Almería

Monasterio de la Purísima (I): Fundación

  • Las Puras. En junio de 2015 las monjas Concepcionistas Franciscanas conmemoran 500 años de estancia ininterrumpida en Almería. Es el primer y más antiguo convento femenino de la ciudad

MI interés y respeto por las moradoras del Monasterio de la Purísima (no exento de curiosidad ante su "invisibilidad") era el común a buena parte de la población almeriense. De aquellos que independiente de credos y posicionamiento ideológico consideramos al convento como parte indisoluble de la ciudad. Un recinto habitado por monjas de clausura: cinco veces centenario e integrado en su traza urbana y en la memoria colectiva de sucesivas generaciones. Pero mi admiración es más cercana en el tiempo. Coincidente con el conocimiento de su firme actitud, valentía y recto proceder ante los graves imponderables -atentatorios para la propia Comunidad- sorteados frente a la propia jerarquía eclesiástica de la Diócesis. Concretamente de 1999, año de triste recuerdo para esta Comunidad de mujeres vestidas blanco y manto azul. Y de los almerienses no del todo desmemoriados. Desde entonces me precio de recíproca amistad.

Un espacio conventual donde en su silencioso, calmo, austero y pulcro locutorio he experimentado inusitada serenidad y equilibrio emocional durante mis espaciadas visitas. Hecha la introducción, proseguimos. Si todo discurre con normalidad y las administraciones públicas -en especial el Ayuntamiento- prestan a la efeméride que se avecina la merecida atención logística y económica, entre las actividades del V Centenario cabe distinguir la prevista publicación de un libro que recogería su dilatada trayectoria a cargo de Rosario Torres y Mª del Mar Nicolás, reputadas estudiosas de la arquitectura religiosa provincial en su marco histórico y artístico. Ahora su abadesa, María del Mar Reche, me ha pedido colaborar en su divulgación periodística anticipada. A ello obedece la serie de artículos que -sin interferir en el proyecto literario- dedicaré en las próximas semanas gracias al espacio prestado por Diario de Almería.

CENSO ACTUAL

Al conjunto de edificios mudéjares anexos me referiré en lo sucesivo como monasterio y convento, indistintamente, puesto que ambas acepciones son sinónimas en este caso concreto. La Real Academia define a monasterio: "Casa o convento, ordinariamente fuera de población, donde viven en comunidad monjes/as". Efectivamente, descampado era en sus inicios el arrabal de La Musalla (al exterior de la muralla de La Almedina) en el que se instalaron, aunque con el paso del tiempo el paraje se transformó en zona privilegiada del casco histórico de la ciudad.

Antes de continuar, es oportuno consignar los nombres de las diez hermanas que componen actualmente la Comunidad, al igual que en su momento hicieron con las que en la segunda década del siglo XVI vinieron a fundar. Son diez en total, todas originarias de la capital y provincia, salvo una granadina. La mayor está próxima a cumplir los 86 años de edad y 33 la menor.

Abadesa

-Trinidad Valverde Lázaro, Alboloduy (Almería)

Vicaria. Ha sido abadesa y vicaria federal.

-María del Mar Reche, Partaloa (Almería)

Abadesa. Ha sido Vicaria Federal

-Dolores Gil Milán, Alboloduy (Almería)

Consejera de la Comunidad

-María Soledad Ventura Escámez, Almería

Fue Abadesa, Presidente Federal y Coordinadora de la Orden

-Carmen López Montes, Níjar (Almería)

-Corazón de Jesús Rubio Fernández, Almería

-Sacramento Sáez Lozano, Alcudia (Almería)

-Milagros González Morales, Suflí (Almería)

-Encarnación Serrano Magán, Lanteira (Granada)

-María Luisa Saldaña Rodríguez, Almería

BEATRIZ DE SILVA

Los biógrafos de Beatriz Gómez de Silva y Meneses barajan indistintamente los años 1424 y 1426 como los de su nacimiento. Asimismo, hay quien apunta que la proclamada beata (1926) y santa (1976) por la Iglesia Católica y fundase la Orden de la Inmaculada Concepción, vino al mundo en Ceuta, cuando la hoy española ciudad norteafricana pertenecía a Portugal y en la que su padre -de alto rango militar- prestaba servicio a la Corona lusa. Sin embargo, recientemente el Vaticano establece que ocurrió en el pueblo portugués de Monte Maior. Su madre, Isabel Meneses, perteneciente a la nobleza del país vecino, tuvo otros diez hijos, entre ellos al beato franciscano fray Amadeo de Silva, creador de los denominados "amadeistas".

En calidad de dama de honor, con apenas 20 años acompañó a la reina Isabel de Portugal a Tordesillas (Valladolid), lugar de las Cortes castellanas, donde en 1447 contraería nupcias con Juan II y daría a luz a la luego conocida por Isabel la Católica.

Su belleza singular llegó a suscitar recelos a su paisana y disputas entre la nobleza por conquistar el amor de "la muy graciosa doncella portuguesa que excedía a todas las demás de su tiempo en hermosura y gentileza". Hasta el punto "que tanta fue su hermosura y graciosidad, que la reina su señora tuvo celos de ella y por esto, con desenfrenada pasión, la hizo encerrar en un cofre, estando en la villa de Tordesillas, donde la tuvieron tres días sin darle ninguna cosa de comer ni beber… ". Gracias a la influencia de su tío logró ser liberada; marchando seguidamente a Toledo acompañada de dos doncellas, donde, en el monasterio de Santo Domingo el Viejo, de monjas cistersianas (aquí también surgen dudas: ¿del Cister o dominicas?), se recluyó y pudo satisfacer su fuerte vocación mariana. Allí permaneció tres largas décadas como señora seglar ("señora de piso"), es decir, sin profesar ni tomar los hábitos. Retirada de la vida palaciega y dedicada a la oración y obras de caridad.

Cuentan sus hagiógrafos que "la Virgen María se le apareció con hábito blanco y manto azul y el Niño en brazos. Y luego de haberla confortado con cariño maternal la intimó a que fundara en su nombre la Orden de la Purísima Concepción… Ante tan señalada merced de su Reina y Señora, Beatriz se ofreció por su esclava y le consagró, rebosante de gratitud, el voto de su virginidad y le rogó confiadamente le librara de aquella prisión (el cofre). La Reina Celestial accede sonriente y desaparece". Fin de la cita sobre la aparición

Decidida a crear la nueva Orden interesa en su proyecto a la reina Isabel (recién ascendida al trono), quien le cede el palacio y capilla de Galiana, en Toledo, donde se instala con doce compañeras del antiguo convento. Definitivamente, el Papa Inocencio VIII la aprueba al promulgar la Bula "Inter Universa" en abril de 1489. Cuenta la tradición que el barco que desde Roma traía la Bula zozobró pero, "milagrosamente", el documento apareció días después de nuevo en un cofre. Desgraciadamente para ella y las nuevas hermanas, fallece el 16 de agosto de 1491, en las fechas previas a la toma de hábitos y solemne función fundadora presidida por el obispo de Guadíx. A su muerte, es el franciscano fray Juan de Tolosa quien impide la extinción de la nueva congregación al evitar que las concepcionistas -ya con una Regla seráfica propia y con distinto grado de Observancia; refrendada por la Bula papal "Ad statum prosperum" de septiembre de 1511- fueran fusionadas por las dominicas. Las reliquias de Beatriz fueron trasladadas al convento franciscano de la Santa Fe.

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