Almería

Un parque sin coches

  • El acercamiento final a las playas siempre será a pie, en bici o autobús La restricción del tráfico se extiende al Playazo, Cala del Plomo, Escullos e Isleta en 2015

El sueño de poder disfrutar un parque libre de coches, a través de senderos por sus playas, carriles bici desde el Cortijo del Fraile al Corralete y rutas marítimas entre San José y Carboneras, como una experiencia única en un enclave singular, un auténtico museo al aire libre, se hará realidad. Es la intención a medio y largo plazo de la Consejería de Medio Ambiente y de la Junta Rectora del parque natural de Cabo de Gata-Níjar con la implementación del Plan de Gestión de la Movilidad que fue aprobado en marzo y que dará sus primeros frutos el próximo año, con la intención de rebajar la presión que soporta el enclave, principalmente la del tráfico rodado, en los meses de verano. Los objetivos son restringir el flujo de personas que acceden mediante su vehículo privado con el establecimiento de los aparcamientos alejados de las playas desde los que se pueda acceder en bicicletas y lanzadera de autobuses. La experiencia acumulada al regular la entrada de vehículos al sector Genoveses-Mónsul, una restricción que se viene aplicando desde el verano de 2010, aconseja defender los mismos planteamientos de gestión de la movilidad para todos los espacios. Y así se hará. El sistema que se viene empleando en las playas de San José llegará en menos de un año a otros de los puntos conflictivos del parque como la Isleta del Moro, Los Escullos, el Playazo de Rodalquilar y la Cala del Plomo. Será una de las medidas prioritarias de las muchas establecidas en un plan de movilidad que marcará un antes y un después para la joya de la naturaleza almeriense, un parque de 53 kilómetros de costa y 50.000 hectáreas en el que conviven más de mil especies de flora y fauna, con categoría de Reserva de la Biosfera y Geoparque. La Junta de Andalucía quiere que Cabo de Gata siga siendo uno de los mejores ejemplos de la conservación de litoral virgen del Mediterráneo y en este complejo desafío los coches tienen que ir alejándose de las playas evitando el deterioro de hábitats sensibles y contribuyendo a un mejor disfrute de los espacios.

El acercamiento definitivo a las playas debe producirse a pie, en bicicleta o en transporte colectivo. Así lo desgrana el documento de trabajo de 129 páginas al que ha tenido acceso este periódico. Es fundamental, según recoge el plan de movilidad sostenible, la gestión de las áreas de estacionamiento y, paralelamente, de la parte marítima -de alrededor de 120 kilómetros cuadrados- debe preservarse la zona de baños de navegación, fondeo y acercamiento de embarcaciones a motor. Se habilitarán aparcamientos de disuasión para liberar la trama urbana de la presión de los coches y a su vez deben ser intercambiadores a transporte público o bicicleta que permitan una movilidad recreativa y deportiva cualificada. La ejecución de una red de carriles bici, que abarcaría desde la playa de Torregarcía hasta la del Algarrobico, requiere la acción de la Diputación Provincial, que aún no se ha pronunciado al respecto, al demandar la recuperación del plan especial que promovieron en 2005. Debería someterlo a actualización antes de su proyección y ejecución gradual en un parque que, sorprendentemente, no tiene ni un sólo metro de carril bici y la mayor parte de la red de carreteras no dispone de arcén, obligando a los ciclistas a circular por la calzada con su enorme riesgo.

"Supondrá una oportunidad para dotarnos de los mecanismos adecuados para solventar en el futuro los problemas de gestión de este emblemático espacio natural y garantizar la conservación de los recursos", detalla José Manuel Ortiz, delegado territorial de Medio Ambiente. Se ha tenido en cuenta la necesidad de garantizar a los usuarios que visiten el parque que su estancia en las playas, la zona costera y los núcleos suponga una experiencia singular y satisfactoria en concordancia con los valores del espacio natural.

El plan en curso parte de un informe preeliminar elaborado por la junta rectora que evidencia la crisis de movilidad de un destino que cada año están visitando más personas y la necesidad de poner en marcha una estrategia global de gestión del territorio, con su correspondiente fase de participación ciudadana, en la que se fijó un orden de prioridades que comienza en las actuaciones que se refieren a las áreas de estacionamiento de las playas, pasan a los módulos de servicio, después al inicio del proceso para articular la red de carriles bici y, por último, a una estrategia de comunicación de las acciones. Es una solución integral que se nutre del modelo que se viene aplicando en las playas de Mónsul y los Genoveses por el que se establece una zona de aparcamientos en la que una vez sobrepasada su capacidad de vehículos se inicia el enlace a través del transporte público de autobús que normalmente está en el núcleo urbano más cercano. Los principales nodos del modelo en el que trabaja la dirección del parque, con el biólogo Emilio Roldán a la cabeza, son los intercambiadores, los aparcamientos de disuasión y las zonas de estacionamiento en playas. También se contemplan áreas de servicio de temporada, en horario diurno, que serán desmontables. Pero la primera medida será alejar los vehículos del área de reposo de las playas para poder aplicar después el trasvase de personas hacia los modos de transporte alternativos. A continuación tocaría la ejecución de la red de carriles bici para después pasar a las nuevas líneas de transporte público interurbanas y urbanas así como en última instancia los recorridos marítimos de servicio regular entre Las Negras, San Pedro y Agua Amarga y otro de carácter recreativo para el enclave comprendido entre San José y Carboneras con escalas en la Isleta, Las Negras y San Pedro.

El Plan de Gestión de la Movilidad hace especial hincapié en la acusada estacionalidad de la zona con problemas de congestión estival, lo que dificulta el desarrollo de servicios terciarios y turísticos de calidad y provoca una decepción en las expectativas de los visitantes. La estimación de acogida de las playas del parque natural es ronda las 19.000 personas. Los estándares internacionales cifran en 10 metros cuadrados por usuario el óptimo de utilización de las urbanas y no menos de 25 en las no urbanas, valores ampliamente superados en casi todas las playas del parque natural. En las de Níjar se triplica el número máximo de bañistas, una densidad excesiva que nada tiene que ver con la poblacional. El municipio ha doblado su censo en los últimos 15 años y tiene la segunda mayor tasa de crecimiento de la provincia sólo por detrás de Roquetas, pero los residentes en los núcleos que hay dentro del parque natural apenas son 3.500. Unidos a los 1.500 de la capital y 450 de Carboneras se alcanza la cifra de 5.500 vecinos para una capacidad de acogida (residentes y plazas hoteleras) de 23.807 personas.

La planta turística del espacio protegido Red Natura 2000 está en torno a 4.000 camas, muy lejos de las 15.000 de Roquetas. Es más que evidente que se ha optado por un modelo de gestión que, además de conservar los valores del parque, contribuya a crear nuevas oportunidades de negocio y que permita adecuar la singularidad del enclave al uso al que fue, es y será sometido. Reconocido tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, el parque libre de coches pasará de sueño a realidad.

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