Almería

El realismo y el detallismo del Belén Viviente impregna a Cuevas

  • La localidad levantina acogió este pasado viernes la inauguración de uno de los belenes con mayor arraigo y tradición de la provincia La implicación vecinal es su seña de identidad

Aún no daban las seis de la tarde del pasado viernes en Cuevas del Almanzora, que ya las inmediaciones del Huerto García Alix estaban repletas de grandes y chicos impacientes porque retiraran las lonas que no dejaban ver el interior. En la entrada, donde se cortaría la cinta media hora más tarde, los pequeños se agolpaban en busca de un lugar privilegiado desde el que poder seguir paso a paso todo el ceremonial de inauguración del Belén Monumental Viviente.

Con el alumbrado navideño de la avenida de Barcelona, el concejal del Ayuntamiento cuevano Antonio García se abría paso entre la chiquillería para proceder al acto de inauguración en el que también participó gran parte de la chiquillería allí congregada. Como si del pistoletazo de salida se tratara, todos corrieron hacia el portal de Belén. Tras algunos años, se volvía a escenificar de manera real aquella escena que cuentan de una María y un José, ambos santos, que sin posada no tuvieron otro remedio que refugiarse en un cobertizo donde nacería el llamado Mesías.

Según la tradición cuevana, el Niño Jesús fue recibido con la actuación de los miembros del Grupo Folkórico Municipal y la Escuela Municipal de Música, Danza y Teatro. La música, los villancicos, añadían sus notas a un ambiente plenamente de Navidad; los niños se acercaban a los corralitos deseosos de acariciar a los animales: las ovejas, las gallinas, el burro.

La concejala de Bienestar Social del Ayuntamiento cuevano, María Dolores Moreno, destacaba que "todo lo hemos hecho nosotros, no están los tiempos para comprar". Afirmación corroborada por el también concejal de Cuevas José de Haro. Año tras año, con la misma ilusión, se produce la magia ante los ojos infantiules y la satisfacción en la cara de los mayores, una época del año la esperanza y el deseo de que el próximo sea mejor, o que al menos, no falte la salud.

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