Almería

En 68 pueblos mueren más personas de las que nacen

  • La provincia pierde habitantes y se queda en 701.211 La tasa de natalidad y mortalidad se acercan amenazantemente Los saldos migratorios negativos no contribuyen al alza

La población almeriense se ha atascado. Desde hace más de un lustro apenas se mueve de los 700.000 habitantes, cuando las previsiones eran más halagüeñas, dándose situaciones como la de 2015, año en el que se han perdido casi un millar de habitantes del tirón. Las razones son sencillas, el crecimiento vegetativo (diferencia entre el número de nacimientos y el número de defunciones) cada vez se ajusta más y en los últimos cuatro años el crecimiento natural es de 2.900 habitantes, cuando al inicio de la década de los setenta se aproximaba a los cinco mil.

El envejecimiento es otro síntoma de población decadente. Y es que en la provincia viven casi tantas personas de 65 años (6.115) como de 18 (7.294). Casi 40.000 personas de diferencia había en 1998 entre los mayores de 65 años y los menores de 15. En la actualidad, la diferencia es apenas de 18.000. Es decir, en apenas 14 años, la población almeriense ha envejecido a pasos agigantados hasta el punto que la distancia entre los mayores y los menores de la provincia se ha reducido en más de un 20%. Según un informe del Servicio de Estudios de la Banca Española, en los próximos años se manifestará un descenso ininterrumpido de la población en edad de trabajar y en un aumento continuado de la proporción de población de más de 65 años.

Aun así, Almería no es de las provincias españolas a las que más debe preocuparle este envejecimiento de la población. La media de edad de los almerienses es de 39,29 años, por los 36,05 de 1998 según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Córdoba, por ejemplo, asciende la media hasta los 41,05, algo por debajo de Jaén (41,9), pero por encima de Granada, cuyos habitantes rozan los 40 años de media.

Este proceso que alcanzará mayor intensidad a partir del 2025, podría llevar a duplicar en el 2050 la tasa de dependencia con respecto a los niveles actuales. En ausencia de medidas de política económica correctoras, la inflexión demográfica y el envejecimiento de la población determinarían aumentos del gasto público en pensiones; en sanidad y en ayuda social a los mayores que difícilmente se podrán ver compensados por el recorte de otras partidas sociales -como la educación-, o por cambios en el patrón recaudatorio. Estas proyecciones marcan, por tanto, un deterioro de las finanzas públicas en el largo plazo y reclaman el desarrollo de políticas que alteren esta situación.

Y todo esto a pesar de que sigue siendo la tierra con más nacimientos de España, en 1982 era la segunda por detrás de Cádiz con 17,1 partos por cada mil habitantes. Su índice actual es de 11,5, cinco puntos y medio de caída, que se mueve dentro de la dinámica de la media nacional de los últimos treinta años, que ha pasado de los 13,5 partos a los 9,6.

Pero a quien más le duele a los municipios, y sobre todo a los pequeños, pues perder habitantes puede suponer su desaparición. Un total de 68 pueblos de Almería cosechan un crecimiento vegetativo negativo.

Pierden habitantes municipios como Oria, (40), Canjáyar (23) Serón (22), María (20), Cantoria (20), Íllar (18), Fondón (15) o Fiñana (14). En el otro lado se sitúan Roquetas, que gana 823 habitantes, el municipio de El Ejido, 815, Almería capital, que añade tan solo 651, y otros como Huércal de Almería (224), o Vícar (187). Sin embargo, la capital sí aglutina el mayor número de nacimientos, con 2.177, pero sucede que fallecieron más de 1.500 personas y por eso su crecimiento vegetativo es menor que en El Ejido, donde nacieron 1.160 pequeños y murieron 345 personas, o Roquetas, lugar en el que nacieron 1.169 bebés y murieron un total de 823 ciudadanos. El lado más positivo en cuanto a nacimientos lo pone el Bajo Andarax, y, en concreto, sobre los municipios de Huércal de Almería (con 17,8 nacimientos por cada mil habitantes), Benahadux (17,9) y Viator (18,3). Con ellas, tan solo pueden rivalizar, y las siguen de cerca, Vegas del Genil (18,3‰), Alhendín (17,74‰) y Las Gabias (17,1‰) en la provincia de Granada; y Umbrete (18,7‰), Bollullos de la Mitación (18,6‰) y Espartinas (16,6‰) en la provincia de Sevilla según los datos ofrecidos por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, que ha detallado el volumen de nacimientos de todos los municipios de la comunidad. Como conclusión de este estudio por parte del instituto, y eso sucede con el bajo Andarax y sus circunstancias, destacan el hecho de que algunos municipios de las áreas metropolitanas de Andalucía que presentan los valores más elevados de este indicador, reflejando la existencia de una población joven, caso de huércal de Almería , Viator y Benahadux. En los últimos veinte años, estos tres pueblos han aumentado exponencialmente el número de nacimientos al año por cada mil habitantes. Por ejemplo, en 1980, Benahadux tenía 13,4 (3,5 puntos menos que en la actualidad), Viator 12,1 (6,2 menos) y Huércal de Almería 16,36 (1,4 menos). De esta forma, en la provincia de Almería , justo en el otro extremo se encuentra Velefique, que en 2011 (año de la elaboración de esta estadística) no tuvo ningún nacimiento. Tuvo una tasa bruta de natalidad cero, al igual que Rágol, Bacares, Sierro, Cóbdar, Suflí, Bayarque, Cerca se encuentra Las Tres Villas, Santa Cruz de Marchena, Castro de Filabres, Alsodux o Beires. Cerca se sitúan municipios como Las Tres Villas, con una tasa de natalidad de 1.46 nacimientos por cada mil habitantes en el mismo año. Se encuentran dentro de la media nacional municipios como Turre, con nueve nacimientos por cada mil habitantes, Gádor (10), Lúcar (11) o Carboneras (8,85). Hay otros que no llegan a la media del bajo Andarax pero sí superan la española: son Níjar (15.08), Almería capital (11), Roquetas de Mar (13,14), o El Ejido (14,47).

