Almería

Los arqueólogos localizan el primer esqueleto de la fosa de represaliados

  • En la tumba común han aparecido también los restos de un bebé Aumentan las familias que piden que se investiguen sus casos

Los arqueólogos que trabajan en el proyecto de exhumación de víctimas de la represión de la Guerra Civil y de la posguerra localizaron ayer el primer esqueleto de la fosa que hay abierta en el cementerio de San José y Santa Adela de la capital. Tras una semana de excavaciones, los profesionales tratan de extraer los restos óseos con la mayor delicadeza para verificar si hay indicios de fusilamiento en los mismos. Ayer mismo también se inició la apertura de la segunda fosa en la que se piensa que está enterrado Torcuato Ortega y Francisco Alcaraz.

Mientras se desarrollan los trabajos, los arqueólogos no paran de recibir a familiares de víctimas de la represión que piden que se investiguen también sus casos. Las informaciones aparecidas en prensa han animado a varias familias a implicarse en este proyecto en el que la Junta de Andalucía se va a personar en cada uno de los casos en los que se verifique que hubo asesinato. Las últimas fueron las hermanas Dolores y Josefina Sáez, de 68 y 60 años respectivamente, que quieren obtener información sobre el proceso a seguir para recuperar los huesos de su abuelo, Juan Sáez Sáez, natural de Chercos y que fue fusilado en 23 de mayo de 1944. Días antes fueron los familiares de un militar cuya investigación ya está en marcha.

Según explicó el arqueólogo director, Juan Luis Castro, en la primera fosa se localizó ayer mismo el esqueleto de un bebé, que presumiblemente fue enterrado en este lugar tras fallecer en el nacimiento o antes de ser bautizado, como era la tónica general en aquella época.

Hasta el momento se ha excavado hasta una profundidad de un metro y medio, que es donde se localiza el primer enterramiento, el de un hombre de aproximadamente 1,6 metros de altura, que reposa en posición lateral hacia la izquierda. A partir de ahora, una vez extraído el primer esqueleto, los trabajos continuarán hasta llegar a una profundidad de hasta cuatro metros, puesto que los cadáveres se ponían apilados unos encima de otros.

Los trabajos de los expertos se centraban ayer en la retirada de los restos del féretro, madera que prácticamente está convertida en tierra y hundida sobre los huesos.

Según explicaron, durante la retirada de escombros también se están guardando (perfectamente documentados) trozos de huesos que están mezclados con la tierra y que probablemente procedan de otros enterramientos más antiguos ubicados en la zona de donde cogieron la tierra para enterrar la fosa común.

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