Almería

El despertar de los cabezudos

  • El desfile recorrió algunas de las calles más emblemáticas del Casco Histórico La familia Pérez continúa con una tradición que sigue viva tras tres generaciones Algo más de dos horas duró el paseo

EL barrio de Pescadería se vistió de gala para disfrutar de uno de los días más especiales del año. No era una mañana cualquiera, muchos se pusieron el despertador, otros no llegaron a concebir el sueño porque sabían que la mañana siguiente iba a ser distinta, más alegre, mucho más divertida. Los callejones de Pescadería tenían otro color, todo estaba más vivo ya que se podía palpar en el ambiente esas inocentes miradas en los más pequeños, esas sonrisas cómplices al ver a los cabezudos pasear por las calles del barrio o en esos gestos de asombro cuando los gigantes se acercaban a saludar. Fue como una celebración familiar, en la que padres y abuelos salieron a la calle bien temprano, con sus pequeños de la mano, para realizar un paseo inolvidable para los más jóvenes.

Con motivo de la Feria 2014, la sección de cultura del Ayuntamiento organizó, como viene siendo habitual cada año, la diana de 'Gigantes y Cabezudos'. Los protagonistas principales llegaron bien temprano, incluso antes de la hora prevista, alrededor de las 08:00 horas de la mañana, para ir organizando el paseo y despedir a los familiares antes de embarcar en una ilusionante excursión por las calles del barrio de Pescadería. El recorrido fue por el Casco Histórico, un trayecto que comenzó en la calle Arráez y transcurrió por la calle Almedina, General Luque, Plaza de Pavía, entre otras, y finalizó de nuevo en el punto de partida del acto. Un total de más de dos horas de recorrido, escoltados por la Policía Local, en la que los gigantes se convirtieron en el objetivo de todas las miradas y ellos, como buenos amigos, le dedicaron unos bailes y un buen apretón de manos a los presentes. Unos "señores enormes", decían algunos niños con cara de asombro a la vez que señalaban a los gigantes, pero lo que no sabían es que esos "señores enormes" eran hombres normales, unas personas que se entregaron a fondo durante una dura mañana para hacer feliz a centenares de personas; no sólo a los que andaban por la calle, sino también a los pequeños que se asomaban por las ventanas, a las abuelas con sus respectivas nietas cantando desde los balcones e, incluso, a algún adolescente que otro que aún estaba volviendo de la fiesta nocturna de Almería.

Los encargados de llevar el cuerpo de los gigantes fue una familia conocida por este acto tradicional, un grupo de padres, hijos y hermanos que elevan su apellido Jerez a lo más alto de la Feria. Manoli Jerez, una de las hermanas de los que participaron, acompañó a sus familiares en todo momento y les atendió con la entrega de agua u otras necesidades para que pudiesen soportar las altas temperaturas de las mejor forma posible. "Esto es una tradición de familia, de hecho es la tercera generación de los Jerez que sale en Feria para llevar a los cabezudos a todos los rincones de Pescadería", afirmó. Una tradición que empezar a hacer habitual el abuelo de la familia, ahora lo llevan a cabo sus hijos y los más pequeños no dudan en coger las enormes cabezas y pasear con sus padres con los cabezudos, formando parte del gran show almeriense.

Juan José Jerez, conocido por todos los amigos como el 'Kiki', fue el encargado de darle vida al rey de los gigantes, uno de los protagonistas del paseo, que no dudó en afirmar "para mí es una ilusión pasear con mi familia con los cabezudos y gigantes, llevamos mucho tiempo realizándolo y esperemos que siga así, que continúe la tradición en la familia. Sin duda, hay tradiciones que no deberían acabar nunca y ésta es una de ellas porque la sonrisa de un niño no tiene precio.

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