Almería

Los coches ya circulan por la autovía de la recuperación

  • Dos décadas después llegará el impulso económico al turismo y la agricultura 1.440 kilómetros de vía de gran capacidad entre Cádiz y Francia El reto ahora es el AVE

El Corredor Mediterráneo por carretera, 1.440 kilómetros que separan Cádiz de la frontera francesa, dejaron ayer de tener un punto negro que históricamente ha lastrado las comunicaciones en el litoral oriental de Andalucía. El último tramo de la A-7 entre los núcleos granadinos de Carchuna y Castell de Ferro se abrió por fin a la circulación culminando una vieja aspiración proyectada hace dos décadas, después de casi quince años de espera desde que se inaugurara en 2001 el trazado entre Taramay y La Herradura.El presidente del Gobierno y líder de los populares, Mariano Rajoy, presidió el corte de cinta con el que se pone en servicio la Autovía del Mediterráneo en su conjunto, la del último tramo que quedaba pendiente de una autovía que ha supuesto una de las obras "más complejas" de nuestro país en las últimas décadas y que tiene una "extraordinaria trascendencia" económica. Así lo precisó Rafael Hernando, diputado nacional del PP, al entender que "se trata de la obra de ingeniería más compleja e importante que se construye en autovías de España, y diría que en Europa, en mucho tiempo". El presidente del Ejecutivo destacó, tras destapar el hito kilométrico junto a la ministra de Fomento, la

"enorme importancia que tiene para los centros empresariales y el sector turístico que esta arteria conecte, además de todo el Mediterráneo, con Málaga, Motril y Almería, pues supone una mejora desde el punto de vista económico y del bienestar de la gente, que es lo que pretende cualquier Gobierno". El tramo de poco más de diez kilómetros fue adjudicado a finales de 2005 por 67,3 millones que se han acabado convirtiendo en más de 164 por su deprimente historial de accidentes, hundimientos, falta de pagos y modificados. El eje transversal andaluz supondrá una alternativa más rápida, cómoda y segura al tránsito por carretera en la antigua Nacional 340, una vía que ha venido soportando más de 13.500 vehículos diarios con insufribles colas, sobre todo en los meses de verano cuando se agudizan atascos y cuellos de botella.

La Autovía del Mediterráneo significará dejar atrás la sinuosa carretera por los pueblos de la Costa Tropical y para la provincia de Almería supondrá un impulso considerable para la economía, principalmente para el turismo y las exportaciones agrícolas. De hecho, un estudio de Unicaja y Cámara de Comercio estima un crecimiento del PIB almeriense cercano al 5%, de ahí que hayan sido tan críticos y reivindicativos con el cúmulo de despropósitos y retrasos que venían obstruyendo el paso natural hacia el Estrecho desde el Mediterráneo. La A-7 que une Puerto Lumbreras con Adra es el eje básico sobre el que se mueve la práctica totalidad del flujo de mercancías almerienses, millones de toneladas que se han visto condenadas a los atascos de una carretera nacional de doble sentido que soporta cada día un millar de vehículos pesados en su tránsito hacia la Costa del Sol. Pero la pesadilla ha terminado, los coches y camiones ya podrán circular por la autovía gracias al esfuerzo inversor realizado en la legislatura que llega a su fin por Fomento.

La A-7 ha sido la prioridad que lastró otras partidas para la provincia, sobre todo las que no han llegado al AVE y ferrocarril, a pesar de que el trazado pendiente estaba en el litoral granadino, pero una vez culminada se genera el doble efecto en Almería que tendrá el impacto socioeconómico de la autovía y el de los fondos que ha venido recibiendo y a partir de ahora se podrán destinar a otras infraestructuras como la línea de Alta Velocidad con Murcia. Ya no habrá excusas. Rafael Hernando apuntó que ha sido la "prioridad" pero a partir de ahora el AVE de Almería a Murcia se convierte en "el gran proyecto de la próxima legislatura", mostrando su compromiso para impulsar este proyecto siempre que su partido cuente con "un gobierno con mayoría suficiente" en el que "no nos condicionen otras formaciones que no apuestan por el AVE". También el presidente del PP de Almería, Gabriel Amat, incidió en el compromiso de su partido con la culminación de esta infraestructura. A su juicio, es una obra que "había que priorizar ante el poco dinero que manejaba el Gobierno al inicio del mandato". Destacó el también alcalde de Roquetas la importancia para el turismo al conectar con el aeropuerto internacional de Málaga en menos tiempo. "Se le dijo al presidente y a la ministra que la A-7 era lo primero que hacía falta porque Murcia aún carecía de línea de AVE y por muchos tramos que hiciéramos en Almería se quedaban muertos", concluyó Amat. Además del diputado nacional y el presidente, la delegación del PP almeriense contó con los alcaldes de Adra, El Ejido, La Mojonera, Berja y la capital, así como empresarios.

Cuando el PP llegó al Gobierno estaba al 15% de ejecución, con apenas los accesos a la obra en lo alto de la montaña. Y es que han tenido que trabajar a golpe de voladura nocturna para poder salvar las dificultades geotécnicas del terreno y accidentada orografía, lo que ha encarecido la obra por encima de los 13 millones cada kilómetro. El último tramo de Carchuna a Castell de Ferro se adjudicó a finales de 2005 a la UTE FCC-Construcciones Vera con plazo de ejecución de tres años y medio que se han convertido en diez. En 2010 la constructora se marchó para no volver a retomar la obra hasta 2012 para concluirla tres años y nueve meses después en un claro ejemplo de que cuando hay voluntad política se salvan todos los obstáculos.

La autovía gafada ha estado años sin salir del bache, marcada por fuga de empresas por los impagos, por los modificados millonarios, por los hundimientos y corrimientos de tierra y laderas, viaductos que se caen, túneles tapiados, trabas medioambientales y accidentes (uno mortal en Taramay). Pero ya forman parte del pasado, la Autovía del Mediterráneo será el eje que vertebre Andalucía, una salida natural para Almería, la única provincia de la costa que todavía no estaba conectada por una carretera de alta capacidad. En Almería se completó la práctica totalidad del trazado en la época de Felipe González, si bien los últimos tramos tuvieron que esperar al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Con la ministra malagueña de Fomento, Magdalena Álvarez, se abrió al tráfico el último tramo de 10,5 kilómetros entre Adra y Albuñol a finales de 2007, si bien tuvo que volver a cerrarse durante un año por un movimiento de tierras que afectó a un pilar del viaducto de La Alcazaba.

Y es que no hay casi ningún tramo que haya escapado a los graves problemas geotécnicos y de erosionabilidad que ya alertaba el Ministerio de Medio Ambiente en un informe de julio de 1996, si bien apenas se varió el trazado solventándose el brete con más millones. El penúltimo de los tramos en inaugurarse fue el 30 de marzo entre La Gorgoracha y Puntalón y con anterioridad, a finales de diciembre, la ministra de Fomento abrió el Polopos y Albuñol. Aún siendo el estreno en Granada, la cita contó con la presencia de la familia del PP almeriense y representantes del tejido empresarial, dada la importancia para la provincia del Corredor del Mediterráneo. No es para menos, es la autovía de la recuperación.

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