Almería

No hay niños que jueguen en los parques

  • Durante las últimas décadas, el descenso y envejecimiento de la población se han incrementado Senés es uno de los pueblos que sufre esta situación

Once de la mañana, un sol de justicia y ni un alma por las calles del pueblo. Únicamente un gato solitario busca cobijo a la sombra que da un árbol, refugiándose del acuciante calor. Esta es la realidad que se vive hoy en día en muchos de los municipios del interior de la provincia almeriense, Senés entre ellos.

Ubicado en la falda sur de la Sierra de los Filabres y a unos 50 kilómetros de la capital de provincia, Senés cuenta con poco más de 300 habitantes, entre los cuales hay apenas 8 o 10 niños.

Así, la "solana de los almendros", calificativo apropiado para el municipio por el amplio espacio dedicado a este tipo de cultivo, es uno de los pueblos del interior que sufre una acusada despoblación en la provincia almeriense.

Sus casitas de tejado de pizarra flanquean las calles vacías, bañadas por un imponente sol, por las cuales no discurren apenas personas. Y la esta situación se ha vuelto más acusada en las últimas décadas, al igual que ocurre en otros tantos municipios almerienses.

"Hace muchos años aquí había siempre mucha gente", cuenta José Antonio, hombre de 67 años que ha vivido toda la vida en el municipio. "Antes, cuando yo era pequeño, recuerdo que éramos muchos críos en el pueblo, por lo menos veinte o treinta. Y de hecho, había dos escuelas. Pero hoy ya no quedan casi jóvenes en Senés, se han ido yendo todos fuera".

El municipio, con una población que en su mayoría supera los 60 años de edad, se ha convertido en un resquicio en el que aún se mantiene la tradición típica de los pueblos del interior.

Cuenta únicamente con dos bares y dos comercios en sus inmediaciones. Además, una furgoneta acude a la plaza principal a vender el pan a los vecinos. En cuanto a servicios, el pueblo cuenta con un consultorio, al que el médico acude dos días en semana.

Y como se ha mencionado antes, el municipio cuenta entre su población con únicamente unos 10 niños. Así, de los dos colegios que había años atrás, hoy día ya solo uno de ellos permanece en funcionamiento.

Los parques infantiles están completamente vacíos, y no hay niños que correteen ni que jueguen en ellos. Tampoco se ven pequeños en bicicleta por las calles ni madres paseando cochecitos de bebé.

"Antes aquí vivía mucha gente, pero ahora ya solo vemos niños los sábados y domingos", explica Rafael, vecino del pueblo. "Entre semana Senés está completamente vacío, se han ido todos a Almería. Y ahora en verano vienen algunos, pero no como antes", añade. "Pero no es solo aquí, yo antes vivía en Velefique y allí también ocurre lo mismo", señala Rafael.

Al preguntar a los vecinos por el último nacimiento que se dio en el pueblo, tienen que hacer memoria para recordarlo. "Pues creo que el último fue mi sobrina, que nació en enero", explica Alicia, vecina de 24 años del pueblo, que sin embargo, no vive en el municipio porque está estudiando fuera, como muchos otros jóvenes.

Ahora, con la llegada del verano, se supone que la población de los pueblos de interior aumenta. En todos los municipios que son víctima de la despoblación ocurre el mismo fenómeno. Durante la temporada estival muchas familias regresan al pueblo a pasar sus vacaciones y visitar a sus familiares. Sin embargo, aunque el esto se sigue dando, ya no con la fuerza de antes.

"La crisis se nota, y ya no viene tanta gente en verano. Hace 15 años el pueblo se llenaba los meses de julio y agosto, y eso ya no ocurre", explica Mari Ángeles, trabajadora de una de las dos pequeñas tiendas con las que cuenta el municipio.

Son muchos los pueblos que tratan de luchar contra el fenómeno de la despoblación adoptando todo tipo de medidas para atraer a la gente al municipio: crear empleo para los jóvenes, promocionar el turismo rural, etc. Por ejemplo, en Bayárcal recientemente se cedieron tres viviendas de forma gratuita a tres familias para evitar así el cierre del colegio por falta de niños.

Por tanto, es una realidad más que palpable que hoy día los pueblos de interior cada vez cuentan con menos habitantes. La mayoría de la población almeriense se concentra en la capital o en los pueblos costeros, aglutinando estos más del 75% de los residentes de la provincia.

Estos pequeños rincones rurales tendrán que seguir luchando con todas las armas posibles si no quieren verse abocados a su desaparición.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios