Almería

Mi finca voló con el AVE

  • El Ministerio de Fomento inició en diciembre la expropiación forzosa de más de 430 terrenos en el Levante · La mayoría corresponden a parcelas rústicas y están en fase de valoración

Leonarda Ruiz, anciana vecina de Turre, tendrá que decir adiós muy pronto a su cortijo y a una parcela de suelo rústico de alrededor de 8.000 metros cuadrados. El AVE es un proyecto fundamental para la provincia, de utilidad pública e interés social, y nadie se atreve a ponerle barreras al progreso. Eso sí, no se hará a cualquier precio. Todo se tendrá que renegociar porque el trazado de las vías del tren de Alta Velocidad se llevará por delante historias personales, dramas de seres de carne y hueso, vecinos con nombre y apellidos y no solo casas y metros cuadrados.

Los cuatro tramos que han sido licitados entre Sorbas, Vera y Los Gallardos, con una longitud de poco menos de 20 kilómetros, van a dejar en la provincia más de 430 expropiaciones de terrenos, en su mayoría rústicos dedicados a la agricultura, de los vecinos de la comarca y también de algunas administraciones públicas como los ayuntamientos de Sorbas, Los Gallardos, Mojácar, Lucainena de las Torres, Sorbas y Los Gallardos, la Consejería de Obras Públicas, el Ministerio de Medio Ambiente y la Diputación Provincial, entre otras. También aparecen entre el conjunto de los propietarios la comunidad de regantes.

Los procesos de expropiación forzosa se iniciaron en el Levante de la provincia en diciembre, con los tramos comprendidos entre Sorbas y Los Arejos y Barranco de los Gafarillos, y afectan a parcelas que sus propietarios perderán definitivamente y otras previstas para la ocupación temporal que conllevan las obras. La superficie de los terrenos que expropiará en los próximos meses la Dirección General de Ferrocarriles varía considerablemente desde los dos metros cuadrados de Miguel Crespo, vecino de Los Gallardos, y los más de 100.000 que tendrán que enajenar a Hortícola Conesa S.L., empresa agrícola murciana de Yecla, en al menos dos tramos de la línea de Alta Velocidad entre Almería y Murcia.

A las expropiaciones, que ya se hicieron públicas a principios de año, les siguieron convocatorias de reuniones con los propietarios en las que los técnicos del ADIF les explicaron cómo hacer llegar la documentación de los terrenos previa a la valoración que marca la cuantía económica a percibir. Algunos de los afectados ya la han remitido y esperan conocer muy pronto las valoraciones del ADIF, que no ha sabido confirmar a este periódico si se han presentado alegaciones en el plazo de 15 días de información pública. José Antonio Cabezas, uno de los poco más de 50 afectados en Sorbas, asegura que "unos pocos tenemos que perjudicarnos por el beneficio de todos" y recuerda que en las reuniones mantenidas los propietarios no han mostrado oposición alguna, más bien disposición porque han comprendido la importancia del AVE. Juan Visiedo tiene en Alfaix su casa construida con el esfuerzo y ahorro de ocho años en la emigración: "Es una casa de de ciento cuarenta metros y me conformo conque me den otra casa en planta baja porque mi mujer está medio inválida y no puede subir escaleras". A Juan Visiedo, además de la vivienda, le expropian, entre los naranjos y la parcela de regadío, unos nueve mil metros cuadrados de tierra "y no sabemos cuánto, cuándo, cómo, nos van a dar". Tampoco lo sabe Francisco Javier Caparrós Soler, cuyos padres son propietarios de una finca de aproximadamente cien hectáreas en la barriada mojaquera de Las Alparatas que será partida en diagonal por la vía. "Lo único que sabemos hasta ahora es que hemos firmado las actas de primera ocupación porque viene como 'ocupación por vía de expropiación urgente'. El eje de la vía pasa por el salón de la vivienda que Juan Crespo tiene en Los Gallardos, Alfaix concretamente. Juan Crespo sabe que habrá de dejar la casa y nada más: "no tengo salvación, sin duda mi casa se derriba. No tengo ni idea de nada, hasta el día de hoy solamente nos han dicho que las viviendas las han dejado para lo último. Esto no se puede explicar, es un sufrimiento muy grande, el que quiera que se ponga en nuestro lugar. Mi mujer lo lleva peor porque el terreno es de sus padres, vamos, de toda la vida, y levantamos la casa trabajando mucho, que yo me iba al extranjero, a Francia, a arrancar raíces a destajo en los Alpes con una horca de hierro de dieciséis kilos de peso, y le digo más, tuve que vender el coche para terminar de poner las últimas tejas. Lo único que pedimos es que ya tendríamos que haber recibido una solución de dinero y saber que podemos irnos a otra casa". A Antonio Soler, otro más de entre los cientos de afectados por las expropiaciones, dice que "todos estamos igual, tres cuartos de lo mismo, lo que queremos es que nos aclaren todo esto cuanto antes y salir de tanta inseguridad". El tren pasará de largo por la comarca del Levante cuando toque, faltaría más, incluso puede que pare en Vera, lo que no sabrán los viajeros es que las traviesas se atornillaron con ilusiones y desencantos.

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