Almería

Lo que le faltaba al hotel del Algarrobico

  • El futuro del inmueble pasa por una manifestación convocada para el 10 de mayo Será la primera desde que el asunto se enredara en la malla judicial

Años de protagonismo en cualquier informe sobre el urbanismo salvaje, los mismos que ha adornado con su más que discutible figura las costas de Carboneras, otros tantos de una colección de sentencias (una veintena) encaminadas hacia su demolición y han bastado unos folios de un incomprensible fallo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) para que comenzara el disparate en el que corre el peligro de convertirse. Hasta ahora, la respuesta popular se había limitado al pueblo que lo cobija, alentados por aquellos que siguen viendo en sus 400 habitaciones, una promesa de creación de puestos de trabajo y riqueza para la localidad. Ahora, ante el peligro de que si alguien no lo remedia puede incluso llegar a abrirse al público (algo que hasta el momento ni se pensaba) han comenzado a movilizarse, algo alejado del ADN almeriense y eso es lo único que le faltaba a este asunto para terminar por convertirse en un verdadero disparate.

De hecho, el próximo día 10 de mayo tendrá lugar en las calles almerienses la primera movilización en contra del mantenimiento del hotel en las costas de la provincia. Nadie hasta el momento se había planteado una reacción semejante, simplemente porque la creencia general era que los jueces iban a continuar el camino emprendido por la clase política que, por una vez, se había puesto de acuerdo en poner en marcha un plan para tirarlo abajo. La sentencia de la sala del TSJA, que contradice la de otra sala del mismo tribunal y que ha llegado hasta el Supremo donde se puede tirar meses -sino años- antes de que se dignen a resolverla, ha encendido todas las alarmas en el hilvanado tejido social almeriense.

La protesta que el pasado miércoles tuvo lugar en la plaza de España de la capital granadina, era un desfile de caras conocidas en anteriores movilizaciones, por ejemplo en contra del derribo del Toblerone, o criticando el cierre de Calar alto, por citar dos de las dos últimas.

En esta oportunidad, se sacaron los disfraces del armario y comenzaron a adaptar los primeros renglones de El Quijote: "En un lugar de la costa, de cuyo nombre no quiero acordarme, hace ya algunos años que corruptos y especuladores, de los más variados pelajes, vinieron a acordar construir un monumento a la avaricia y la sinrazón…"

Si buscaban la promoción, la repercusión mediática el resultado no puede ser mejor; si buscaban la seriedad en sus planteamientos a la hora de rechazar ese urbanismo salvaje que ejemplifica como nadie el hotel, caben serias dudas, especialmente si actúan como representantes de unos colectivos que han planteado denuncias ante los tribunales por sus actuaciones.

Sea como fuere el asunto parece enquistado al menos hasta que el TSJA decida sobre la licencia de obras del hotel, algo que se tenía que haber producido ya, pero que la sentencia sobre lo urbanizable del suelo ha trastocado en sus plazos, ya que los recursos ante la misma tienen abierto todavía los recursos correspondientes.

En cualquier caso, habrá que esperar, no a la rapidez de la Justicia asunto este que se da por perdido de manera definitiva, pero sí a la respuesta de una sociedad que, no es que no ha dicho su última palabra, es que no ha pronunciado ninguna todavía. Se verá entonces si esta se deja seducir por cantos de sirena a la creación de puestos de trabajo, de riqueza para la localidad en la que se asiente, o entiende de una vez que el medio ambiente es una de las bazas que le queda a Almería para diferenciarse del resto. Esto, parece que ni el Ingenioso Hidalgo cervantino sería capaz de hacerse entender. Batalla perdida.

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