Hace un año desde que el Helimer 207, helicóptero de Salvamento Marítimo con base en Almería, cayó al mar y con él la vida de tres tripulantes que han dejado en tierra a mujeres, hijos, padres y, en definitiva, a familias enteras rotas por el dolor de haber perdido a sus seres más queridos.

Es la que el propio Ministerio de Fomento calificó como "la mayor tragedia de Salvamento Marítimo en Almería" y para cual se activó el mayor dispositivo de búsqueda de la historia. Hasta cinco ministerios aunaron esfuerzos para lograr rescatar a los tripulantes del interior de la aeronave que quedó encallada en el fondo del mar a una profundidad de 95 metros. También es el único asunto por el que, además de los almerienses, hasta el ministro de Fomento, José Blanco, lloró, como confesó el mismo durante la entrega de las Medallas de Oro de Protección Civil como reconocimiento.

Hasta el momento, ni siquiera se sabe qué fue lo que ocurrió aquella tarde del 21 de enero, cuando la torre de control del aeropuerto de Almería perdió la conexión con el piloto en plena conversación. Pero la investigación no cesa y los estudios están a pleno rendimiento.

La tripulación no comunicó problema alguno y en el momento del impacto contra el mar se disponían a volver a las pistas para repostar y continuar con el entrenamiento. Sin embargo, la Comisión de Investigación de Accidentes Aéreos sí ha descartado ya el fallo mecánico como causa del accidente, según publicó en el informe provisional en el que los técnicos apuntan a "una desorientación espacial" de la tripulación" como posible causa de la tragedia. Aún habrá que esperar unos meses para que las conclusiones definitivas se hagan públicas y pueda haber unos datos certeros y contundentes.

Mientras tanto, el único superviviente de la tragedia, Alberto Elvira, es el único que hoy recuerda los últimos momentos que se vivieron en el interior del Helimer 207. Un helicóptero que había sido clave en el rescate de decenas de personas en el mar y que quedó completamente destrozado, al igual que los tripulantes que no lograron sobrevivir.

Es una de las trágicas paradojas de la vida. Los que con una generosidad infinita se han jugado la vida por salvar la de cientos, miles, son los que aquel día, hace ahora un año, se dejaron la vida en el camino cuando realizaban tareas de entrenamiento para efectuar los rescates en el menor tiempo posible y ser aún más eficaces si cabe.

Los miembros de Salvamento Marítimo de Almería aún tratan de recomponerse y de superar lo ocurrido. Aseguran que es difícil volver al lugar y realizar la misma actividad que fue la última para José Luis López Alcalá, Kevin Holmes e Íñigo Vallejo. Sin embargo, se resisten a olvidarlo.