Almería

El machismo de la generación 'viceversa'

  • Ciertos programas de televisión potencian el sexismo entre jóvenes Las chicas que sufren malos tratos sólo denuncian cuando llegan a casos de "violencia brutal"

El machismo parecía una cosa del pasado. Una lacra que pertenecía a tiempos pretéritos en los que la mujer no se encontraba en el mismo plano que el hombre. Sin embargo, las actitudes sexistas y la violencia de género se dan también entre los menores de edad, adolescentes que, en teoría, deberían tener un sentir más igualitario pero entre los que se oculta la triste realidad de la generación "viceversa".

La coordinadora del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), Francisca Serrano, recuerda que hace tres años se puso en marcha un estudio que detectó que en Andalucía existía un 60 por ciento de sexismo en la juventud. "Fue algo que nos sorprendió; no se entendía que los jóvenes siguiesen siendo sexistas viviendo en democracia, y era algo que pasaba igualmente entre varones y mujeres".

Los datos estadísticos, no obstante, podrían llevar a engaño. Si uno se atiene a las cifras sólo se han registrado seis nuevos casos en Almería en lo lo que va de año dentro del Plan de Atención Psicológica a las Mujeres Menores de Edad Víctimas de Violencia de Género en Andalucía, mientras que en terapia grupal únicamente hay ocho chicas más respecto al año pasado.

El problema es que las jóvenes que llegan a estos programas lo hacen cuando ya son víctimas de una violencia "brutal". "Es verdad que habiendo tanto sexismo, no se corresponde con una cifra tan pequeña de atención a víctimas menores de edad, pero tan sólo estamos atendiendo la punta del iceberg y necesitamos llegar a la base de la pirámide para poder atender esas agresiones tan brutales". La cuestión es que, explica Serrano, "es muy complicado detectar la violencia de género en adolescentes, porque la adolescencia en sí ya implica cambios de vestuario, en el comportamiento, en la elección de amigos, en no confiar en los padres… Por eso, estos últimos pueden confundir los cambios implícitos a esta etapa con los derivados de ser víctima de la violencia de género".

Por ello, la mayor parte de denuncias de posibles casos llegan de la mano de profesionales de la educación, que en clase o en el recreo detectan lo que ha pasado, y en otros casos de los padres, cuando "las chicas explotan y confiesas o detectan un comportamiento muy diferente".

Serrano recuerda que la violencia de género no comienza por la agresión física, sino que empieza con actos como controlar los mensajes que recibe la joven o a través del uso de las nuevas tecnologías, por ejemplo. "Hemos trabajado la legislación y la igualdad principalmente en las generaciones que creíamos marcadas por la desigualdad, pero los que han crecido en democracia lo han hecho bajo un espejismo de igualdad que no era cierto", dice.

¿De dónde procede este "machismo sutil no detectado"? Posiblemente, de la repetición de patrones observados a través de medios audiovisuales e Internet. "Si analizamos lo que influye en la gente joven, veremos contenidos en el ocio, la música y las nuevas tecnologías que no son los apropiados", señala la coordinadora, a la vez que cita programas como 'Hombres, mujeres y viceversa', o las últimas ediciones de 'Gran Hermano', "que venden la imagen de sus participantes como si fuesen productos". La coordinadora del IAM aboga por la educación como "único camino hacia la igualdad", aunque precisa que existen otras herramientas, como una guía que se editará para que los padres puedan detectar lo que ocurre en su propia casa ya que "cuando una adolescente sufre la violencia de género, no entiende que la esté sufriendo y cree que los celos son normales, que el control es normal, y en esa situación sólo pueden suceder tres cosas: que se lo diga a los padres porque ya está sufriendo una violencia brutal; que los padres sospechen, y si sospechan es porque algo hay; o que no lo diga y tenga que ser detectado por las amigas".

De hecho, la delegada provincial de Educación de la Junta de Andalucía, Francisca Fernández, coincide con lo relatado por Serrano, especialmente en lo relativo a los mensajes que llegan a los menores a través de distintos programas de televisión, etc. En esta línea, Fernández indica que determinadas series "se sustentan en modelos de familia, de comportamiento, de relaciones de familia, que potencian relaciones de pareja en el ámbito juvenil sin igualdad entre hombres y mujeres, y que potencian la agresividad verbal como forma de resolver conflictos". La delegada insiste en que estos programas "no contribuyen con los objetivos educativos, por lo que desde la escuela tenemos que compensar y contrarrestar ese tipo de mensajes que muchas veces calan más porque están en un formato más atractivo. Queremos una sociedad que se sustente en valores de igualdad, de género, de trato, en relaciones equilibradas… y eso no se potencia desde determinados programas de televisión que todos conocemos".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios