Almería

Multitud de fieles cumplen la tradición con el Besapiés del Cristo de Medinaceli

  • El alcalde de la ciudad de Almería, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, abrió este acto y testimonió así su respeto El presidente de Diputación, Gabriel Amat, tampoco faltó a la cita

El alcalde, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, ha abierto a primera hora de la mañana de hoy el tradicional besapiés de la imagen de Jesús Cautivo de Medinaceli que se expone en la Catedral. El primer edil, que acudió al templo acompañado de los concejales Juanjo Alonso, Manuel Guzmán y Ramón Fernández-Pacheco, ha cumplido así con una de las tradiciones populares más arraigadas en la devoción almeriense cada primer viernes de marzo. El Cristo de Medinaceli, titular de la Cofradía del Prendimiento, cuyo Hermano Mayor, José Antonio Miras, también estaba presente, permanecerá expuesto en la capilla del Sagrario para recibir el homenaje y el cariño de gran cantidad de fieles y devotos a lo largo del día. El alcalde ha querido testimoniar de este modo su cariño y respeto por esta tradición almeriense en la víspera de una nueva Semana Santa.

Por otra parte, el presidente de la Diputación Provincial, Gabriel Amat; el Vicepresidente de Diputación, Javier Aureliano García; Manuel Alías, diputado de Hacienda; al Besapies del Cristo Cautivo de Medinaceli que acogió ayer la Catedral de Almería. Durante la visita, estuvieron arropados por autoridades eclesiásticas, otros cargos públicos y José Miras, hermano mayor de la Hermandad del Prendimiento.

Cabe destacar que también se ha celebrado la imposición de la medalla de la Hermandad a Javier A. García.

Multitud de fieles acudieron a la llamada del Cristo, llenando el recinto de la Catedral. Luces, olor a cera. Muchas ganas de estar cerca de su Señor. Padres a hijos. Abuelos a padres. El primer viernes de marzo, España entera se rindeante el Cautivo de Medinaceli. Miles de personas besarán sus plantas, le pedirán por su futuro. Por lo que le deparará una incierta vida, por cualquier decisión tomada, sea precipitada o no, pero que llegado el caso terminará convirtiéndose en la felicidad más infinita.

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