Almería

Expertos restauradores chequean el grado de deterioro de La Caridad

  • Cultura ha contratado la elaboración de un informe a especialistas para diagnosticar el estado de la primera estatua que tuvo la ciudad · La intención del Ayuntamiento es abordar su rehabilitación

La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Almería ha encargado a expertos en restauración de obras de arte un informe detallado sobre el estado en el que se encuentra La Caridad, la primera estatua que tuvo la ciudad de Almería. El diagnóstico pretende determinar las posibilidades de recuperación, así como su coste, de este ornamento sobre el que se ha cebado la lenta corrosión provocada por la humedad sobre el hierro.

Los encargados de efectuar este diagnóstico son los especialistas de la empresa Dromos, que ya ha trabajado para el Consistorio en anteriores ocasiones. Según ha informado la responsable municipal del área de Cultura, Lola de Haro, el informe determinará el alcance de la actuación y el presupuesto en aras de habilitar el montante económico necesario para recuperar aquellos elementos salvables de este conjunto escultórico, erigido en 1898 en homenaje a las víctimas de la devastadora riada que siete años antes sufrió la ciudad.

Los expertos de Dromos han concluido el informe, que fue remitido ayer a las dependencias de Cultura y está siendo supervisado por los técnicos municipales, por lo que los resultados del chequeo todavía no han sido facilitados. No obstante, la actuación se presume compleja e incluso hay zonas que difícilmente podrán recuperar su factura original.

El elemento más afectado por la acumulación de herrumbre es el rostro de la figura femenina que, desfigurada por el óxido, ofrece a los viandantes del último tramo de la Rambla (Oliveros), una imagen fantasmagórica. Otras partes de su cuerpo, así como los dos pequeños que acompañan a La Caridad, tallados también en hierro, se encuentran en mal estado, si bien su grado de deterioro es inferior y, por tanto, presentan más posibilidades de ser rescatados. Lo mismo ocurre con el soporte de sillares de cantería y con la lápida que recuerda las obras de encauzamiento de la Rambla, llevadas a cabo por orden de Alfonso XIII para evitar futuras catástrofes como la del 10 de noviembre de 1897, que se cobró la vida de una veintena de personas, entre ellas tres bebés y dos jóvenes.

El Ayuntamiento tendrá que evaluar ahora la urgencia de la actuación y su coste para dar vía libre a la restauración, o posponerla al término de la crisis, de esta modesta escultura cuyo precio en su días ascendió a 5.235 pesetas.

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