Cuando el 92, la isla de la Cartuja de Sevilla era el centro del mundo, incluso le pusieron AVE; ciento y pico países con sus correspondientes pabellones, a cada cuál más llamativo, convirtieron aquel recinto lustroso en un diminuto universo. En aquel efímero microcosmos todo tenía cabida: la última tecnología de entonces, los inventos más raros, el exotismo más exótico, y hasta algún sevillano entre los miles de visitantes llegados de todos los rincones del mundo. Los demás trabajaban dentro, pocos, y fuera, muchos, hasta el día 12 de octubre de aquel año, fecha de despedida y cierre.

Al maremágnum cartujano decorado hasta con molestos pulverizadores de agua caliente porque las mangueras estaban expuestas al sol, cada provincia andaluza llevó lo más representativo, lo más característico de la tierra, y allí apareció la Banda de Música de Almería configurada con dos o tres representantes de las bandas municipales de los municipios de la provincia almeriense, hasta alcanzar el número de 292 músicos, o sea, un pedazo de Banda de Música dirigida por el maestro Antonio López Picón. Fue una Banda Musical para un día, con un par.

Cuentan y no paran las crónicas del entusiasmo provocado en el auditorio por las magníficas interpretaciones de la Banda Expo 92, al extremo de llevarse el aplauso más prolongado de todas las actuaciones presenciadas en la Muestra Universal y si se echan cuentas de la cantidad de conciertos, de festivales musicales, fueron más de dos mil. El Ayuntamiento de Bacares, la Federación de Bandas de Música, y el área de Música de la Diputación Provincial, tuvieron la feliz ocurrencia de convocar a todos los músicos de aquella Banda de Almería. La idea se transformó en proyecto y el proyecto tomó cuerpo ayer en Bacares a propuesta de la Banda Municipal de Música bacareña. Han pasado diecisiete años desde la Expo 92, ¡cómo pasa el tiempo! Cuando ayer se entraba en Bacares, la acústica del valle envolvía al pueblo con el compás de un pasodoble. La música, al modo del flautista de Hamelín, encaminaba los pasos hacia la Fuente Grande donde una magnífica Banda de Música ensayaba bajo la batuta del maestro López Picón y la sombra de un árbol centenario, un nogal de más de ciento treinta años.

Era el preámbulo del concierto de ayer noche con un programa de pasodobles, suites andaluzas, fandangos y el cierre con el Himno Andaluz.

Fue un día grande en Bacares. Su alcalde, José Segura, mostraba su satisfacción al recibir "a tanto músico, a tanta gente. Yo presencié la actuación de la Banda en Sevilla, un exitazo y recibieron el aplauso más largo que he visto en mi vida. Dos músicos de aquí, de Bacares, forman parte de la Banda". Si acaso este acontecimiento no fuera suficiente para levantar los ánimos de los vecinos bacareños y de los cientos de visitantes, antes del concierto se inauguraba el Parque Biosaludable La Fuente Grande, acto al que asistió la delegada de Turismo, Esperanza Pérez Felices. El alcalde José Segura, comentaba la impaciencia de los ciudadanos por utilizar el parque: "la gente ya está desesperada por empezar ha practicar gimnasia. Me comentan que en la noche de anteayer algunos se fueron de aquí a la una y media de la madrugada". Antes del concierto de la Banda Musical de la Expo 92, la paella. Con setenta kilos de arroz más sus aditamentos de carne y pimientos. También el momento de la charla, de cambiar impresiones, de no has cambiado nada, pues anda que tú. Llegó el momento. Ocho y media de la tarde. Plaza del Ayuntamiento. La banda de la Expo 92 interpreta el pasodoble Coronel Usoz. Después, el delirio en una noche abierta a la luna redonda y limpia de Bacares.