La evolución de la tasa de natalidad muestra también una intensificación de este indicador que se corresponde con el periodo de mayor crecimiento económico en Almería y el resto de Andalucía, especialmente en la segunda mitad de la primera década del siglo XXI. El mayor número de nacimientos también tiene que ver con la ubicación de la zona. Los municipios costeros son los que se llevan la palma. Su población es mayor y el número de inmigrantes también se encuentra en esa relación. En cuanto a la edad, la provincia almeriense se dirige hasta un exceso. Eso provoca que la tasa de natalidad haya caído en varios puntos en los últimos años.

Aún así, la capital es líder en natalidad, pero ya la media de edad tiende a subir. Las madres de la provincia almeriense tienen de media 29 años y seis meses. A simple vista, una cifra ni alta ni baja, pero puesta en comparación con el resto de la península, Canarias y las Islas Baleares, este número queda por debajo de todas ellas. Las únicas que superan esta cifra son las ciudades situadas en el Norte de África, Ceuta y Melilla, donde la edad media de las madres ronda los 29 años y cinco meses, apenas unos días menos. Además, Almería es la ciudad de España con la tasa de natalidad más elevada. Las almerienses tienen 1,6 hijos de media. Tan sólo Ceuta y Melilla, otra vez, tienen datos más elevados en este sentido, con 2,15 y 2,35 hijos de media por madre. En cierta medida, Almería también se ve contagiada por el fenómeno que se produce en Ceuta y Melilla. La inmigración es una causa, ya que la procedencia de las mujeres que llegan a esta provincia rebaja la media.

El problema de los pueblos de interior es que o se regeneran o mueren. Si entre los municipios que conforman el litoral almeriense aglutinan el 75,2% de toda la población de la provincia, el resto, es decir, los del interior , están perdiendo población a pasos agigantados. En 1900, un 51% de todos los habitantes de Almería vivían en localidades centrales, pero la urbanización masiva cerca de la costa y su continua evolución, tanto social como económica, trajo consigo movimientos masivos de población . En la actualidad, entre Almería, Roquetas de Mar y El Ejido, los tres grandes núcleos de la provincia, conglomeran el 51,8% de los habitantes. Los pueblos de interior , en su mayoría, han dejado de generar riqueza. La agricultura ha ido perdiendo fuelle constantemente, y eso deja lugar a numerosos espacios con viviendas sin morador, que poco a poco se unen a otras en las mismas condiciones. Antaño, localidades como Bacares, que daba hospedaje y trabajo a sus jóvenes y personas de pueblos vecinos gracias a la minería y la agricultura, se dirigen hacia un destino cuanto menos pesaroso. La localidad, que hace 100 años poseía 2.156 habitantes, hoy sólo cuenta con 247.

El caso más llamativo de pérdida de población es el de Cuevas del Almanzora. A finales del siglo XVIII contaba con más de 26.000 habitantes. Su agricultura era fuerte y la minería daba trabajo. Pero en la posguerra española, la población emigra a suiza, Alemania y Francia. En los años 60 emigran principalmente a Cataluña. En esa década tuvo su pico más bajo de población (7.795 habitantes), pero en la actualidad ha remontado hasta los 12.000. Su evolución demográfica es positiva. Decenas y decenas de historias similares se han sucedido durante el siglo XX en la provincia de Almería. Gérgal ha perdido la mitad de sus habitantes en los últimos 40 años, Ohanes dos terceras partes desde 1960 , al igual que Santa Fé de Mondujar y Laroya, dos poblaciones en plena evolución hasta la mitad del siglo pasado. Al igual que Sorbas, que con 7.124 habitantes en 1910 gracias a la agricultura de secano y la artesanía, una vez se debilitaron estos dos motores, cayó hasta los 2.000 habitantes.

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