La noche del pasado sábado las calles de Turre fueron ríos de flamenco con mayúscula, FLAMENCO, en los que remaron balandras de seis cuerdas camino de los taca-taca-tacatá que crujían el tablao de 'El Tío Tomás' allá por la carretera vieja de Turre a Los Gallardos. No había luna, que dicen que viene nueva, había estrellas en la bóveda celeste, había estrellas en la tarima del arte de la Peña Flamenca 'Las Fraguas'.

Para cantar soleares hay que poner el corazón, y la garganta y el sentío de Pedro Torres, ay, Pedro, grande entre los grandes que te quedaste en Turre, pusiste tu barca en la orilla para contar los limones del agua, pusiste 'La Cata' en Mojácar para quien quiera tomar un vino y, con suerte, llevarse de tapa una seguiriya con sabor a flamenco puro. Judith Vizcaíno y María Ángeles Hernández, 'La Hermanita', bailaron en el bordón de la guitarra de uno de los mejores guitarristas flamencos, Edu Aguilera, se engrandecieron en la cejuela con el cuerpo arqueado como una rama de naranjo rebosante, los mantones y volantes trastornaban el aire, los pies llamaban dale que le das a las puertas del cielo flamenco donde los santos del cante le daban palmas a Pedro Torres y a Edu García, que arte Edu, con la voz descargada le cantaste a Camarón, un genio, ¿te das cuenta Edu de que no calcabas el suelo?, estabas acomodado en el contrafuerte del ensueño de una noche flamenca.

Las manos de 'Pomporrete', hijo de Frasquito el 'Quique', también conocido por el 'Niño de Turre', y nieto del 'Trute', arrancaban milongas al diapasón de la guitarra en tanto que Rufo, nieto de José Rufo y biznieto de Antonio 'El Gallina', ponía el compás sentado al cajón. Un mano a mano de dos turreros con el porvenir de cara.

Por la huerta abajo pasean los duendes. Con farolillos de luciérnagas alumbran los atajos del regreso a casa de cuantos tomaron asiento en una Noche Flamenca de fantasía con el mejor flamenco de Almería. La Peña Flamenca 'Las Fraguas' de Turre puso de nuevo un cartel de lujo para un recital memorable, un paso pasito a paso más en el arraigo de los sentimientos con el trasfondo de las generaciones que dan color y esencia especial al flamenco, poesía enérgica del campo con lenguaje emocional, intenso, un modo y manera de entender la vida.