zanjado el asunto, aunque tuvieron que acudir a dependencias policiales a lo largo de la tarde de ayer para prestar declaración.

Fue entonces cuando se dirigieron a la Puerta Purchena donde mantuvieron un encuentro con la consejera de Presidencia e Igualdad de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, a la que trasladaron su intención de paralizar la obra; esta les prometió interesarse por el mismo a través de la delegada del Gobierno en Andalucía, Sonia Ferrer.

De manera casi simultánea, el alcalde de la capital almeriense, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador aseguraba que el desmantelamiento del Toblerone, tiene  "todos los papeles en regla desde hace ya tiempo", de forma que la actuación para eliminarlo del paisaje urbano será una cuestión de días.  El primer edil, mostró su extrañeza por el revuelo armado en torno a unas obras que están "aprobadas en un plan especial desde hace mucho tiempo que desaparecería. Yo no sé a que viene este maremoto. Está aprobado, dicho, consensuado". Sobre la falta de consulta y algunas protestas vecinales, Rodríguez  garantizó que "intentan que haya la menor polvareda posible, habrá que regar el mineral que haya allí. Una infraestructura de esa envergadura siempre trae algo de molestias, es algo inevitable".

Por su parte , la delegada de Cultura en Almería, Isabel Arévalo, señaló a Diario de Almería que su departamento no tiene hasta el momento registrada "ninguna petición para la catalogación del inmueble como Bien de Interés Cultural; cuando se realizó el inventario, no se propuso mediante ninguna demanda y en la redacción del PGOU tampoco figura como tal, por lo tanto no se encuentra bajo el entorno de protección que puede dar la Junta". Arévalo recordó como se reunió con integrantes de la Plataforma "el pasado mes de marzo, donde me trasladaron sus inquietudes; desde ese momento no he sabido nada más de ellos, por lo que no nos consta ningún tipo de modificación sobre el estatus de dicho edificio".

La responsable en materia de Cultura aseguró que no se trata ningún edificio singular, por lo que no podemos obligar a los propietarios a protegerlo, como por ejemplo sí que hacemos con el Cortijo del Fraile, donde sancionamos si se producen daños; en este caso, legalmente es imposible por lo que es competencia exclusivamente municipal".

La suerte del Toblerone parece echada. No será en quince días, sino que habrá esperar hasta el mes de agosto para evitar molestias a los alumnos del Rafael Alberti. Es lo que le ha salvado de una muerte inmediata e indolora. Quienes lo defienden incluso con más ahínco, saben que es cuestión de poco tiempo.

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