Almería

Sostenibilidad, calidad, cantidad y precio, retos en la gestión del agua

  • Expertos e investigadores de la Universidad de Almería y representantes de la Diputación y de las empresas Acuamed e Hidralia analizan las claves para mejorar y garantizar el suministro

No son pocos los expertos y científicos, entre ellos, responsables de Naciones Unidas, los que consideran que las guerras del futuro no serán por el petróleo, sino por el agua. Sin ánimo de alarmar ni pecar de sensacionalismo, el pensamiento, al menos, sí demuestra la importancia del líquido elemento para la Humanidad, como materia prima imprescindible para la vida y el desarrollo de cualquier civilización sobre la Tierra.

Investigadores y representantes institucionales y empresariales de la provincia analizaron los retos presentes y de futuro en materia hídrica en Almería. Bajo el lema 'El reto de la gestión del agua en la provincia de Almería', se ha celebrado un desayuno informativo organizado por Hidralia y el Grupo Joly, que contó con la participación del presidente de la Diputación de Almería y alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat; el diputado de Fomento de la Diputación de Almería, Miguel Ángel Castellón; el director del Centro Andaluz para la Evaluación y Seguimiento del Cambio Global, Hermelindo Castro; el catedrático de Hidrogeología de la Universidad de Almería, Antonio Pulido; el presidente de la Comunidad de Regantes Sol y Arena, Juan Romero; el gerente territorial de Acuamed en Almería, Jaime de Miguel; y el director de Concesiones de Hidralia, Juan Carlos Torres.

Gabriel Amat recordó que, en pleno siglo XXI, cuando llegó a la presidencia de la Diputación de Almería, había 31 municipios sin agua potable, mientras que hoy, gracias a la actuación de Galasa (Gestión de Aguas del Levante Almeriense SA), empresa pública compuesta por Diputación y los Ayuntamientos de Antas, Arboleas, Carboneras, Cuevas del Almanzora, Garrucha, Huércal-Overa, Los Gallardos, Mojácar, Pulpí, Turre, Vera y Zurgena, "todo el levante tiene agua potable gracias a la desaladora de Carboneras", aunque reconoció que seguimos teniendo "grandes problemas", por lo que no dudó en apuntar lo que hubiera supuesto para Almería la puesta en marcha del Plan Hidrológico Nacional, frente al "castigo" por el que será recordada siempre esta provincia al no salir adelante.

El objetivo, según todos los ponentes, es poder contar con un agua de calidad y cantidad suficiente, a un precio competitivo, tanto para el consumo humano como para su uso en la industria, el turismo y, sobre todo, la agricultura, pilar económico de la provincia. Todo ello, de forma eficiente y sostenible, respetando los acuíferos, sobre todo, los de la zona del Poniente almeriense, en el Campo de Dalías, excesivamente sobreexplotados, para reducir potenciales problemas de calidad y conductividad del agua.

Castellón incidió en la cantidad, la calidad y la recuperación de los costes, para lo que solicitó ir de la mano Administración, tejido productivo y ciudadanía, en busca de un modelo sostenible en el tiempo.

Hermelindo Castro insistió en que el problema del cambio climático se agudizará en el sudeste de la península por su condición geográfica semiárida, por lo que abogó por una gestión integra y sostenible, teniendo en cuenta que hay tres zonas diferenciadas, el Almanzora, los centros de mayor población y el Poniente, por lo que pidió un "gran pacto político por el agua" para que no sea un arma arrojadiza. "El agua no es de derechas ni de izquierdas, es de todos", dijo. Y destacó que el gran milagro almeriense es que se puedan convertir 17 hectómetros cúbicos de agua procedentes de los cuartos de baño en tomate Raf, el pata negra del tomate, algo prodigioso y que hay que alejar del tabú que conlleva.

Juan Romero insistió en que gracias a la planificación se pueden lograr la obtención de agua de calidad a buen precio, sin menoscabo de los acuíferos. Para ello, puso como ejemplo el modelo de la Comunidad de Regantes Sol y Arena, que mezcla el agua del acuífero superior, que es excedentaria, con el de la desaladora del Campo de Dalías, cuya obra ya incluye en el precio del agua su amortización, y usa hasta el de lluvia, canalizada.

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