El Complejo Hospitalario Torrecárdenas opera desde hace dos meses con un nuevo angiógrafo, con tecnología de última generación, que ha permitido mejorar la capacidad diagnóstica y terapéutica en Neurocirugía y Cirugía Vascular Intervencionista. Según explicó el equipo médico, que desde el mes de agosto ha atendido a pacientes con este equipamiento, las patologías más habituales que se podrán diagnosticar o intervenir son derrames cerebrales, ictus, tumores y hasta malformaciones arteriovenosas, en definitiva, procesos complejos que hasta ahora no se realizaban en la provincia.

El consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Aquilino Alonso, visitó ayer las instalaciones, ubicada en la planta baja del hospital, acompañado por la directora gerente del complejo, Paqui Antón, así como de la delegada del Gobierno andaluz en Almería y la delegada provincial del ramo, Gracia Fernández, entre otros cargos directivos dentro de la sanidad almeriense. Como explicó Alonso, "este equipamiento, que ha supuesto una inversión de 1,5 millones de euros, evitará el desplazamiento de unos mil pacientes al año que hasta ahora se derivaban a los hospitales de Granada para someterse a pruebas o tratamientos". Así, destacó que se prevé que este angiógrafo realice unos 2.500 procedimientos anuales.

Durante la visita a la sala de Cirugía Vascular, el consejero destacó que la incorporación de esta tecnología de última generación de la que se ha dotado al Complejo Hospitalario Torrecárdenas es una muestra más del "compromiso de la Junta de Andalucía por la mejora continua de la atención sanitaria en esta provincia".

El equipo médico de Cirugía Vascular insistió en el importante avance que se ha producido en Torrecárdenas con la dotación de esta máquina. El nuevo equipo permite el uso simultáneo de dos planes de imagen, prestación aconsejada en muchas de las intervenciones neurorradiológicas. Incluye las más avanzadas técnicas de reducción de dosis de radiación al paciente, para asegura que tanto los usuarios como el personal del hospital que trabaja en la sala reciban siempre la menor dosis posible de radiación. Además, permite al paciente realizar una recuperación más temprana tras la intervención, dada su escasa invasión.

Está dotado de las últimas aplicaciones avanzadas en software, para facilitar la labor de los radiólogos intervencionistas en los procedimientos más complejos. Entre otras, ofrece la posibilidad de realizar un TAC con el propio angiógrafo y en la propia sala de intervencionismo sin necesidad de desplazar al paciente y permite ver hemorragias cerebrales y tratar de forma inmediata casos como la ruptura de un aneurisma o una malformación arteriovenosa.

En el tratamiento de tumores, el angiófrafo proporciona mayor información de los mismos, de los vasos que los alimentan y de las estructuras colindantes, para una mejor planificación de ablaciones, o de la aplicación de tratamientos como quimioterapia o radioterapia. Y para el tratamiento del ictus, uno de los principales retos del equipo médico, como indicaron, el Servicio de Radiología Vascular Intervencionista cuenta ahora con la posibilidad de realizar estudios de perfusión dentro de la propia sala de intervencionismo, disminuyendo el tiempo entre el diagnóstico y el tratamiento de emergencia que se precise aplicar.