Almería

La mejor medicina, la que no se toma

  • Los médicos insisten en que se deben de tomar sólo los fármacos imprescindibles Las reacciones adversas a medicamentos son la quinta causa de muerte hospitalaria

"La mejor medicina es la que no se toma". Así lo ha manifestado el responsable de Atención Primaria del Sindicato Médico de Almería (Simeal), Francisco Cobo. Tal y como ha indicado el médico, "en ningún caso de debe de tomar nada que no esté indicado por un facultativo". En el caso de necesitar alguna medicina, su uso prolongado también debe de ser consensuado con el especialista. Y es que la "clásica" combinación de edad= a más pastillasno acaba siempre en más salud. De hecho, cuanto más se llena de medicamentos el pastillero, más común es que aparezcan, involuntariamente, errores, efectos adversos y contradicciones, a veces de consecuencias serias", señala el doctor Fernando Carrillo. Las reacciones adversas a medicamentos son la quinta causa de muerte hospitalaria en la Unión Europea y, de hecho, son las responsables del 5% de todas las admisiones en hospitales, según datos del Sistema Español de Farmacología de Medicamentos de Uso Humano (SEFV-H). Según un informe de la Comisión Europea de 2008, se producen unas 197.000 muertes al año como consecuencia de efectos adversos de los medicamentos. "Por multitud de aspectos, los ciudadanos han entendido que hay que tomar medicamentos aunque uno no esté enfermo, como quien toma chuches, y más a medida que cumplen años. En algún momento hemos olvidado el objetivo final de los fármacos y hemos incorporado la medicación a nuestra vida, incluso, en los sanos", señala Juan José Rodríguez Sendin, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), que aglutina a los colegios médicos.

Esta corporación se ha sumado con fuerza a la campaña Pastillaslasjustas.org, puesta en marcha por asociaciones de consumidores (OCU), ONGs que estudian los efectos de la polimedicación (PoliMedLabs), organizaciones civiles que trabajan por la equidad sanitaria (Nogracias.eu) y médicos de atención primaria. España es el segundo país del mundo en consumo de fármacos, según datos de distintos estudios, entre ellos el de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (2012). Datos que algunos cuestionan (la industria farmacéutica), pero que ponen de manifiesto una realidad que los propios médicos corroboran en su quehacer cotidiano: Los españoles toman medicamentos de una manera excesiva y los emplean para todo, incluso, para evitar los sentimientos que conllevan la existencia personal. "¿Qué tienes un desamor? pues tomas algo para reducir la tristeza... Así estamos", indica Rodríguez Sendin. ¿Qué ha llevado a los españoles a consumir más medicamentos de los que se precisa? En parte, el hecho de que los fármacos estén financiados para una buena parte de la población ha tenido mucho que ver (hasta hace un par de años, los pensionistas no pagaban nada por los medicamentos recetados). A esto hay que sumar la ofensiva exitosa de la industria farmacéutica, que ha conseguido, a través de las campañas en los medios de comunicación, que los ciudadanos entiendan que los medicamentos son artículos de consumo y cuantos más se adquieran mejor. A esta táctica se suman otras vinculadas a la investigación y que han llevado, como aseguran responsables sanitarios, a modificar parámetros sanitarios para hacer necesario el uso de fármacos (el caso claro es el del colesterol elevado, índice que hasta hace unos años se encontraba en los 250 y que ha sido reducido a los 200, lo que ha aumentado de manera considerable la ingesta de estatina). O bien, como señala doctor Rodríguez Sendin, creando enfermedades que no lo son como tal (al menos en principio), como el síndrome del niño torpe, adelgazar con pastillas, la lucha farmacológica de la alopecia, la reducción de la necesidad sexual con los años... "Cuando dejamos de sentirnos sanos y de disfrutar de la vida pasamos a engrosar un gran sector de la población que sufre sin causa y cumple con anatemas vitales deformados artificialmente", indica. La profesión médica también ha contribuido a esta hipermedicación de la vida, como reconoce el responsable de la OMC. La presión de la industria farmacéutica (muy fuerte hace unos años, que incluían regalos y dádivas a quienes recetaran determinados fármacos) unido a la "escasez de tiempo" de consulta, que impide que el facultativo puede dedicarse más al paciente, en muchas ocasiones conduce al camino más fácil: la receta de un medicamento. Los médicos creen que ha llegado el momento de poner freno a esta situación que, además, merman las arcas públicas de una manera notable. A juicio de este colectivo, es urgente limitar la medicación de la vida diaria y acotar con criterios científicos las intervenciones médicas y sanitarias indiscriminadas, tanto asistenciales como preventivas, para que sus beneficios siempre sean coste efectivos y superen a sus posibles daños. Además creen que todas las innovaciones tecnológicas y farmacológicas deben evaluarse antes y después de su incorporación y financiación a los sistemas de salud por organismos transparentes, autónomos e independientes, mientras abogan por controlar la influencia de las farmacéuticas sobre las necesidades de salud y los profesionales. Para el doctor Francisco Cobo, "la hipermedicación es una cultura dañina para el individuo y para la sociedad.

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